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En Nafarroa es posible un nuevo acuerdo para frenar a la derecha

A menos de un año de las elecciones en Nafarroa, se suceden las encuestas. Con matices, todas ellas muestran que la derecha está lejos de la mayoría absoluta y que es posible volver a articular acuerdos amplios para dar luz verde a un Gobierno y a unas políticas alternativas.

La lehendakari María Chivite y la consejera de Hacienda, Elma Saiz, junto a Bakartxo Ruiz y Adolfo Araiz (EH Bildu), durante una negociación presupuestaria. (Idoia ZABALETA | FOKU)

Menos de un año queda para las elecciones al Parlamento navarro y a los ayuntamientos y estamos ya en precampaña. En este contexto, en los últimos días se han dado a conocer varias encuestas (la de ETB Focus, una del PSN y otra de Navarra Suma) que, a grandes rasgos, muestran que las cosas cambian pero no tanto. Todas ellas muestran un escenario parecido en el Parlamento navarro y en el que los pactos volverán a ser determinantes.

Por un lado, la derecha vuelve a quedarse a las puertas. Todavía no se sabe si se presentará UPN en solitario o si se resucitará el espectro de Navarra Suma, qué pasará con Sayas y García Adanero, donde estará Ana Beltrán o si Simón Santamaría será el cabeza de lista de Vox. Lo que sí se sabe, o al menos se intuye viendo las encuestas, es que no lograran la mayoría absoluta necesaria para gobernar. Ni juntos ni separados. Ni siquiera la presentada por un triunfalista Javier Esparza era capaz de dar más de 17 escaños a UPN. Reconocen que les queda un mundo para llegar a los 26 de la mayoría absoluta.

Frente a ello, el PSN se consolida. Todas las encuestas apuntan a que seguirá siendo la segunda fuerza en el Parlamento navarro. Evidentemente, la suya le da un poco más y la de Navarra Suma un poco menos. Pero la tendencia es que se mantienen como la principal fuerza alternativa a la derecha y, por tanto, los acuerdos en el Parlamento deberían pivotar en torno a esta formación.

Parece que María Chivite ha sabido aguantar el desgaste de gobernar en un periodo marcado por la pandemia y una agresiva oposición por parte de Navarra Suma. ¿Puede deberse al rebufo de Pedro Sánchez? Puede ser. Pero Chivite, para sorpresa de muchos, aparece incluso más sólida que el presidente del Gobierno español.

EH Bildu se refuerza como el referente del tercer bloque en la política navarra. Para las próximas elecciones forales cambiará de cabeza de lista y será Laura Aznal la candidata. Las encuestas confirman su ascenso y su tercer puesto superando a Geroa Bai tras una legislatura en la que no ha formado parte del Gobierno pero ha resultado imprescindible para aprobar los presupuestos y para que saliera adelante cualquier iniciativa.

La coalición soberanista se ha mostrado como un socio exigente pero leal. Ha reclamado negociar todo lo que se ha votado y cuando se ha alcanzado un acuerdo lo ha defendido y puesto en valor. Ha condicionado la acción de Gobierno y parece que eso se valora. Ha confirmado que es una fuerza imprescindible para articular en Nafarroa políticas «progresistas».

Geroa Bai baja pero se mantiene. Su presencia en el Gobierno se ha visto eclipsada en muchas ocasiones, hasta el punto que parecía que era un Gobierno monocolor del PSN. En esta legislatura, se ha creado como partido Socialverdes para reforzar ese espacio político. La imagen es que es un espacio en transición y que le está costando.

La izquierda no abertzale obtendría unos resultados que le permitirían seguir incidiendo en la política navarra, pero menos de lo que desearían. Según EITB Focus, I-E lograría dos escaños y Podemos-Ahal Dugu, uno. La del PSN les da cuatro escaños en una candidatura conjunta, uno más que los que tienen ahora por separado.

