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Entrevue
Jonas Carpignano
Cineasta

«En Calabria se reflejan todas las contradicciones de la globalización»

Nacido en New York en una familia de origen italiano, preparando ‘Mediterranea’, su opera prima, decidió instalarse en Calabria, concretamente en el barrio de Gioia Tauro que ha inspirado sus dos siguientes filmes, la multipremiada ‘A ciambra’ y ‘Para Chiara’, que llega ahora a las salas.

El cineasta Jonas Carpignano estrena en las salas ‘Para Chiara’. (Stayblack Productions)

‘Para Chiara’ es el retrato de una joven que al confrontarse con la actividad delictiva de su padre, miembro de la mafia, decide romper con su entorno.

Hay una línea de continuidad evidente en este filme respecto a sus dos anteriores largometrajes ¿Siente que conforman una suerte de trilogía?

Más que de trilogía yo hablaría de tríptico, porque se trata de tres miradas específicas sobre un mismo entorno pero cada una de esas miradas está hecha desde un lugar diferente con unos personajes distintos. Las tres películas están ambientadas en un espacio común y, como tal, son un intento por retratar ese lugar.

En ‘Para Chiara’ vuelve a centrar su mirada en el barrio calabrés de Gioia Tauro. ¿Qué le inspira de este lugar?

Es algo que resulta inexplicable incluso para mí. Cuando estaba rodando mi primer cortometraje acudí por primera vez allí buscando localizaciones. Mi idea era permanecer en el barrio unos días pero el influjo que aquella realidad ejerció sobre mí me llevó a fijar mi residencia en Gioia Tauro durante casi una década. Dicho lo cual, me gusta precisar que para mi este lugar es, efectivamente, una inspiración, pero no un laboratorio. Hago películas ambientadas allí porque vivo allí, no es que viva allí pensando en explotar cinematográficamente las peculiaridades del barrio.

¿Era consciente de los riesgos que asumía con esta película a la hora de penetrar en la cotidianidad de un mundo como el de la mafia?

Una de las ventajas que te ofrece vivir en un sitio como Gioia Tauro es que puedes confrontarte con esa realidad de una manera casi natural, pues resulta inevitable el impacto que el mundo de la criminalidad organizada tiene en ese microcosmos social. Lo que cuento en la película reproduce una experiencia real: un conocido mío fue arrestado bajo la acusación de pertenecer a la ‘Ndrangheta, la mafia calabresa, y me acuerdo de la conmoción que eso produjo en su hija que a partir de ese momento comenzó a ser consciente de en qué mundo vivía y cual era la posición que ocupaba su padre en ese mundo. Ese es el conflicto que cuento en ‘Para Chiara’. Como tal, no creo haber asumido ningún riesgo en la representación porque lo que estoy contando es algo muy cercano a mí.

El filme reflexiona sobre el papel que ocupa la mujer en esas estructuras sociales. ¿Hasta qué punto la crisis que vive la mafia y su código de valores resulta del cuestionamiento de la cultura del patriarcado?

Es algo que está íntimamente vinculado y tiene que ver con los procesos de globalización. La ‘Ndrangheta hace tiempo que dejó de ser una organización de carácter local y, en este sentido, Gioia Tauro, en particular, y Calabria, en general, no representan una realidad pintoresca, aislada del resto del mundo, sino que son un territorio cosmopolita donde se reflejan todas las contradicciones de la globalización. Las estructuras patriarcales sobre las que sustentaba su autoridad la ‘Ndrangheta se han debilitado y hay muchas chicas como Chiara que desafían lo que aún queda de esas estructuras arcaicas desde su posición de muchachas jóvenes que están en contacto permanente con el mundo y manejan otro código de valores.

¿En el caso de Chiara, su convicción a la hora de romper con esas estructuras, estaría más motivada por una conciencia de género o por razones de índole generacional?

Creo que son cosas que van indisolublemente unidas. Obviamente para una muchacha de hoy resulta mucho más fácil cuestionar esas estructuras que para una joven calabresa de los años 50 o 60 y eso es así porque en las nuevas generaciones existe una fuerte conciencia de género. Pero lo importante de su decisión no es tanto alejarse de ese entorno como el hecho de ser capaz de construir su propio código y corteza moral. Eso es lo importante, su toma de conciencia, la madurez que demuestra para decidir sobre su propia vida.

«Las generaciones más jóvenes tienen la capacidad de proyectar una mirada no contaminada por las viejas estructuras sociales y en esa mirada se atisba una posibilidad de cambio»

Tanto en esta película como en sus anteriores trabajos usted muestra una gran confianza en las capacidades de las nuevas generaciones a la hora de transformar la sociedad desafiando viejas jerarquías.

Sí, totalmente. Creo que el poder que tiene la realidad social a la hora de definirnos depende mucho de cómo la miremos y desde dónde la miremos. Las generaciones más jóvenes tienen la capacidad de proyectar una mirada no contaminada por las viejas estructuras sociales y en esa mirada se atisba una posibilidad de cambio, de revertir escenarios de injusticia y de desigualdad. Si algo define los tres largometrajes que he rodado es justamente ese deseo de ofrecer una mirada diferente sobre ciertas realidades.

Usted ha manifestado que antes de abordar cualquier historia necesita encontrar ese rostro que vertebre el relato. ¿Cómo encontró a Chiara?

Como decía antes, Chiara es un personaje inspirado en una muchacha que conocí hace algunos años. Una vez encuentro el personaje, el siguiente paso es encontrar a la persona encargada de encarnar a ese personaje. A Swamy Rotolo, la actriz que hace de Chiara, la conozco desde que tenía nueve años, la he visto crecer. Una de las ventajas de vivir en el barrio en el que ambiento y ruedo mis películas es que conozco bien a mis vecinos y eso me permite establecer relaciones de complicidad con ellos que después me sirven a la hora de hacer los repartos. En este caso, según iba escribiendo el guion, intenté ajustar la singularidad del personaje a la de Swamy.

Entonces, lejos de ser un desafío, para usted trabajar con actores no profesionales representa un estímulo, ¿no?

Es un proceso natural. Una vez elijo al protagonista, mi siguiente objetivo es rodearle de gente con la que se sienta a gusto, que le dé confianza ¿Quién podría interpretar mejor a los padres de Chiara que sus propios padres? ¿Quién mejor para hacer de amigas que ellas mismas? Eso es de gran ayuda para el intérprete pero también para mí en el sentido de que no tengo que trabajar en crear un vínculo emocional entre los actores para que estos asuman el comportamiento de sus personajes porque ese vínculo ya está ahí. Hay mucha sinceridad y muy poco de fingimiento en su trabajo y creo que eso redunda en la verosimilitud del relato.