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Cinco pasos en horizontal, diez en vertical

La temporada en Segunda División entra en su recta final. El Eibar encara las cinco últimas jornadas al frente de la clasificación; Sanse y Amorebieta, obligados a una complicada remontada para mantener la categoría.

El Eibar disputará tres de sus cinco partidos en Ipurua, incluyendo la visita de un Valladolid al que aventaja en dos puntos. (Monika Del Valle | Foku)

En cinco semanas, el próximo 29 de mayo, concluirá la temporada en Segunda División, al menos para los 18 equipos que no disputen el play-off de ascenso. Cinco jornadas que el Eibar encara al frente de la clasificación y con todo a su favor para repetir el ascenso que, por primera vez, conquistó hace ocho años, también con Gaizka Garitano a los mandos. Sanse y Amorebieta, por el contrario, están obligados a dar el acelerón que se les ha negado hasta ahora con la salvación a siete puntos y sólo quince en juego.

Los cinco pasos serán en terreno llano para el equipo azulgrana aunque a estas alturas de la temporada hasta el más simple paseo parezca una ironman. Ya lo está comprobando el Eibar en las últimas semanas, en las que la acumulación de esfuerzos, la tensión, las bajas y la necesidad de puntos, en muchos casos imperiosa, de prácticamente todos los equipos de la categoría hacen que el tópico describa la realidad con más nitidez que nunca: hay que hacer muchas cosas bien para ganar los partidos y, además, tener la suerte de cara.

Lo deben estar cumpliendo los guipuzcoanos porque desde que se auparon a la primera plaza en la 24ª jornada, nadie ha sido capaz de desalojarles. Lamentablemente, tampoco ha habido manera de que el Eibar alejara a sus máximos, y en principio únicos, rivales por el ascenso directo. Sólo un punto le separa del Almería y dos del Valladolid, lo que augura un final de curso no apto para cardíacos.

Los azulgranas lo afrontan con esa pequeña renta y otro par de ventajas. Para empezar, disputará tres de sus cinco partidos en Ipurua. Aunque dos de ellos se presumen como el más complicado de los desplazamientos porque al campo eibarrés vendrán el Valladolid la próxima semana y el Tenerife –con el play-off por asegurar y quien sabe si optando todavía al ascenso directo aunque parece difícil– en la penúltima jornada. La visita de los blanquivioletas conlleva una oportunidad y una obligación. Porque si el Eibar gana, el paso será poco menos que definitivo pero si pierde, y a la espera de lo que suceda antes este fin de semana, un tropiezo no sólo podría dejar al Valladolid por delante en la clasificación, sino que también le daría el golaverage tras la derrota en Zorrilla (2-0) de la primera vuelta. Afortunadamente, y esa es la otra ventaja con la que afrontan los armeros esta recta final, los números sí sonríen respecto al Almería, al que se ganó en los dos partidos. También un triple empate en cabeza aseguraría el ascenso al Eibar, independientemente de lo que suceda la próxima semana en su duelo frente al Valladolid.

Si el Eibar representa la regularidad –tras un complicado inicio por el encaje de tantas piezas, se estrenó en el ascenso directo en la 11ª jornada y desde entonces sólo ha estado fuera de los dos primeros puestos en tres ocasiones– y la resiliencia, no hay más que ver cómo ha sumado bastantes de sus últimos puntos o que es el equipo que menos partidos ha perdido, el Valladolid tiene a su favor la inercia de la remontada que ha protagonizada tras un arranque de Liga más complicado aún que el de los azulgranas y que se prolongó bastante más en el tiempo, hasta el punto de que estuvo a punto de costarle el puesto a Pacheta. Pero también le pesan las dudas del que todavía no ha sido capaz de dar el gran salto, con el tiempo corriendo en su contra: sólo en cuatro jornadas ha llegado a ocupar plaza de ascenso directo, nunca el liderato. Tampoco tiene un calendario sencillo, con las visitas al Eibar y un Ibiza fuerte en casa y el choque con una Ponferradina que pelea por el play-off.

El del Almería es, sobre el papel, el más asequible. Se enfrenta a tres de los cuatro últimos clasificados –Amorebieta y Sanse, aunque a la desesperada pueden ser más peligrosos, y el ya descendido Alcorcón– a un Burgos con nada en juego y a un Leganés que para la última jornada debería estar prácticamente de vacaciones. Otra cosa es que lo solvente como quiere porque el juego de los andaluces ya no es el que hizo creer que para Navidades ya era equipo de Primera. Pero, como el Eibar, el equipo rojiblanco ha mostrado dos virtudes que le convierten en el gran candidato al ascenso junto al equipo azulgrana, además de su mínima ventaja sobre el Valladolid. La regularidad –ha ocupado uno de los dos primeros puestos en 32 de las 37 jornadas– y la capacidad para sobreponerse a los malos momentos, que le sirve tanto para solucionar partidos concretos –el lunes se impuso al Sporting con un gol en el descuento de un flojísimo partido– como para voltear rachas delicadas como la que atravesó a principio de año, cuando sumó un punto en cinco partidos para encadenar después cuatro victorias.

Las matemáticas y la realidad

Tirando exclusivamente de matemáticas, otros cinco equipos tendrían aún opciones de ascender directamente a Primera. Tirando de realismo, sólo el Tenerife, a siete puntos del Almería, parece capaz de evitar la pelea a tres aunque para eso tendría que protagonizar una recta final espectacular. De momento, su pelea está en la defensa de play-off, al que ahora mismo accedería junto a Valladolid, Girona y Oviedo. También en este caso, las opciones matemáticas abarcan a todos los equipos de la categoría salvo los seis últimos aunque la lógica invita a pensar que sólo Ponferradina, Las Palmas y, estirando mucho las cuentas, el Cartagena, tienen opciones de discutir todavía alguno de esos cuatro puestos.