La posibilidad de una candidatura conjunta está cuajando en este espacio, en el que ha habido relevo de direcciones. Begoña Alfaro es la coordinadora autonómica de Podemos-Ahal Dugu y Carlos Guzmán el de IUN. Además del relevo generacional, se ha implementado una apuesta por la unidad para evitar la fragmentación con la que acudieron a las urnas. Todo ello, siendo reflejo de una acción política conjunta y no una mera estrategia electoral diseñada en un despacho.

Un nuevo acuerdo pese a los enfrentamientos

En definitiva, poca cosa cambia y tras las elecciones podríamos encontrarnos en un escenario similar al de 2019, en el que sean necesarios los acuerdos para articular un gobierno alternativo a la derecha y, lo que es más importante si cabe, para que ese gobierno implemente políticas de izquierdas en los próximos años. Ese debería ser el objetivo de lo que Navarra Suma llama «el pentapartito». Al menos mientras en Madrid gobierne Pedro Sánchez y el PSOE dé al PSN el visto bueno para pactar a su izquierda.

La verdad es que esta semana no es la mejor para hablar de la necesidad de acuerdos amplios y de colaboración entre fuerzas políticas tras ver la que se ha montado con la Ley de Vivienda, la última de esas polémicas que recurrentemente sacuden la política navarra.

Resumen del martes: EH Bildu denuncia por la mañana que la Ley de Vivienda, que prevé avances importantes y sobre la que el lunes a las 19.00 había un acuerdo, está en el alero por discrepancias entre los socios de gobierno. No quieren revelar qué desavenencias son. A primera hora de la tarde, Geroa Bai afirma que hay «un chantaje del PSN», que vincula su voto favorable a la Ley de Vivienda a que Geroa Bai asuma los peajes a camiones. El PSN responde diciendo que «no hace chantajes, sino que negocia». Podemos-Ahal Dugu recuerda que la vivienda está en el acuerdo programático y que se está poniendo en riesgo el Gobierno de coalición. Mientras, Navarra Suma se frota las manos y habla de «Gobierno es descomposición».

Otro día en la oficina. Y la verdad es que no ha sido de los peores. Los enfrentamientos entre socios de gobierno y presupuestarios se han repetido en varias ocasiones, especialmente en los últimos meses: PAI, Ley del Convenio, profesores de religión, peaje para camiones... Tanto PSN como Geroa Bai han votado leyes junto a Navarra Suma. Geometría variable le llaman ahora a eso.

El discurso de que viene el lobo de la derecha no vale para siempre, se agota. También es verdad que en Nafarroa se conoce qué es la derecha. Y el lobo de Vox hace tiempo que estaba entre nosotros. Simón Santamaría fue el jefe de la Policía Municipal de Yolanda Barcina y ya entonces parecía de lo que ahora se llama Vox. Y vienen con ganas de desmontar todo lo que se ha avanzado. No hay más que ver la gestión de Enrique Maya en el Ayuntamiento de Iruñea.

Por tanto, en la cabeza y en la agenda de todas las fuerzas que no son la derecha debería estar la voluntad de llegar a acuerdos para, primero, frenar el acceso a la derecha y, después, articular políticas que beneficien a la ciudadanía.
Puede parecer poco, pero es lo que da la vaca.

¿Y en el Ayuntamiento de Iruñea? Los números de la encuesta Focus de ETB muestran que es factible desbancar a Enrique Maya o al candidato que presente la derecha, que no logra la mayoría absoluta. EH Bildu, con Joseba Asiron, se consolida como alternativa. El problema es que sigue haciendo falta el voto del PSN para desbancar a Navarra Suma o a UPN. Maite Esporrín no lo apoyó en 2019, pero a lo largo de la legislatura se han sucedido las iniciativas conjuntas de los tres grupos de la oposición (EH Bildu, PSN y Geroa Bai) que han marcado la acción política municipal.

Si se quiere, se puede. Habrá que ver si se quiere.