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Urkullu en 2017: «Si la condición es la fiscalidad, hay que negociar»

Bingen Zupiria explicó ayer a la oposición que la petición de cambios fiscales para aprobar los presupuestos no debe hacerse al Gobierno, pero eso no es lo que dijo Iñigo Urkullu en 2017 cuando quien se lo pedía era el PP.

Zupiria, Urkullu y Azpiazu conversan y ríen en los pasillos del Parlamento. (Raúl BOGAJO | FOKU)

El Departamento de Economía y Hacienda que dirige Pedro Azpiazu está preparando las respuestas que dará este miércoles a las propuestas presupuestarias que le hicieron el miércoles pasado los grupos de la oposición, pero ya va advirtiendo de que no será fácil llegar a acuerdos.

Ante las peticiones de hacer cambios en la política fiscal, el portavoz del Ejecutivo autonómico, Bingen Zupiria, recordó a la oposición que el debate sobre una reforma fiscal se debe plantear en las diputaciones. Entrevistado en ETB1, recordó que la Comunidad Autónoma Vasca «tiene la estructura que tiene», que cada institución tiene «sus facultades y competencias», y que «hay que plantear a cada una de ellas solucionar lo que está en sus manos».

Añadió Bingen Zupiria que «todos sabemos, por ejemplo, que en nuestra comunidad las normas y decisiones fiscales se adoptan en las diputaciones forales, y que en ellas se debería plantear ese debate, y no hacer esa petición al Gobierno Vasco».

Lakua, «institución afectada»

Pero las certezas que pretendió transmitir ayer el portavoz del Ejecutivo, no siempre fueron tales. Depende de si el Gobierno cuenta o no con mayoría para aprobar los presupuestos y de si las propuestas del reforma fiscal llegan desde la izquierda o desde la derecha.

En 2017, PNV y PSE necesitaban de apoyos para aprobar las cuentas y optaron por el PP, que pedía una reforma fiscal. El lehendakari, Iñigo Urkullu, se implicó personalmente. Según relataron diarios del Grupo Noticias, explicó que «si plantean como condición sine qua non la fiscalidad, hay que negociar», a pesar de que el ámbito tributario corresponda a las tres juntas generales de los territorios. Solventó la contradicción diciendo que «somos una institución afectada». Urkullu sostuvo que aunque, «en principio, los presupuestos no están ligados a la reforma fiscal», había que negociar con el PP.

Y así se hizo. De hecho, el acuerdo fiscal entre PNV, PSE y PP se alcanzó de noche, pocas horas antes de que se acabara el plazo para la presentación de enmiendas al presupuesto. Para que no hubiera ninguna duda de la relación entre la reforma fiscal y las cuentas, el PNV publicó un tuit con este texto: «este acuerdo, además de aportar certidumbre fiscal al conjunto del país, genera el contexto político propicio para que este esfuerzo compartido se traslade al ámbito presupuestario en las principales instituciones vascas».

«Ingresos venideros»

En el pleno de debate de las enmiendas a la totalidad, el consejero Pedro Azpiazu reconoció también que «gran parte de la negociación» estuvo «condicionada» por aquella reforma, lo que justificó definiéndolos como «espacios fiscales que tienen que ver con los ingresos presupuestarios de ejercicios venideros».

Es decir, que cuando el PNV lo necesita, admite que en el debate presupuestario se pueda incluir la reforma fiscal, por ser una «institución afectada» y tener relación con «los ingresos presupuestarios de ejercicios venideros». Y lleva de la mano con él al PSE.

El PP se mostró muy satisfecho de la reforma lograda, que también fue aplaudida por Confebask. Las JJGG de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa fueron aprobando las nuevas medidas que, entre otras cosas, rebajaban el Impuesto de Sociedades del 28% al 24%, un punto menos que la norma estatal. Y esa reforma se mantiene y los partidos del Gobierno se niegan a debatirla.