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En su cara a cara, Sánchez pasa a la ofensiva y acusa a Feijóo de tener «insolvencia o mala fe»

En el debate en el Senado sobre la situación energética pedido por el líder del PP, el presidente del Gobierno español ha salido a aplastarlo: ha señalado que su fama de «buen gestor» no tiene asidero y le dice que se debe «a las grandes empresas energéticas».

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, sonríe durante la intervención de Alberto Núñez Feijóo. (Jesús HELLÍN | EUROPA PRESS)

El Senado es un cuerpo legislativo que suele pasar muy desapercibido en el Estado español y su poder es muy limitado con respecto al Congreso. Pero desde que el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, decidió renunciar a la Xunta y asumir un escaño allí, la Cámara Alta ha adquirido más eco mediático. Un ejemplo ha sido este martes.

Es que la semana pasada, el expresidente de la Xunta lanzó un órdago a Sánchez, pidiéndole públicamente tener un cara a cara en el Senado para debatir sobre la crisis energética y la inflación. Contra todos los pronósticos (incluso el PP filtró su sorpresa por la pronta aceptación), el líder del PSOE aceptó inmediatamente y finalmente han tenido, en la tarde de este martes, un áspero debate, con duros cruces que han recordado a los tiempos de los duelos con Pablo Casado.

Minutos después de las 16.00, Sánchez ha subido al estrado y ha comenzado a explicar su narrativa sobre la situación actual, el por qué pasa lo que pasa y un largo despliegue verbal sobre las medidas dispuestas por el Gobierno de coalición. A pocos metros, en el flanco izquierdo del hemiciclo, lo contemplaba Feijóo, con el exalcalde de Gasteiz Javier Maroto (hoy senador por Castilla y León y portavoz del grupo), sentado a su lado y a dos asientos el nuevo hombre fuerte del PP y número tres del partido, el andaluz Elías Bendodo.

El huésped de Moncloa ha aprovechado su largo discurso (era el único que no tenía límite de tiempo) para hacer un anuncio concreto: ha ordenado aprobar la inclusión de la cogeneración eléctrica de las industrias dentro de las compensaciones por el mercado ibérico (la llamada «excepción ibérica» acordada en la Comisión Europea), algo que beneficiará a ese sector industrial. Así, envía un guiño a los empresarios que utilizan la cogeneración y que venían haciendo reclamaciones por los altos costes de electricidad.

Bronco ida y vuelta

Sánchez ha tenido un discurso zigzagueante entre explicar medidas y el contexto que a su juicio está planteado en la crisis energética, climática y de precios, con fuertes acusaciones contra el PP. Desde el primer momento ha interpelado a la derecha y ha hecho mención de sus propuestas y sus intensiones políticas. Un ejemplo ha sido cuando ha afirmado que «algunos cambios de hábito» habrá que hacer «para defender nuestro modelo de vida» para luego enfatizar: «Lo que puedo asegurar es que no habrá escenas apocalípticas como auguran desde la derecha y la ultraderecha».

Ha asegurado que actualmente se vive «una situación plagada de incertidumbre», pero que puede haber «optimismo moderado» según los datos sobre la economía y el empleo en el Estado español, ya que el PIB crecerá 2% el año que viene y la inflación, según los pronósticos que ha citado, se desacelerará.

Además, ha hecho mucho hincapié en su negociación con los jefes de gobierno europeos para conseguir el mecanismo ibérico, por el cual dijo que se están «conteniendo las subidas de las facturas un 15%, lo que representa un ahorro de 2.000 millones de euros para los hogares y las empresas».

El primer rifirrafe ha llegado cuando, al mencionar algo relacionado con la política laboral del Gobierno, diputados del PP han gritado y se han hecho sentir, a lo que Sánchez ha respondido contundente: «No sé por qué se ponen así ustedes... en la crisis financiera no aplicaron ERTEs, ustedes aplicaron despidos masivos». Ha sido el primero de varios golpes y contragolpes.

«No permitiremos que algunos se beneficien de esta crisis, por muy ilustres que sean sus apellidos o sean amigos de tal o cual dirigente. Quizás algunos hayan llegado a pensar que España es suya, y van a comprobar que no. España es una democracia donde prevalece la voluntad popular, en el Senado y Congreso, no en algunos cenáculos madrileños», ha afirmado.

Acto seguido, ha comenzado a criticar al liderazgo de la oposición conservadora española y cuando se refería al debate público sobre la crisis energética, ha aseverado: «Un responsable público, un político, no puede comportarse como un chamán. Y lo que nunca debe hacer es jugar con el miedo de la población».

Al concluir su primera intervención, Sánchez ha considerado que estamos «al comienzo de algo nuevo, una nueva etapa en la que la economía tendrá más incertidumbre, pero también deberá ser más responsable» y ha abogado por encarar «reformas estructurales que cambien el statu quo» y ha citado el llamado impuesto al sol que estableció el Gobierno de Rajoy como un ejemplo de lo que no hay que hacer. «¿Por qué se aprobó eso? Porque no les gustaba el sol o porque (los miembros de aquel gobierno) obedecían a otra serie de intereses?», se ha preguntado, además de cuestionar «las terminales mediáticas» de las grandes compañías eléctricas.

