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Iparragirre vuelve a ser juzgada con 488 años de petición tras anularse su absolución

Marixol Iparragirre ha vuelto a tener que negar su participación en un atentado fallido de ETA en Gasteiz en 1985. La represaliada vasca, para que la Fiscalía pide una pena de 488 años de prisión, ya fue absuelta de estos cargos en 2021, pero el Supremo lo anuló y la ha devuelto al banquillo.

Marixol Iparragirre, en la Audiencia Nacional española. (Juan Carlos HIDALGO/EFE/POOL)

Marixol Iparragirre ha tenido que volver a negar este lunes en la Audiencia Nacional que participara en un intento de atentado de ETA registrado el 21 de mayo de 1985 en Gasteiz. Ha remarcado que no comenzó a militar en la organización hasta 1990, y ha advertido de que no estaba aquí cuando tuvieron lugar los hechos que se le imputan. Sin embargo, la Fiscalía sigue pidiendo una pena de 488 años de cárcel por la supuesta tentativa de acabar con la vida de 21 policías.

Iparragirre ya fue absuelta de estos cargos en marzo 2021. El tribunal puso en cuestión un informe policial presentado en 2019, 34 años después del atentado frustrado contra un dispositivo policial en el polideportivo de Mendizorrotza. 

En la sentencia, la sección segunda de lo Penal de la Audiencia Nacional argumentó la absolución ante la contradicción de lo declarado por los peritos que elaboraron el atestado en 1985 y que solo encontraron la huella dactilar de una persona con las afirmaciones que se hicieron acerca de otro informe del que la «autoridad judicial no ha tenido noticia alguna hasta 2019» y en el que se afirmaba que aparecieron huellas dactilares de la acusada en dicho vehículo.

«La falta de aportación de datos suficientes de dicha contradicción, así como tampoco la aportación de las fotografías de las huellas que se utilizaron en el informe de 2019 ni cualquier otro elemento concluyente, crea una duda racional que no puede devenir en perjuicio de la procesada», señaló.

Absolución anulada por el Tribunal Supremo

Sin embargo, el pasado mes de julio el Tribunal Supremo anuló la absolución y ordenó repetir el juicio con diferentes magistrados.

El citado tribunal consideró que los jueces de la Audiencia Nacional que absolvieron a Iparragirre habían omitido «con una argumentación no racional» la valoración de una prueba dactiloscópica que «para el Fiscal, con fundamento objetivo, tenía un alto valor».

Este juicio es solo uno de los que está sufriendo Iparragirre desde su entrega tras cumplir condena en el Estado francés. En esta sesión ha hecho referencia a ello: «Llevo doce juicios en la Audiencia Nacional en plena pandemia con un cansancio físico y anímico enorme, por el último estuve dos meses en la cárcel de Alcalá esperando ir a la de Gasteiz, donde estoy ahora, y mi padre murió a las tres semanas», ha recordado.

Y ha añadido: «Desde el verano pasado he podido ir a casa después de cuarenta años y abrazar casa a mi madre, de 80 años».

En la vista han testificado los ya condenados por estos hechos Iñaki Gaztañaga y Santos Berganza, que han manifestado que Iparragirre no participó en esta acción ya que no formaba parte del comando y que si la implicaron en sus declaraciones ante la Guardia Civil fue por las torturas que recibieron cuando fueron detenidos.

Sobre la prisionera juzgada, Santos Berganza ha dicho: «Sé lo que ha aportado para el proceso de paz, para el cese de la actividad de ETA y para los presos, tengo ganas de conocerla pero no la conozco personalmente».