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Ásperos cruces entre izquierda y derecha en el debate en el Congreso español

Los partidos del Gobierno español se han enzarzado en un bronco duelo verbal con PP y Vox, con guerra de cifras y un constante viaje al pasado con varias paradas en ETA. La ultraderecha anuncia que «derogará toda la porquería legislativa» cuando llegue a La Moncloa. Reconciliación entre PSOE y UP.

La portavoz del PP, Cuca Gamarra, aplaudida por los suyos tras su intervención. (Eduardo PARRA | EUROPA PRESS)

Tras las medidas anunciadas por el presidente del Gobierno español en la primera parte de la jornada sobre el Estado de la Nación, ha venido el turno de las respuestas. Los portavoces del PP y de Vox han tenido duras réplicas contra la narrativa de Pedro Sánchez, quien ha mostrado su versión aguerrida y ha rebatido duramente las acusaciones. Los representantes de Unidas Podemos han agradecido el giro progresista y han llamado a evitar la «pesadilla distópica» que sería una Moncloa con la derecha española.

La portavoz del PP, Cuca Gamarra, ha ofrecido su discurso observada por el presidente de su partido, el ahora senador Alberto Núñez Feijóo, quien ha estado presente en el hemiclo pero sin poder hablar. Sorprendentemente, la respuesta de la exalcaldesa de Logroño ha comenzado hablando durante varios minutos sobre ETA y Herri Batasuna y ha pedido un minuto de silencio para Miguel Ángel Blanco, que ha sido respetado a pesar de estar fuera de reglamento al no haberse pedido autorización, según la ha regañado luego la presidenta del Congreso.

«Trasladamos a los españoles que derogaremos la Ley de Memoria Democrática», ha dicho Gamarra, quejándose de los intentos de «reescribir la Historia». La portavoz ha planteado un escenario económico dantesco, de «oportunidad perdida» con una inflación fuera de control y en el que «ninguno de los proyectos» financiados por los fondos europeos «está en funcionamiento».

Haciéndose eco de la advertencia por restricciones energéticas sugeridas por Sánchez en su discurso del mediodía, la líder parlamentaria le ha preguntado: «¿No le da vergüenza pedir que se use menos el aire acondicionado cuando los españoles pagan el Gobierno más caro de su historia?», en alusión a la cantidad de ministerios.

A frases demagógicas como esas y sin mencionar propuestas, Gamarra ha concluido con un mensaje de propaganda electoral, anunciando que cuando gane el PP habrá «un Gobierno de unidad y agenda reformista que recupere la confianza, y se tendrá eso con Alberto Nuñez Feijóo, porque sí hay alternativa».

En sus minutos de respuesta (Sánchez es el único orador en este tipo de debates que no tiene límite de tiempo), el líder del PSOE ha lamentado que no escuchara «propuestas sino sólo evasivas», ha presionado al PP para que responda si van a apoyar el paquete de medidas progresistas anunciados, le ha rebatido los datos esgrimidos sobre el presunto desastre económico y ha disparado: «No es que tengamos la peor economía de Europa, es que sufrimos la oposición que más miente de toda Europa».

Con respecto a las críticas por los acuerdos con EH Bildu, Sánchez ha dicho que el PP «ha sido el partido que ha utilizado con fines espúreos el dolor de las víctimas» y que «se parapeta detrás del dolor de las víctimas de ETA para negar el deber moral que el Estado tiene de exhumar los cuerpos de las fosas franquistas», frase que ha provocado una ovación y hasta aplausos de la bancada de Esquerra Republicana.

También se ha permitido recordarles la polémica por las becas a familias de altos ingresos que dará la Comunidad de Madrid y mirando a Gamarra, ha ironizado: «Tras las becas para ricos, ¿qué van a plantear? ¿Un Imserso para millonarios en Bora Bora? ¿Un cheque de combustible para los yates?».

«Porquería legislativa»

Ha llegado luego el turno de Santiago Abascal en nombre de Vox, tercer grupo parlamentario más grande de las Cortes, quien se ha victimizado acusando al Gobierno de ejercer «violencia contra la oposición instada» desde Moncloa y ha dicho lamentar «la oposición tan dura» que se vio «obligado a hacer» a una coalición que ha calificado de rémoras «del Frente Popular».

