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La crisis alimentaria se extiende

El incremento de los precios de los alimentos ya se está dejando sentir en todos los países, pero especialmente en aquellos más endeudados. La OMC advierte del impacto negativo de la guerra en Ucrania y pide corredores humanitarios para que los agricultores puedan plantar.

Un trabajador carga sacos de harina en Abiyán, Costa de Marfil. (Issouf SANOGO | AFP)

Sri Lanka se ha convertido en el primer país que suspende el pago de la deuda externa este año. Ya está negociando un rescate con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sus obligaciones suman 20.000 millones de dólares, casi el 40% del PIB del país, una carga cada vez más pesada por la crisis económica provocada por la pandemia y agudizada ahora por la guerra en Ucrania que ha llevado a una caída drástica del turismo, arruinando las cuentas públicas.

En marzo de 2020, Líbano también suspendió el pago de su deuda y desde entonces la situación se ha ido deteriorando hasta el punto de que estos días algunas panaderías del sur del país han empezado a cerrar por falta de suministro de harina. La dificultad para obtener divisas hace que, como explicaba a Arab News, Georges Berbari, director general de granos y remolacha azucarera, «las gestiones administrativas para el proceso de compra de trigo tomen mucho tiempo. Mientras tanto, los precios internacionales no dejan de subir. El monto asignado hace dos semanas ya no alcanza para comprar 50.000 toneladas de trigo». Unas palabras que ejemplifican el dilema de muchos países con escasos recursos ante el vertiginoso aumento en el precios de los alimentos.

La OMC advierte del impacto

Las crisis financieras y los elevados precios están dificultando a muchos países la capacidad de importar alimentos que cubran sus necesidades básicas. La Organización Mundial del Comercio (OMC) advierte que, aunque la participación de Rusia y Ucrania en el comercio mundial es relativamente baja, ambos países son exportadores clave de ciertos alimentos, por lo que el impacto de la guerra será importante. En conjunto suministran el 25% del trigo que llega a los mercados internacionales, el 15% de la cebada y el 45% de productos a base de girasol.

Es por ello que la directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, señaló en la presentación de las previsiones para este año que «lo que suceda en Ucrania y la posibilidad de poder cultivar lo que se ha plantado en invierno tendrá repercusiones» en los precios y en el agravamiento o no de la crisis alimentaria que están sufriendo varios países».

Asimismo, abogó por que se pueda abrir «un corredor humanitario para que los agricultores puedan plantar. El 80% del trigo se recolecta en julio, así que tiene que haber un paraguas humanitario para la cosecha de trigo y para que se pueda plantar en setiembre».

Mayor impacto en África

Antes del comienzo de las hostilidades, el precio del trigo llegó a aumentar un 31% para luego ceder un poco y quedarse un 21% más caro, mientras que la cebada ha subido un 30% y las habas de soja un 14%. Un incremento de precios que afecta especialmente a los países con menores rentas y mayor dependencia exterior.

Okonjo-Iweala consideró que la repercusión será más grave en un grupo de 35 países de renta media y baja de África que importan alimentos y fertilizantes de ambos países. «Algunos países en África subsahariana enfrentan la posibilidad de que los precios del trigo aumenten desde un 50% hasta un 85% por el impacto de la guerra en los cargamentos de grano de la región que pasan por el mar Negro», precisó.

La OMC pide que los países eviten el acaparamiento y solicita a los que tienen existencias adicionales que las saquen al mercado internacional.

«La historia nos enseña que dividir la economía mundial en bloques rivales y dar la espalda a los países más pobres no conduce a la prosperidad ni a la paz», apostilló Okonjo-Iweala