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El mercado del petróleo continúa revuelto

El invierno está cerca y el mercado del petróleo no parece estabilizarse. El rifirrafe entre EEUU y Arabia Saudí por el recorte de la producción es el síntoma de unos equilibrios geopolíticos cambiantes, mientras que los inventarios estadounidenses bajo mínimos dan cuenta de la avaricia del sector.

Gasolineras cerradas a causa de la huelga en el Estado francés. (Christophe ARCHAMBAULT | AFP)

La decisión de la OPEP+ de recortar la producción en dos millones de barriles a partir de noviembre sigue condicionando el debate político. Las presiones estadounidenses a Arabia Saudí fueron respondidas por este país con un largo e inusual comunicado en el que explica las razones, fundamentalmente económicas, que le llevaron a tomar la decisión. El documento también envió varios recados a Washington. El tono no era precisamente conciliador y además sugería que la Casa Blanca tenía intereses a corto plazo al hacer referencia a que la decisión se había podido retrasar un mes.

La respuesta de la Casa Blanca también fue dura. Señaló que el ministro saudí de Exteriores podía intentar desviar la atención, pero que los hechos eran claros: podían haber esperado a la reunión de la OPEP el mes siguiente. Asimismo, la Casa Blanca apuntaba que otros miembros del cártel habían comunicado a EEUU de forma privada su desacuerdo. Las relaciones entre ambos países se están deteriorando rápidamente y parece que, de momento, cada parte mantiene su posición.

Michael Singh, un experto de The Washington Institute, considera «creíble» que la decisión saudí estuviera motivada por consideraciones económicas. Apunta que para los saudíes, la posibilidad de que Rusia detuviera sus exportaciones o que se impusiera un tope al petróleo de Moscú eran importantes amenazas económicas. Singh señala que tradicionalmente Riad es renuente a unir las decisiones sobre extracción de petróleo con la política, a no ser que su propia seguridad esté en juego.

A su juicio, el alejamiento entre ambas partes no ha comenzado ahora. Recuerda, por ejemplo, que la sección dedicada a Medio Oriente y Norte de Africa en la NSS (Estrategia de Seguridad Nacional) es cada vez más pequeña e irrelevante. Por otro lado, los tradicionales socios de EEUU en la OPEP se cubren cada vez más y no están dispuestos a alienarse de Moscú y Pekín. Cree que todos los indicios apuntan a que la relación camina hacia un modelo más abierto.

El cambio conlleva riesgos para ambas partes. Por un lado, a medida que crece la competencia geopolítica, Arabia Saudí se puede encontrar con que sus fuentes de prosperidad y de seguridad pueden divergir cada vez más, lo que le obligará a tomar en cuenta las consecuencias políticas de sus decisiones económicas.

Por otra parte, a juicio de Singh, la lección para EEUU es que debe reducir sus dependencias y vulnerabilidades mientras cuida sus relaciones exteriores. En este momento ocurre todo lo contrario: sigue dependiendo mucho de sus socios mientras las relaciones se deterioran.

Las amenazas de la Casa Blanca han encontrado un aliado en el Senado estadounidense, donde el senador Chuck Grassley ha introducido una enmienda en una ley sobre seguridad nacional que resucita la NOPEC y que es posible que llegue a votarse el mes que viene. Se trata de una norma que nunca ha sido aprobada y que permitiría a EEUU actuar contra compañías estatales de otros países, utilizando para ello las leyes antimonopolio de EEUU. De aprobarse, se produciría un cambio cualitativo en las relaciones entre ambos países.

Inventarios bajo mínimos

Mientras la tensión política aumenta, la IEA (Organizacion Internacinal de la Energía) ha reducido su previsión de demanda de petróleo para este año a 1,9 millones de barriles por día –60 millones menos que el mes anterior– y 1,7 millones para 2023, 470 millones menos. Unos datos que avalarían la postura de Riad. Sin embargo, también critica el recorte señalando que «aumenta los riesgos de seguridad energética en todo el mundo» y señala que los precios pueden ser «el punto de inflexión para una economía global que está al borde de la recesión».

Las reservas de combustibles en EEUU están al nivel más bajo para un mes de octubre desde 1951, pero las exportaciones de refinados están en cifras de récord, por el alto precio del combustible. 

En esta tesitura, la semana pasada se conocieron las reservas de combustibles refinados de EEUU. Cuentan con 106 millones de barriles de diésel y combustible para calefacción, el nivel más bajo a mediados de octubre desde que comenzaron los registros semanales en 1982. Y el más bajo para un octubre desde 1951. Además, a estas alturas del otoño, el tiempo para reponer existencias se ha acabado.

Una de las razones de estos niveles tan bajos parece estar en las exportaciones de productos refinados. La semana pasada, por ejemplo, superaron los 7 millones de barriles por día por primera vez en la historia. Los analistas indican que la Casa Blanca está presionando a las refinerías para que reduzcan las ventas en el extranjero y acumulen inventario, pero parece que los altos precios son un aliciente demasiado fuerte.

Joe Biden ha anunciado nuevas medidas para bajar el precio de los combustibles, pero no ha concretado nada más. Los precios siguen en registros de récord. Así, por ejemplo, el diésel bajo en azufre está por encima de los 200 dólares el barril, el registro más alto desde mayo de este año, y en Europa las refinerías francesas en huelga. Todo se complica con la llegada del invierno a la vuelta de la esquina.