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Entrevue
Ruth Ferrero
Politóloga y experta en Rusia

«En Rusia no hay fuerza social ni política que cuestione el régimen de Putin en estos momentos»

La politóloga y profesora de la Universidad Complutense, Ruth Ferrero, advierte que «es muy difícil saber los movimientos que hay» en Rusia. Putin ha apuntalado la construcción de un régimen en el que él «está por encima del sistema político y su legitimidad no se discute».

Ruth Ferrero, politóloga y profesora de la Complutense de Madrid. (Cedida)

La invasión de Rusia a Ucrania está cerca de cumplir su quinta semana y todavía no hay un horizonte claro de resolución del conflicto bélico. Esa es una de las conclusiones a la que llega la politóloga especialista en espacio postsoviético Ruth Ferrero Turrión, profesora e investigadora de la Universidad Complutense de Madrid.

En entrevista con GARA, la académica explica la situación interna de Rusia y la casi inexistencia de oposición al presidente, Vladimir Putin, debido a un proceso de construcción de una autocracia legal en la que el líder «controla casi en su totalidad la acción del Gobierno» y con unos partidos opositores en la Duma (la Cámara Baja del Parlamento ruso) que dan «apariencia» de pluralidad, pero que funcionan en torno a la legitimación de un régimen que nadie cuestiona.

Además, señala que por el tipo de estructuración de la demografía rusa, la oposición desde la sociedad civil es minoritaria y se concentra en sus dos grandes metrópolis, «en un país que es fundamentalmente no urbano».

¿Cuál es el cuadro de situación que ve a esta altura del conflicto bélico?

Bueno, veo que Rusia está intentando controlar la parte oriental y sur del territorio ucraniano y que Ucrania refuerza el discurso en relación con sus socios occidentales en términos de recepción de más armas y más ayudas a la resistencia. No parece que vaya a ser un conflicto que se vaya a resolver en el corto plazo, por lo que estamos a las puertas de un largo proceso de guerra y de negociación diplomática. Tendremos que ver cuál es la posición occidental y cuánto va a aguantar la unidad de acción que alcancen sin que haya discrepancias internas entre los Gobiernos.

Se sabe poco de lo que sucede en el interior de Rusia con respecto a esta guerra y a la política interna en general. ¿Qué está pasando actualmente allí?

Es difícil saber los movimientos que hay dentro de Rusia, porque existe una opacidad informativa manifiesta, han cerrado los medios de comunicación no alienados y los únicos que emiten son los adheridos a las posiciones del Kremlin, por tanto es difícil saber las opciones verídicas. Lo que se puede saber es que no es un momento de revolución social y lo que hemos podido ver a través de las imágenes del propio Kremlin es que el presidente Putin controla casi en su totalidad la acción del Gobierno ruso. El video que muestra las humillaciones a las que fue sometido el jefe de la Inteligencia rusa pone claramente de manifiesto cuál es el nivel de control político.

«La Federación Rusa nunca llegó a ser una democracia plena»

Desde fuera se ve que Putin tiene el poder total, sin contrapesos ni mucho control democrático. ¿Es así?

Sí, sí... Es que el régimen ruso es ahora mismo una autocracia, no hay división de poderes y no es un Estado de derecho. Según va avanzando la guerra se va haciendo cada vez más duro y con tendencias autoritarias y, podríamos apuntar, totalitarias en términos de libertades. Rusia no es una democracia en categorías de ciencia política, y no lo era ya antes de la invasión ni después. La Federación Rusa nunca llegó a ser una democracia plena.

¿Nunca?

No. En 1993, con la instalación de la Constitución, hubo un intento, se concentró el poder en manos del presidente; y en 1999, ya empezó el Gobierno de Putin. Es decir, Rusia no es equiparable a una democracia liberal en los términos en los que se la suelen clasificar y conceptualizar.

¿Qué sucede con las fuerzas de la oposición y la Duma (Cámara Baja)?

No se trata de una oposición al régimen. A ver, estamos hablando de un país en el que ha habido una construcción de un régimen en el que Putin está por encima del sistema político. De hecho, en los últimos procesos electorales Putin evita adscribirse a cualquier partido político, él se pone por encima del sistema de partidos. Ese sistema da una apariencia de ser plural, pero hay unidad de acción en torno a la legitimación de la figura del presidente. En la Duma están los partidos Rusia Unida, los liberales, etc., pero todo es en torno a una legitimación del presidente de la Federación Rusa.

