Las matemáticas certifican la caída de un Biarritz Olympique desangrado en mil batallas
La derrota ante Castres el pasado sábado por un contundente 13-48 ponía el clavo definitivo en el ataúd del Biarritz Olympique, que perderá la categoría tras solo una temporada en Top 14. Un club, el rojiblanco, sumido en continuos conflictos y con un futuro muy poco halagüeño.
Las matemáticas certificaron el pasado fin de semana lo que ya era una realidad desde hace mucho tiempo, Biarritz Olympique jugará la próxima temporada en ProD2.
Lejos queda el 12 de junio del año pasado. Una patada de Stefon Armitage ponía punto y final a un agónico play off en Aguilera entre el conjunto local y sus vecinos del Aviron Bayonnais. Cruce de caminos entre los dos equipos vascos.
Dicen que lo difícil no es llegar, sino mantenerse. El salto entre el Top 14 y la ProD2 no es moco de pavo, los datos así lo demuestran. Los rojiblancos partían como uno de los candidatos a sufrir, junto al otro recién ascendido, Perpignan. Equipos como Brive o Pau aparecían en la quinielas como posibles alternativas.
Buen arranque, un espejismo
Las victorias ante Bordeaux-Bégles y Racing en dos de las tres primeras jornadas invitaban al optimismo, pero fue todo un espejismo. Los puntos llegaban cada vez de forma más esporádica, y en la recta final el equipo ha encajado una paliza detrás de otra.
Han sido solo cinco victorias en los 24 partidos disputados hasta la fecha, cuando faltan dos jornadas para terminar la fase regular. Por ejemplo Baiona terminó penúltimo el año pasado con el doble de triunfos, diez. Biarritz no gana en liga desde hace casi tres meses, el pasado 6 de febrero, cuando se impuso a La Rochelle.
El dato más preocupante es el de puntos encajados. Han sido hasta ahora 779, un promedio de 32 por partido. Así es imposible. Para hacerse una idea, el siguiente en la lista es Perpignan con 621.
Guerras institucionales
Por supuesto, la situación institucional no ha ayudado nada. Más bien al contrario. La cúpula del club, con el presidente Jean Baptiste Aldigé a la cabeza, sigue peleada con el Ayuntamiento y otros relevantes agentes políticos o mediáticos. A nivel interno tampoco están mejor las cosas, incluyendo luchas de poder para dominar otras parcelas del club, como la sección amateur. Un clima viciado que lastra cualquier proyecto deportivo.
¿Y ahora qué? Vaya usted a saber. El cruce de caminos podría repetirse, puesto que Aviron ya está clasificado para jugar las eliminatorias por el ascenso, peleando con Oyonnax por una segunda plaza que le metería directamente en semifinales, y además jugarla en casa. El futuro de Biarritz pinta oscuro, con unas instalaciones obsoletas –Aguilera tiene el encanto de la historia pero no da la talla, por decirlo suave–, una economía precaria y un ambiente en el que vuelan los cuchillos.
Aunque ciertamente todo esto ya sucedía hace unos meses,cuando una patada de Stefon Armitage despertaba alegrías pretéritas en la villa balnearia.