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El inusual elemento de cordura introducido por Rementeria

Rementeria, seguido de Aburto en un acto del PNV. (Juanan Ruiz | Foku)

Mientras el alcalde de Bilbo, Juan María Aburto, cree que el camino está desbrozado para que la Diputación de Bizkaia entre por fin en la financiación de las obras del soterramiento de la estación de Abando, Unai Rementeria sostiene que todavía quedan muchos aspectos que aclarar.

A reMglón seguido de que el alcalde de Bilbo, Juan María Aburto, se quejara de que poniendo fechas de finalización de las obras del TAV antes de contar con los estudios básicos «estamos empezando la casa por el tejado», le preguntaron sobre si la Diputación de Bizkaia entraría finalmente en la financiación de la obra de soterramiento de la estación de Abando, puesto que de momento no participa de ella.

Aburto respondió que «en el último paso que dimos con la firma del convenio, que yo creo que fue un paso definitivo, por primera vez se ponía blanco sobre negro el proyecto del TAV y los compromisos de las administraciones. Ahí hubo una encomienda de gestión al Gobierno vasco y la figura de la encomienda de gestión permite mucho más la colaboración entre los tres niveles administrativos, ya que entre otras cosas la financiación se hará vía descuento del Cupo, con lo cual es mucho más fácil. Pero insisto, es una decisión que la Diputación tiene que tomar».

Pero ya se ha visto que de momento la encomienda es un futurible y el presupuesto una incógnita, y al margen de otras razones o disputas internas, ahí ha encontrado la Diputación Foral de Bizkaia, una justificación más que razonable para su actitud, y lo dejó claro el 25 de mayo de este mismo año en una sesión de control de las Juntas Generales vizcainas.

El diputado general, Unai Rementeria, afirmó que antes de comprometer a nada el dinero público, «primero hay que aprobar la encomienda de gestión de la estación, publicarla en el Boletín, hacer el estudio informativo del proyecto y los informes sectoriales correspondientes y redactar el proyecto constructivo. Solo cuando esté todo eso definido, se sabrá de qué estamos hablando». Y concluyó que «será ahí, en ese momento, cuando tengamos que determinar cuál es nuestra participación, si la tiene que haber, y en qué se concreta».

La posición de Unai Rementeria es razonable y debiera aplicarse en todas las inversiones, también en otras muchas que lidera la propia Diputación de Bizkaia y que parecen convertirse en un concurso de ideas de pleno de política general en pleno de política general, poniendo o quitando túneles.

En el Estado español en general, y en las instituciones de la CAV también, no hay costumbre de someter las grandes infraestructuras a una auditoría que demuestre abiertamente cuáles serán sus beneficios públicos, económicos y sobre todo sociales. Suelen sustituirse por propaganda desmedida convertida demasiadas veces en una arrolladora apisonadora mediática alimentada con clientelismo político, publicitario o subvencional.

Estaría mejor utilizar el razonamiento que, sea por lo que fuere, Unai Rementeria aplica en Abando. Hacer todos los estudios, tener los proyectos, y después decidir si merece la pena desarrollarlo o no. Que es lo contrario de lo que se hace con el TAV, obra convertida en tótem a terminar al precio que sea.