Bruselas no dota de financiación a la nueva línea de alta velocidad hasta la muga
El alcalde de Burdeos ha desvelado que la UE no contempla financiar por ahora el GPSO, proyecto de alta velocidad por cuya prolongación hasta la muga suspiraba, en la inauguración del espacio multimodal de Hendaia, Alain Rousset. El líder regional reafirma el «compromiso» europeo con el proyecto.
El gabinete del alcalde ecologista de Burdeos, Pierre Hurmic, dio a conocer a última hora del jueves una noticia que, como era de esperar, no ha caido bien en el despacho del presidente regional, Alain Rousset, que esta tarde desmentía que esté en peligro el apoyo de Bruselas al Gran Proyecto Ferroviario del Sudoeste (GPSO).
Es conocida la diferencia de puntos de vista en materia de infraestructuras entre el primer edil bordelés, con lazos de infancia en Donapaleu, y el presidente socialista del Consejo Regional de Nueva Aquitania.
El primero hizo público ayer que Bruselas no ha retenido en su plan de financiación de 2021 esa extensión del trazado de alta velocidad hacia Toulouse y Burdeos, a lo que el segundo respondía hoy que «hay que ir paso a paso». Tras explicar que con ese fondo, por las vicisitudes presupuestarias de la UE, solo se da dinero a proyectos ya en estado de ejecución, Rousset ha reiterado su confianza en el «compromiso» de la UE con un proyecto que mira hacia la muga.
Un proyecto que avala con decisión y hasta beligerancia como quedó de manifiesto en el discurso que el presidente regional pronunció, el 27 de junio, en Hendaia, durante el acto de inauguración del enlace multimodal que facilitará los desplazamientos cotidianos entre Lapurdi y Gipuzkoa.
Por su parte, el primer edil bordelés explicitaba en su nota que la UE no ha retenido el proyecto GPSO en el cuadro de su programa de proyectos 2021, referido a los Mecanismos de Interconexión en Europa (MIE).
Hurmic, que ya anteriormente había advertido de la fragilidad del plan de financiación de la nueva línea que enlazaría inicialmente Burdeos con Toulouse y Dax reforzaba ese anuncio con la petición expresa de que «se ponga en marcha una alternativa a la LGV, consistente en la modernización de las líneas actualmente existentes», a fin de cumplir con los objetivos que fija el plan ferroviario europeo en el horizonte de 2027.
Proyecto no seleccionado
Fue la propia presidenta de la Comisión de Transportes del Parlamento Europeo, Karima Delli, la que, en unas declaraciones hechas al margen del cónclave anual Connecting Europe Days, celebrado el 29 de junio en Lyon, descartó la financiación para el GPSO.
«No hemos seleccionado el proyecto de nueva línea de alta velocidad GPSO porque nos parece que existen alternativas, fundadas en la mejora de las líneas ya existentes, que permitirían disminuir de manera importante la huella medioambiental del proyecto, además de ser más útiles desde el punto de vista de la movilidad cotidiana de la población».
Esa fue la declaración de Delli que ha dado a conocer el alcalde bordelés, no sin recordar que en el proceso de votación de la financiación del GPSO a cargo de las distintas colectividades territoriales –la Mancomunidad Vasca se desvinculó del proyecto sin ni siquiera votar la petición de aportación financiera, pero el Consejo General de Departamento de Pirineos Atlánticos le dio su aval bajo ciertas condiciones– se aseguró que la contribución financiera de Bruselas -2,8 millardos- cubriría el 20% del presupuesto total atribuido al proyecto.
De ahí que Hurmic, que censura que se impusiera a las distintas instancias territoriales un proceso acelerado de aprobación de la aportación financiera, apele al Estado a tomar cuenta de las implicaciones de esa desafección de Bruselas hacia el proyecto.
Finalmente, recuerda que en septiembre de 2022 se abrirá en plazo para presentar las candidaturas a la ayuda europea, y aboga por que para esa nueva fecha se presente un proyecto que descarte el actual –«destructor de la biodiversidad, además de innecesario», asevera– y se cimente en la modernización del trazado ya existente, en la línea de la demanda que desde que se evocara por vez primera, hace más de dos décadas, la nueva línea de LGV vienen sosteniendo organismos ciudadanos de Euskal Herria, caso de la coordinadora Cade.
Alta velocidad sin fronteras
El presidente regional Alain Rousset, gran apologeta de la LGV, sembró la discordia con su correligionario, el alcalde socialista de Hendaia, Kotte Ezenarro, en el acto de inauguración del nuevo espacio multimodal Elgarrekin, que busca mejorar la movilidad transfronteriza.
El primer edil hendaiarra insistió en que «una mayoría de electos de Ipar Euskal Herria» no abogan por una segunda línea de alta velocidad, «sino más bien por que haya más trenes de cercanías».
Por el contrario, Alain Rousset, quien gestionó mano a mano con el ex primer ministro francés Jean Castex la aprobación del plan de financiación del GPSO, hoy tambaleante ante la falta de dotación europea, insistió en la «saturación» de la actual línea Hendaia-París para defender esa segunda LGV hasta Hendaia.
Añadió como argumento extra en favor de esa infraestructura «la necesidad de dar salida a la demanda que llegará desde la Península y en particular desde Euskadi», en un guiño al lehendakari Iñigo Urkullu que le precedió en el estrado y que, a su vez, destacó como gran prioridad la llegada de la «Y» a las tres capitales de la CAV, si bien aludió también al reto -con vistas de 2025- de que Baiona y Donostia queden conectadas con un tren directo.