«Hay que reducir el metabolismo de la economía y su dieta hipercalórica»
El investigador del CSIC Antonio Turiel desmonta la idea de una «transición sencilla» en su nuevo libro ‘Sin energía’, en el que llama a un «gran descenso» del crecimiento mundial para evitar una hecatombe económica en un planeta con recursos finitos cuyos habitantes no paran de consumir».
Un capitalismo que se adapte a los límites del planeta y sus recursos. Ese es el eje de la «transformación radical» que pregona Antonio Turiel Martínez, doctor en Física e investigador del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC.
En su nuevo libro ‘Sin energía. Pequeña guía para el gran descenso’ (Ed Alfabeto, 2022), este científico nacido en León pero residente en Girona hace tres décadas hace una implacable radiografía de la crisis energética actual y sus consecuencias ambientales y económicas. Asegura que con las renovables «no va a alcanzar y decir que podrán sustituir a los combustibles fósiles en forma total no es verdad» y que la pandemia ha acelerado un proceso que, de no haber cambios sustanciales, abrirá una fase de severa crisis del capitalismo.
¿Por qué el subtítulo del libro es «Guía para el gran descenso»?
Porque lo que estamos viendo es un proceso de descenso energético inevitable. Nos dan una idea de transición sencilla y no lo es para nada, es técnicamente imposible. Cada vez vamos a tener menos energía y el titulo Sin energía’ es porque no la habrá para continuar haciendo las cosas como hasta ahora.
En mi libro ‘Petrocalipsis’ escribí el marco general de la crisis energética y el declive por razones geológicas de las fuentes de energías no renovables y que las renovables no pueden cubrir el enorme agujero que están dejando. En el nuevo libro intento contar qué va a pasar en los próximos años, de manera aproximada, claro. Hablo de los procesos en marcha y sobre todo cómo afectan en Europa. Aquí en Europa hay un poco de inopia, pensando que las cosas van a ser fáciles de solucionar y esto no va a ser fácil, de sencillo no tendrá nada. Hablo de cosas concretas, como la crisis del diésel, que es un problema global, de los apagones, si son voluntarios o involuntarios, etc.
«Lo que habría que hacer son cambios de carácter estructural pero nadie quiere abordarlos porque implica cambios en el modelo socioeconómico»
De cuando escribió ‘Petrocalipsis’ en 2020 hasta ahora, ¿su diagnóstico y previsiones han empeorado mucho, poco o nada?
Ha empeorado mucho. El proceso se ha acelerado. Lo que motiva ‘Sin energía’ es el hecho de que se está produciendo una clara aceleración. Las cosas que hablamos ahora en Europa eran impensables hace un año. La guerra en Ucrania ha sido un acelerador de los problemas energéticos, a finales de 2021 ya teníamos gas y combustible caro, cosas que ya estaban empezando. Es importante darse cuenta de que hay procesos que están en marcha y que si pasa esto es porque hay un problema estructural que implica cambios estructurales. Las políticas que se están implementando son todas coyunturales y hay hasta rescates a energéticas. Lo que habría que hacer es cambios de carácter estructural pero nadie quiere abordarlos porque implica cambios en el modelo socioeconómico, un cambio del capitalismo por un modelo mas evolucionado.
¿Cómo se llegó hasta aquí?
Acabamos chocando con los problemas de sostenibilidad del capitalismo y límites biofísicos del planeta. El planeta es finito y puede absorber cantidad finita de todo. Aquí está el problema de fondo. La razón por la cual no se acepta que esta crisis energética tiene base estructural y que irá empeorando es porque llama a una superación del capitalismo que se adapte a los límites. Esto es a día de hoy un anatema, un tabú, que al momento que lo mencionas espanta a determinadas personas. No se puede hacer una crítica real profunda al capitalismo; si es superficial, sí, pero si vas a las raíces, no gusta. Cuando mi hijo tenia 6 años le expliqué que no se podía crecer para siempre en un planeta finito y lo entendió a la primera. ¿Cómo no lo puede entender entonces un señor con corbata? Nuestros responsables políticos no van a contradecir los intereses de los grandes capitales. Es un intento estúpido intentar crecer siempre en planeta finito.
¿Ejemplos en los que se visibilice esta crisis?
El problema más grave y con más repercusión es la crisis del diésel. El diésel es la sangre del sistema, lo usan los tractores, excavadores, etc. Su falta motiva que se encarezca el precio de las materias primas y causa un problema generalizado, incluyendo crisis alimentaria. La producción de diésel llegó a su máximo en 2015, y de 2018 a 2021 bajó 15%. Ahora ha repuntado apenas. El momento histórico en el que estamos es que las materias primas energéticas empiezan su fase de declive, la extracción va descendiendo con el tiempo y esto no se puede evitar, tiene que ver con la geología, aunque mejores los procesos de extracción. Si gasto más energía que la que luego me devuelve el petroleo, la estoy cagando. La producción de petroleo crudo, convencional, llegó a su máximo en 2005, hace 17 años, ha caído 12% desde entonces.
Es un proceso gradual y para compensar eso se metieron otras cosas, los petróleos no convencionales, en este batiburrillo está el fracking de EEUU o el petróleo extrapesado de Venezuela y Canadá. Contando con estos petróleos no convencionales, que no se puede aumentar tanto su producción porque son limitados, más el convencional, el máximo fue 2018. Para producir diésel se requiere unas mezclas muy concretas de hidrocarburos. Ese es el motivo por lo que el diésel empieza a caer antes que la producción de la gasolina, que no tiene tantos problemas. Y cae más deprisa. A esto se le junta el problema del gas en Europa agravado por la guerra y luego los problemas asociados a estos, como el de las materias primas.