Álvaro Peña trata de controlar un balón dividido ante un rival del Mirandés. (Oskar MATXIN/FOKU)

Una pared

Lo mismo sucede por abajo. Con la calculadora en la mano, hay todavía nueve equipos en riesgo de acompañar al Alcorcón, ya matemáticamente descendido. Pero parece complicado que Mirandés, Leganés, Lugo e Ibiza vayan a complicarse la vida hasta ese extremo. Con el Fuenlabrada al borde del desahucio, la pelea parece reducirse a cuatro equipos –Sporting, Málaga, Sanse, Amorebieta– en pugna por dos puestos. Una pelea en la que, lamentablemente, los nuestros parten con una desventaja considerable. Sus cinco pasos tendrán que darlos en una pared de piedra.

Sporting y Málaga, justo por encima del descenso, tienen siete puntos más que Sanse y Amorebieta. Además de la diferencia de puntos, amplísima cuando sólo hay quince en juego, tampoco ayuda la trayectoria que han dibujado hasta ahora donostiarras y zornotzarras. Ninguno de los dos ha sido capaz de firmar a lo largo de 37 jornadas la racha que necesitarían en este final de curso para salvar la categoría. El Sanse es el que más se ha acercado, tras enlazar tres victorias y un empate hace un par de meses. El Amorebieta llegó a firmar una de siete partidos en los que sólo encajó una derrota. Aunque tampoco pudo ganar más de uno, la gran laguna de los zornotzarras, que muchas veces han dado la impresión de merecer más pero, bien por falta de puntería, bien por falta de contundencia defensiva, bien por una serie interminable de malas decisiones arbitrales, no han sido capaces de traducir sus buenas actuaciones en puntos.

El Amorebieta trató de solucionarlo con un muy cuestionado relevo en el banquillo –algo a lo que han recurrido otros nueve equipos, en dos ocasiones en el caso de Málaga, Fuenlabrada y Alcorcón– y realmente Haritz Mujika ha mejorado los números de Iñigo Vélez de Mendizabal. Aunque lo haya hecho de forma leve y no alcance para voltear la situación de un equipo al que el técnico gasteiztarra dejó en su peor racha de la temporada pero a siete puntos de la salvación, la misma desventaja que tiene ahora con bastante menos margen de reacción por delante. El equipo vizcaino, además, sale perdiendo en todos los posibles empates con sus rivales, individuales o múltiples, salvo con el Málaga, con el que tiene el golaverage particular empatado y el general ligeramente a su favor.

El jugador del Sanse Robert Navarro protege el balón ante un rival del Sporting. (Andoni CANELLADA/FOKU)

Esas cuentas gustan mucho más en Donostia. Ha tenido ojo para elegir sus victorias el Sanse, que prácticamente ha sumado la mitad de sus puntos ante sus tres rivales directos. Cinco victorias en seis partidos que hacen que todos los empates, a tres, a cuatro o individuales, se salden a su favor. Otra cosa es que pueda llegar a utilizar esa baza para salvarse, para lo que necesitará remontar una desventaja de siete puntos en una recta final que encara sin haber resuelto las deficiencias que le han lastrado hasta ahora: sigue concediendo muchísimo en defensa, sigue costándole marcar y sigue sin poder contar asiduamente con algunos de sus mejores jugadores.

Su trayectoria, buen reflejo de esos déficits, no invita al optimismo. Aunque no cayó en descenso hasta la 14ª jornada, desde entonces sólo en una ocasión ha estado fuera. Peor aún es la del Amorebieta, que salvo en la tercera jornada, ha ocupado siempre uno de los cuatro últimos puestos. Claro que quizá sea más peligrosa la de sus rivales. Sobre todo la de un Sporting mucho más presionado y exigido e incapaz de frenar su caída en picado. El equipo asturiano llegó a liderar la clasificación en un muy buen primer tramo de la competición pero una pésima racha en otoño –2 puntos en ocho jornadas– le descabalgó de los primeros puestos y un 2022 desastroso –ha perdido ocho y ganado sólo dos de los trece últimos partidos– le ha asomado al abismo. La caída del Málaga no ha sido tan espectacular aunque su primera vuelta le mantuvo en la zona tibia, gracias sobre todo a su buen rendimiento en La Rosaleda, y la segunda amenaza igualmente con condenarle: sólo ha sumado un tercio de los puntos que ha disputado en 2022. Ni Sporting ni Málaga, en cualquier caso, han llegado a pisar el descenso en todo el curso.

Los andaluces también tienen en contra el calendario. En las tres próximas jornadas se enfrentan a rivales que pelean por el play-off (Las Palmas, Oviedo, Tenerife) para despedir el curso ante Burgos y Lugo sin, en principio, nada en juego. El Sanse tiene dos platos fuertes con los encuentros frente a Valladolid y Almería, que completan los choques con Fuenlabrada, Huesca y Zaragoza. También el Amorebieta visitará al Almería, así como al Cartagena. Además, recibe a Fuenlabrada y Huesca en Lezama, donde despedirá la temporada ante una Ponferradina que todavía puede estar pugnando por una plaza de play-off. Sobre el papel, el calendario del Sporting es el más asequible. Recibirá a Ibiza, Girona y Las Palmas y visitará a Huesca y Fuenlabrada.