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Entrevue
Abdulkerim Omar
Copresidente de la Administración del Norte y Este de Siria (Rojava)

«Hemos acabado con la existencia física del Estado Islámico, pero pervive ideológicamente»

Copresidente de la Administración del Norte y Este de Siria (Rojava) y ministro de Exteriores, Abdulkerim Omar, se encuentra en una gira diplomática por Europa en el marco de la que ha llegado a Euskal Herria.

Abdulkarim Omar, en la plaza de Nabarreria de Iruñea. (Iñigo URIZ | FOKU)

Abdulkerim Omar, copresidente de la Administración del Norte y Este de Siria (Rojava kurda) y que actúa también como ministro de Exteriores, está visitando Euskal Herria en el marco de una gira diplomática en la que han visitado los parlamentos de Gasteiz y Nafarroa. Explica que en este viaje han visitado varios estados europeos, incluido el español, donde han mantenido contactos en Catalunya con agentes políticos y sociales. También han acudido al Senado y al Congreso españoles.

«El objetivo es presentar la situación política en la que nos encontramos tras muchos años de guerra en Siria. También queremos dar a conocer la realidad de la autonomía del Norte y Este de Siria, explicar cómo se creó y presentar nuestros objetivos políticos, cómo queremos crear una nueva Siria y resolver los problemas existentes en nuestra área. Queremos exponer las dificultades económicas y políticas que tenemos en la región autónoma y explicar el peligro que todavía representa el Estado Islámico (Daesh) y las amenazas que sufrimos por parte de Turquía en nuestra región», explica Omar.

«Hemos luchado contra Daesh con muchísimo sacrificio. Hemos tenido más de 12.000 muertos, 24.000 heridos y miles de niños que se quedaron sin familias. Hemos podido acabar con la administración de Daesh, con su existencia física en nuestro territorio, pero todavía no ha terminado ideológicamente. Sigue siendo un peligro en la región, tienen decenas de células dormidas, destaca Omar.

Junto a ello, el representante de Rojava destaca el riesgo que suponen la existencia de miles de detenidos por su vinculación con Daesh. «Están en nuestras prisiones, pero todavía no hemos podido juzgarles. Son unos doce mil y provienen de 52 estados, de los que ninguna ha repatriado a sus criminales, por lo que sigue siendo un peligro para nosotros. Además, tenemos alrededor de 60.000 personas que son familiares de miembros del Estado Islámico. Son mujeres y niños que están en el campo de Al-hol y Roj», explica.

En este sentido, destaca que el campo más peligroso es el de Al-hol, que alberga a 58.000 personas y reconoce que su interior está controlado por el Estado Islámico. «Hay decenas de miles de niños que están allí formándose con la ideología del Estado Islámico. Si se continúa de esa forma, tendremos un problema que se extiende a una nueva generación. Consideramos que es un problema de ámbito internacional, por lo que necesitamos apoyo internacional. El peligro del Estado Islámico sigue sobre nosotros y sobre el mundo entero», señala.

Omar destaca que en Rojava solo han hecho una guerra, la que han mantenido contra el Estado Islámico. Subraya que nunca han atacado a Turquía. «En realidad, queremos que nuestras relaciones con Turquía sean buenas. Pero Turquía tiene problemas con nosotros. Es Turquía quien nos ataca. El problema es que en Turquía hay más de veinte millones de kurdos y tiene problemas que no ha resuelto. El miedo de Turquía es que nuestro proyecto político se imponga en Siria y se expanda», señala.

Del frente de guerra al agua

«Turquía empezó a atacarnos nada más proclamar nuestro gobierno autónomo. En primer lugar, utilizó una organización terrorista contra nosotros. Cuando fracasó, utilizó al Estado Islámico. En Kobane resistimos y el Estado Islámico no ganó la guerra contra nosotros. Entonces, Turquía nos atacó directamente. En primer lugar, ocupó Afrin, aliándose con Rusia. Después se alió con Trump, quien dio luz verde a Turquía para entrar en la zona. La consecuencia son cientos de miles de refugiados que proceden de estas zonas ocupadas por Turquía. En esas regiones, Turquía está llevando a cabo un cambio demográfico contra los kurdos. Y no se para ahí, quiere trasladar a un millón y medio de árabes sunitas desde Turquía para ponerlos en zonas kurdas. Cotidianamente bombardea la región del Norte y Este de Siria. Sus drones sobrevuela 24 horas la región autónoma», denuncia.

Junto a ello, destaca que Turquía utiliza el agua como elemento de guerra contra los kurdos de Rojava, cortando el suministro en Hassake, donde viven más de medio millón de personas. Por ello, están obligados a distribuir el agua con camiones.

«Erdogan quiere cimentar su futuro con el exterminio del pueblo kurdo. No solo a los de Rojava, sino a la totalidad del pueblo kurdo. En Kurdistán Norte, por ejemplo, hay miles de detenidos políticos por su vinculación con el HDP. Hay alcaldes y diputados encarcelados. También está intentando ocupar Kurdistán Sur [el iraquí], donde utiliza incluso armas químicas. Ha bombardeado incluso la región de Sinyar, donde viven los yazidíes, que fueron masacrados por el Estado Islámico. Desgraciadamente, estos ataques de Erdogan y de Turquía se hacen delante de la comunidad internacional y no hay ninguna reacción», añade.

Preguntado sobre si la guerra en Ucrania ha provocado que todo el foco mediático se centre en este área, abandonando lo que sucede en su región, Omar responde que sí. «Desde el conflicto entre Rusia y Ucrania nuestra región ha sido olvidada por la comunidad internacional. Erdogan quiere aprovecharse de la situación para sus intereseses. El último ejemplo son las condiciones que ha puesto Erdogan para permitir el acceso de Suecia y Finlandia en la OTAN, ha logrado medidas contra los kurdos», explica.

Omar considera que Erdogan tiene tres razones para atacar a Rojava. Por un lado, quiere ensanchar las fronteras turcas coincidiendo con el centenario de la República turca [fue creada el 29 de octubre de 1923]. En esta línea, ha ocupado zonas de Siria y del Kurdistán iraquí. El segundo motivo es usar a Rojava para olvidar los problemas internos. Junto a ello, como tercer motivo, considera que tiene la vista puesta en las elecciones del año que viene y busca victorias en el exterior para asegurarse un nuevo mandato.

La Administración de Rojava impulsó un modelo basado en el confederalismo, con respeto a los derechos de las mujeres y de minorías étnicas y religiosas. Pese a la difícil situación en la que se encuentran, siguen con el mismo proyecto político. «Queremos que sea un modelo para toda Siria y que se cree un estado descentralizado y democrático que respete a todos los pueblos de la zona», destaca.