«Vivimos en una sociedad compleja con muchos lazos de retroalimentación y eso lo que hace es que sea más frágil y lleva a un efecto dominó»
¿Por qué en su libro habla de «crisis anidadas»?
Están todas conectadas, cuando te falla una empiezan a fallar otras. Por ejemplo la escasez mundial de diésel hace que se encarezca la producción de alimentos y la crisis alimentaria hace que los más consumidos se encarezcan. Y hace que crezca la producción del aceite de palma, que se pretende usar para diésel, entonces retroalimenta la escasez. La falta de diésel repercute en la extracción de minas de carbón, falta entonces para producción de electricidad y las fabricas en China van a menos rendimiento, por tanto falta acero para otras producciones y así todo vuelve a empezar. Todo conectado. Vivimos en una sociedad compleja con muchos lazos de retroalimentación y eso lo que hace es que sea más frágil y lleva a un efecto dominó. Yo me esperaba que hubiera problemas pero no tantos y tan rápido.
¿A qué se refiere cuando propone «una reducción del metabolismo de la economía global»?
Este es un término acuñado en la economía ecológica de hace mucho tiempo e implica interpretar a la sociedad como un mecanismo vivo, que absorbe nutrientes y produce productos. Ahora mismo lo que pasa es que la disminución de lo que come causa una disminución del metabolismo. La sociedad no puede consumir todo lo que querría para seguir funcionando igual, por eso hay que cambiar el sistema económico, para que no siga esta dieta hipercalórica.
La mayoría de los materiales se malgastan porque en nuestro sistema tiene sentido económico este malgastar y tirar. Hay que hacer modificaciones para que no sea necesaria esta actitud crematística. Por ejemplo, el 30% de los alimentos van directamente a la basura sin que nadie los toque. No interesa tener tantas naranjas porque no tienen el tamaño o aspecto adecuado y para que no abunden y baje el precio.
Estamos hablando de crisis alimentaria cuando lo que hay es una crisis de distribución y crisis ética. En España una persona consume promedio 30 kilos de ropa al año, es desmesurado. Son cinco lavadoras enteras. Otro ejemplo es el abuso del coche, que es un gran consumidor de recursos y el sentido económico que tiene es engrosar las cuentas de algunas empresas. No habrá más remedio que modificar esto, se intenta mantener la falacia que las renovables intentarán lograr la sustitución (de las fósiles) y no es así.
Entonces usted asegura que ni los coches eléctricos ni las renovables a escala industrial ni el hidrógeno verde podrán mantener el sistema económico tal como ahora…
Hay un problema: los sistemas de reproducción de renovables requieren materiales que en el planeta no son abundantes, necesitas plata para conectores para las placas fotovoltaicas, litio para las baterías, níquel, cobalto, todo es de cantidades limitadas. Si todo el planeta intenta hacer la transición energética, y esto está estudiado por grupo de Ecología Industrial del Instituto CIRCE, no llegamos. Desde la extracción de las piezas, la instalación, el mantenimiento y transporte, y ahí aparecen los camiones, cemento, acero, grandes cantidades de combustibles fósiles implicadas. Y el tercer problema está orientado a la forma de consumir energía. ¿Cuánto imaginas que es el consumo eléctrico?
«Técnicamente lo que se está proponiendo es una imbecilidad supina. Yo hablo con muchos científicos y todos dicen lo mismo pero callan, hay un silencio cómplice porque todos trabajan para alguien»
No sé… ¿un 70?
No, es un 20%. Sumando consumo de hogares, industrias, gobiernos... en países como España es el 23,6%, similar a Alemania. El resto no es eléctrico y todo el acento, sin embargo, se pone en la electricidad y su consumo desde 2008 no para de caer, porque no es la forma de energía que manda. El resto del consumo es gasolina, queroseno, diésel, gas y carbón, fundamentalmente para fabricar acero. Dar la idea que esto se está sustituyendo no se ajusta a la verdad. A día de hoy nadie me ha rebatido, porque cuando cito estos documentos hay tendencia a silenciar lo que digo porque evidentemente no me pueden contestar. Técnicamente lo que se está proponiendo es una imbecilidad supina. Yo hablo con muchos científicos y todos dicen lo mismo pero callan, hay un silencio cómplice porque todos trabajan para alguien.
Lo van a llamar marxista…
[Ríe] Yo no me meto con cuestiones ideológicas, me centro en cuestiones tangibles y técnicas. Aunque sí coincido con él en que el capitalismo no es viable. Esto no era un misterio, se sabía que iba a pasar. Está claro que lo que hay que cambiar es la disminución del consumo. De todo. No se trata de lo que comes sino cómo lo consumes. Comer manzana del pueblo de al lado o de algún sitio del país, no de las que vienen de California, de manera que se consuma menos materiales y energía.
Hay que hacer transformaciones importantes en el sistema productivo porque está construido de manera tal que necesita el sobreconsumo, porque si no generaría paro y recesión. Y cambiar el sistema financiero, que está orientado al crecimiento; te dan dinero y estás obligado a crecer para pagarlo. El sistema financiero debería ser público y no pedir intereses, y esto es un anatema.