El líder de la extrema derecha ha acusado al Gobierno de «obedecer a los dictados de la Agenda 2030» y de llevar a España a «una situación dramática» y ha criticado la ley climática, las restricciones a la energía nuclear y al proyecto de ley trans, por la cual, según su opinión, hará «tomar decisiones irreversibles a hombres que en forma caprichosa decidan ser mujer, por las confusiones» que los políticos «les han llevado».

Tras dar a entender que el PP tiene miedo de «confrontar con la izquierda» y denostar el acuerdo con EH Bildu por la Ley de Memoria Democrática, ha asegurado: «Nos comprometemos a derogar toda la porquería legislativa extremista, no nos va a templar el pulso. Derogaremos todo, desde la ley de suicidio climático, de rapiña fiscal, de promoción brutal del aborto, etc. Levantaremos todo lo que derriben, desde la economía hasta las cruces».

«Usted está de salida, si no está fuera ya. España necesita que usted se marche», ha concluido Abascal, sin dar propuestas y adelantando el rechazo a las medidas anunciadas. Eso ha dado pie a que Sánchez, con sarcasmo, dijera que cómo puede ser que no apoyase Vox estas iniciativas o la reforma laboral «si es un partido obrero, como lo asegura usted (Abascal)».

«Después de escuchar a las derechas, el gran problema que tiene la democracia española es ETA, a pesar que hace más de diez años desde su desaparición», ha dicho con una sonrisa el líder del PSOE, y ha afirmado que la «gran pregunta a hacerse es de qué museo salen ustedes», mirando a Vox.

Unidas Podemos

En su turno, Unidas Podemos ha dividido su exposición en sus dos portavoces, el líder de En Comú Podem, Jaume Asens, y el de Podemos, Pablo Echenique. El primero ha agradecido el «cambio de guión progresista» impulsado por Sánchez, ha pedido «llegar lo más lejos que se ha llegado nunca» con políticas de izquierda desde Moncloa y luego ha embestido contra el PP.

Asens ha mencionado algunos supuestos que hubieran ocurrido si no hubiera tenido éxito la moción de censura, en el cual entre otras cosas «se hubieran ilegalizado varios partidos de los que están aquí», y ha dicho que la «pesadilla distópica» que puede ocurrir si gobiernan es «un sueño» para las derechas. «No caigamos en la trampa de su ruido, la única foto de la vergüenza es la del señor Feijóo con un narcotraficante», ha apuntado. Además, ha dicho que al nuevo presidente del PP «se le cayó la careta de moderado y después del pacto con Vox en Castilla y León se le cayó la de demócrata».

También ha pedido que se elimine el delito de sedición y ha abogado por que el encuentro entre Sánchez y el president de la Generalitat, Pere Aragonès, tenga «valentía y responsabilidad». Ha concluido criticando el aumento en presupuesto de Defensa.

Por su parte, Echenique ha calificado al PP de «amenaza para la democracia» y le ha acusado de «comportamiento sedicioso». Además, ha agradecido a Sánchez por sus medidas, ha insistido con la Ley Mordaza y de Vivienda y ha dicho que el debate está mal denominado como «de la nación, porque en España se alberga más de una nación, hay varias».

Tres balas en el estrado

El portavoz del grupo de Esquerra Republicana, Gabriel Rufián, ha sido quien ha cerrado la jornada (este miércoles continuarán los otros grupos) y ha hecho énfasis en lo ocurrido en Melilla y la incoherencia que para él representa el trato a refugiados ucranianos con el resto.

«¿Cuál es la diferencia de Putin masacrando ucranianos y Erdogan masacrando a kurdos?», se ha preguntado, y ha puesto luego tres balas rojas en el estrado con las que «mataron» a los migrantes que quisieron cruzar la frontera. Ha explicado que se las había dado un compañero de ERC que visitó Melilla tras la tragedia, un gesto que a Sánchez le ha molestado y le ha respondido desde su escaño fuera de micrófono. Además, la presidenta del Congreso le ha regañado por la exhibición de las balas.

Hacia el final, Rufián ha enumerado las leyes que fueron aprobadas «gracias a los votos de ERC» y ha reivindicado su oposición a la reforma laboral por una ministra «que eligió antes a la CEOE».