El primero en intervenir tras la primera parte de Sánchez ha sido Feijóo, dando comienzo a una guerra de cifras y datos en los que ambos se han contradicho. «Usted dice que estamos creciendo más que nadie ¡y estamos creciendo menos que nadie!», ha exclamado. Sus críticas se han centrado en la gestión técnica y económica, aunque ha apelado a la victimización reiterando en más de una oportunidad que recibe «improperios» e «insultos» por parte del presidente del Gobierno y sus ministros.

En los acotados 15 minutos que tenía permitido hablar (ha quedado en larga desventaja con respecto a Sánchez en ese sentido), no ha perdido una nueva oportunidad para criticar al independentismo. «Usted tiene docilidad frente a las formaciones que sostienen al gobierno. Ya sabemos que puede dormir ahora gobernando con Podemos. ¿Con Bildu también puede dormir tranquilamente?». No ha sido la única vez que ha mencionado a esa formación soberanista y a ERC.

Tras exhibir en mano un plan de propuestas energéticas que ha dicho le enviará a Moncloa (aunque casi no ha esbozado las medidas que contendría), su discurso ha tenido mucho de batalla política y algunos golpes bajos (como cuando dijo que Sánchez pide esfuerzos de ahorro energético pero «usa el helicóptero para ir del centro a Torrejón») y hurgando en las diferencias entre el PSOE y Unidas Podemos, le ha preguntado: «Señor Sánchez, ¿no hay nadie con autoridad para mandar parar los continuos líos en su coalición?». Sobre el final, lo ha acusado de mentir constantemente, ha señalado que está exigiendo «racionamiento energético» a la gente y ha pedido tener en cuenta potenciar la energía nuclear.

El líder del PSOE se guardaba para su réplica a Feijóo las cartas más duras. Durante media hora, ha acorralado al ahora senador y ha hecho un minucioso desmentido de lo que, según él, son falsedades. La embestida ha ido subiendo de tono: ha dicho que no había presentado «una sola propuesta seria», le ha agradecido que, «al menos esta vez, no haya hablado de ETA, que la saca como comodín cuando le conviene» y ha acusado al PP de causar «un daño profundo a la democracia y convivencia» cuando dicen que el Gobierno es ilegítimo.

Sánchez ha dicho que perdió «la tibia esperanza» que tenía cuando asumió Feijóo tras «la defenestración de Casado por denunciar un caso de corrupción en su partido» y ha afirmado que no podía haber pactos legislativos con el PP porque «la mayoría de sus propuestas no tienen rigor técnico y muestra un desconocimiento» sobre cómo funcionan las cosas, para luego arremeter: «Las cosas que usted dice no avalan esa imagen de buen gestor que usted dice tener», lo que ha disparado la ovación de la bancada socialista en un clima que se ha vuelto parecido a aficiones deportivas.

El presidente del Gobierno español ha empezado a dar ejemplos de lo que él entiende como falsedades o errores dichos por Feijóo y ante cada una preguntaba «¿esto es insolvencia o es mala fe?». «Es difícil aceptar que su desconocimiento llegue a ciertos extremos», añadido. La andanada ha proseguido, con una cara notable del expresidente de la Xunta sorprendido por la ofensiva, y lo ha acusado de decir «falacias» cuando habla de energía nuclear y de querer «arrojar al gobierno al precipicio».

«Usted va a fracasar como fracasó el señor Casado. Pactar con ustedes es difícil porque a quienes ustedes representan no quieren un pacto, sus terminales mediáticas le esconden sus meteduras de pata, lo protegen. Puede que usted actúe con insolvencia, puede que actúe con mala fe, pero usted no olvida a quién se debe, que es a las grandes empresas energéticas», ha concluido un Sánchez envalentonado.

En su breve respuesta, Feijóo ha dicho que ese discurso «no era propio de un presidente» y que era un insulto a la democracia y a los militantes que lo acusara de haber llegado a donde llegó por el favor de empresarios. «Yo quería un debate sereno, hablar sobre política energética. Para esto usted podría haberse quedado en su despacho», ha señalado. En la respuesta, Sánchez ha dicho que al líder de la oposición «le importa un bledo cumplir la Constitución» y que por eso no pacta la reforma del CGPJ.

Dos caminos dispares

El choque en el Senado ha ido la escenificación de dos estrategias contrapuestas entre los dos líderes. Feijóo viene encabezando una remontada de su partido en las encuestas, aprovechando la leve caída de Vox y la casi desaparición de Ciudadanos, además del cambio de liderazgo.

La invitación al presidente a debatir en el Senado es parte de los intentos del PP de darle un perfil más «estatal» a Feijóo y que pueda confrontar directamente con Sánchez, ya que en el Congreso la encargada de ello es la portavoz Cuca Gamarra.

Por otra parte, el líder del PSOE ha decidido acelerar el giro a la izquierda, muy enfatizado en lo discursivo, como se ha podido constatar en el Senado, incluso utilizando frases que durante la campaña se cuidaba de no decir (criticar a los medios y a las empresas directamente). Ferraz quiere retomar la iniciativa y ha abandonado los guiños al centro.

Con la mira puesta en el período electoral que en unos meses comenzará, Sánchez ha convocado a los líderes territoriales del PSOE para el 17 de setiembre en Zaragoza, para activar el partido tras las vacaciones de verano, con la campaña llamada ‘El gobierno de la gente’, de cara a la batalla electoral. Al menos en este round que ha tenido lugar en el Senado, puede decirse que ha sido un nítido ganador.