De forma descriptiva, podría decirse que Rusia tiene requisitos de una democracia liberal, pero en la ejecución de la norma no se está cumpliendo. Cualquier atisbo de oposición al régimen, no al sistema de partidos, es metido en la cárcel y se evita que se pueda presentar al sistema electoral. De esa manera evita tener sentados en la Duma a potenciales críticos, con detenciones que fueron dotadas de un marco legal que las justifique. El régimen autocrático no hace nada sin cobertura legal y la Justicia está controlada totalmente por el Kremlin.

¿Y fuera de las instituciones, por ejemplo con los movimientos sociales u organizaciones civiles?

Hay alguna movilización social, pero que se da en entornos urbanos solamente, y Rusia es fundamentalmente no urbana. En ciudades como Moscú y San Petersburgo hay alguna organización civil, sí se puede ver, pero es minoritaria en el sistema ruso. No se ha detectado una amenaza al régimen. Rusia no tiene ciudades grandes, salvo esas dos, que son grandes urbes. El resto no son ciudades internacionalizadas, son más bien medianas o pequeñas y están cautivas del ecosistema del Kremlin, sin capacidad de articular movimientos lo suficientemente fuertes. No hay fuerza social ni política que cuestione el régimen en estos momentos.

«Las zonas urbanas son más proclives a la apertura»

¿La sociedad rusa quiere democracia o habría que entender que no forma parte de su cultura política?

Es muy arriesgado decir que la sociedad rusa en su conjunto no comparte ese deseo, porque es una sociedad muy compleja. En términos sencillos, para simplificar, las zonas urbanas son más proclives a la apertura. Pero el debate occidentalista y eslavófilo ha estado presente siempre en la sociedad rusa. Se entiende que esto continúa en la Rusia actual y se muestra en los niveles de apoyo que tiene Putin desde que está en el poder. De hecho, las últimas encuestas le dan 70% de apoyo en encuestas creíbles.

¿Es verdad que se sobrestimó a las Fuerzas Armadas rusas y se subestimó a las ucranianas, como parecen interpretar muchos medios?

Desde Occidente se están echando campanas al vuelo, pero, por lo que sabe a partir de los especialistas militares, es cierto que en el momento del ataque ni siquiera los soldados rusos en el terreno sabían bien lo que iba a pasar y esto hizo que no estuvieran bien preparados en logística. Había muchos chicos de leva, o sea de ‘mili’, y allí se encontraron con gente parecida a ellos, de habla rusa, cultura similar, y les genera una disfunción. No es como en Siria. Masacrar a gente con la que compartes muchas cosas lingüística y culturalmente no es lo mismo y esto ha hecho probablemente que la eficacia del Ejército ruso haya quedado mermada. La subestimación de los ucranianos no la veo, pero no contábamos con la reacción occidental y el suministro de armas.

«¿Va a actuar el Gobierno ruso en Odesa como en Mariúpol? Bombardear una ciudad con ese peso simbólico puede ser arriesgado»

¿Cree que finalmente Odessa será tomada?

Es mucho especular. Creo que hay un interés geopolítico en el control de Odessa, la cuestión es si el Gobierno ruso va a actuar como actuó con Mariupol. Debe recordarse que Odessa es la perla del mar Negro y simboliza a Catalina la Grande, y es un lugar muy simbólico para la nación rusa. Bombardear una ciudad llena de cultura rusa y de importante peso simbólico en el imaginario ruso puede ser un poco arriesgado. Tenemos que ver si es capaz de tomarla sin arrasarla. Pero es claro que hay interés de aislar a Ucrania de los mares, dejarla como Estado continental para controlar su acceso al mar y dejar absolutamente colapsada la economía ucraniana, ya que desde Odessa salen casi todas sus exportaciones.

¿El fin de la guerra está próximo? En una entrevista usted ha dicho que cree que tal vez quede congelado.

Creo que no se ve un fin próximo a la guerra. De momento, hasta que Putin no pueda vender algún tipo de victoria no creo que vaya a haber avances en el proceso negociador, y eso podremos empezar a apuntarlo cuando tenga controlado Mariupol. A partir de ahí veremos si realmente se quiere sentar a negociar, esta es una guerra de desgaste. Rusia no va a querer negociar solo con Ucrania, va a querer negociar cierta arquitectura. Ucrania tampoco, porque necesita la protección occidental. Seguramente, en algún momento, en las negociaciones también habrá algún representante de Estados Unidos y de la Unión Europea.