Juliette Binoche: «Trabajar con Godard fue como tomar una ducha fría»
«Si no hay riesgo, no hay gesto artístico», ha dicho Juliette Binoche, una definición que sirve sobre su trayectoria como intérprete. La actriz francesa ha recibido esta noche el Premio Donostia de la mano de Isabel Coixet en una gala dirigida por el actor Eneko Sagardoy.
Una radiante Juliette Binoche ha recibido el premio Donostia de la mano de la directora catalana Isabel Cioixet, en una gala dirigida por Eneko Sagardoy, y que ha tenido lugar en el Kursaal donostiarra. Tras tener palabras de agradecimiento para el Festival por reconocer su trayectoria con este galardón, se ha mostrado agradecida por el amor, cariño y paciencia que ha recibido por parte de todas las personas que la rodean, comenzando por sus hijos, y llegando hasta los técnicos que trabajan en un rodaje. «No hubiese podido intepretar mis papeles sin ellos».
Con muchísima humildad, la actriz ha querido recordar asimismo a otro «compañero de viaje», el silencio. «El silencio es una presencia. Antes de una toma, antes de interpretar, el silencio es la fuerza de donde yo saco las emociones, las sensaciones. Aparece sin voluntad alguna, pero sin él no hay palabras, sin el silencio no hay espíritu. Cuando ese silencio es compartido con un equipo de cine, en ese momento se teje en un hilo de oro y eso se convierte en una película. Vivo en una obra que esta viva y que comparto con otros».
Juliette Binoche, una de las grandes actrices del cine europeo, ha acudido a Donostia a recibir el Premio Donostia por su trayectoria y a presentar ‘Avec l'amour et acharnement’ (se estrenará en castellano como ‘Fuego’), su tercer trabajo con la cineasta Claire Denis. Con este título Claire Denis obtuvo el Oso de Oro a la Mejor Dirección en el pasado Festival de Berlín. Por cierto, Binoche también sale en otra de las películas a concurso en Zinemaldia, ‘Le Lycéen’.
‘Avec l'amour et acharnement’ es una historia de «amor y deseo sexual en la madurez», como la ha definido la cineasta francesa. Se centra en el triángulo formado por la protagonista, su marido (Vincent Lindon) y la pareja anterior de ella, y está basada en la novela de tintes autobiográficos ‘Un tournant de la Vie’, de Christine Angot. Y es cierto: hay mucho amor, mucho dolor y mucho odio al mismo tiempo.
Cineastas y experiencias de las que aprender
Pero la protagonista del día es Juliette Binoche, una mujer que nació en París el 9 de marzo de 1964. Hija de artistas –padre, escultor y mimo; madre, actriz–, tuvo claro que quería dedicarse a la interpretación. Estudió en la Escuela de Arte Dramatico de París y enseguida comenzó en el teatro. Debutó en el cine con 'Les Nanas' (1984) y Jean-Luc Godard, un año después, le ofreció un papel en una película que sería todo un escándalo: ‘Yo te saludo, María’.
Del recientemente fallecido cineasta, un hombre que no tuvo buenas relaciones con las mujeres durante su vida, la Binoche no tiene buen recuerdo, aunque ha reconocido con elegancia que, con él, aprendió mucho. Tanto como que «esto es el patio del colegio», ha dicho en Donostia.
Debió de ser dura aquella primera experiencia en un rodaje con el «jefe» de la Nouvelle Vague: «En esa época yo trabajaba como cajera en unos grandes almacenes, para poder dedicarme a la interpretación, y el contraste entre lo que me pedía como actriz y lo que vivía en mi día a día, permanece en mi memoria. No me eligió para ese papel, pero creó un personaje secundario para mí y, luego cuando rodé con él, vi que el director de una película no es una persona que fuera a ayudarte y eso fue como una ducha de agua fría. Estuvimos como cinco meses dedicados a la película y no fue fácil, me producía angustia, pero aprendí que no podía esperar nada de él, que aquello no era el patio del colegio y que no había que esperar que te apoyaran sino estar preparada».
Juliette Binoche es una mujer de carácter, forjado por este tipo de experiencias. Cuando surgió el escándalo Harvey Weinstein, la actriz francesa, que ganó un Oscar en 1997 por ‘El paciente inglés’, producida por Weinstein, ya contó a ‘Le Monde’ que sus traumas por las agresiones sexuales de las que fue víctima al comienzo de su carrera –productores que intentaron propasarse, precisamente– le permitieron «armarse rápidamente» y protegerse: «Cuando trabajé con Harvey Weinstein, sabía a quién tenía delante», dijo al periódico francés.
‘El paciente inglés’ (1996) fue su debut en el cine anglosajón y aquel Oscar como mejor actriz de reparto su lanzamiento internacional, pero Juliette Binoche llevaba trabajando con todos los directores emergentes que surgieron tanto en el Estado francés como en otros lugares del mundo entre los 80 y 90: Krzysztof Kieslowski, Techiné, Kiarostami... en 2010 obtuvo el premio a la mejor actriz en el Festival de Cannes por ‘Copia certificada’, del iraní Kiarostami, película con la que obtuvo los tres grandes premios de mejor actriz en los festivales de cine de Berlín, Cannes y Venecia.
Sin nostalgias
Y es que esta actriz ha trabajado con toda una gran serie de cineastas, como David Cronenberg, el otro Premio Donostia de este año y ha ganado todo lo que se puede ganar en la industria. A pesar de todo, reconoce que no es nostálgica de aquel cine que le dio la fama en los 80 y los 90.
«No tengo una visión de conjunto del cine –ha admitido–. Soy más una mujer sobre el terreno, una actriz que busca en mí misma algo que me ayude a confrontarme a un guión. Lo que nos queda de los 80 y los 90 son la quintaesencia, de lo que nos acordamos de ella», ha reconocido.
Enamorada de la interpretación, no parece interesada por la dirección. «Bastantes cosas hago ya», ha dicho. «De un guión lo que me interesa es que haya un recorrido interior, de forma que haya una volución del personaje. Todos vamos viviendo cosas a lo largo de la vida: envejecemos, nos casamos, nos divorciamos... Todo ese recorrido iniciático es lo que más me interesa que se plasme en la interpretación».
Preguntada sobre si siente que existen menos papeles para actrices mayores, ha admitido que ella personalmente lo ha sentido así, pero que sí existe, evidentemente. También ha apuntado que hay que cambiar de actitud: «A veces me ha sucedido en el cine americano, que me han llamado para ser la esposa. Hay que saber rechazar papeles para no entrar en ese sistema. Tenemos que saber buscar proyectos nuevos y trabajar fuera de los códigos machistas».
¿Se arrepiente de haber rechazado a algún papel? (lo ha hecho, por ejemplo, con Spielberg): «Responderé como Edith Piaf: no me arrepiento de nada».
Un película es como una mayonesa
La cineasta Claire Denis ha definido a la actriz: «Cuando rodaba solo veía su belleza, pero no la de una mujer que es mona, sino su belleza profunda». Precisamente Denis ha sido la que más detalles personales ha dado ante la prensa sobre la Premio Donostia; más que ella misma, que se ha mostrado como una mujer discreta: «Es una mujer que ama vivir una vida plena, y la tiene, no solo como actriz. Lo hace todo de forma plena en la vida: trabajar en el jardín, cocinar, pintar, educar a sus hijos, preparar una película... lo hace todo siempre en profundidad».
De hecho, como buena cocinera, Binoche ha hecho un paralelismo sobre qué es rodar una película: «Es como hacer una mayonesa: cada elemento es importante y cada uno de sus ingredientes debe asumir sus riesgos».
Y un director o directora, ha añadido, es la que «lleva las bridas de una película». Por lo que eso, a veces, crea inseguridad si eres actor: «Hay que saber confiar», ha dicho.