Dos de cada tres donostiarras creen que la ciudad ha alcanzado su techo de capacidad turística
Una encuesta municipal refleja que un 85% ve beneficioso el turismo, sobre todo como tractor económico, aunque un 69% muestra su recelo por la calidad del empleo. En el lado negativo se destaca el impacto sobre la vivienda. Solo el 26,4% considera «más bien favorable» la gestión del Ayuntamiento.
La oficina Donostia-San Sebastián Turismo llevó a cabo el año pasado una encuesta para conocer la percepción de la ciudadanía sobre un tema que ocupa multitud de conversaciones. Los resultados aún no han sido dados a conocer públicamente, pero NAIZ ha tenido acceso a ellos.
El sondeo se realizó en dos fases, con 1.091 personas encuestas en marzo de 2022 (temporada baja) y 690 en agosto-setiembre (temporada alta). De ellas 145 repitieron, para observar cómo se modificaba su postura en función de la época.
También hubo reparto por edades y por barrios. Casi un 30% de los encuestados eran de un «espacio turístico destacado» (Parte Vieja), y el otro 70% se repartía a partes iguales entre barrios «con recursos turísticos» (Centro, Gros, Egia y Antiguo-Ibaeta-Igeldo), y el resto de la ciudad. Como era de prever, la percepción es peor en temporada alta y en los barrios con más afluencia turística.
Como primera cuestión cabe apuntar que cerca del 85% sitúa el turismo como un elemento beneficioso para el conjunto de la ciudad y en torno al 60% considera que es, en combinación con la hostelería y la restauración, el principal tractor económico. Una idea que viene siendo desmentida por el Gobierno municipal. Sin ir más lejos, la teniente alcalde Marisol Garmendia (PSE) aseguraba el pasado diciembre, en una entrevista en este medio, que «la primera fuente de empleo y de recursos es el sector médico-sanitario, y el segundo el educativo. Y estamos creciendo importantemente en el sector de la ciencia, la innovación y el conocimiento».
Campañas de atracción
En cuanto a los niveles de afluencia, un 94% de los encuestados considera que Donostia es una ciudad visitada por «un gran número de turistas». Un 57% estima oportuno mantener los niveles de llegadas de 2022, mientras que el 37% se inclina por reducirlos. Las cifras prácticamente se invierten en la Parte Vieja.
Siguiendo con esos números globales, un 60% considera que «no se debería atraer ya a más turistas a la ciudad». Este porcentaje se eleva al 70% en temporada alta, y hasta el 84% en la Parte Vieja.
De este modo, dos tercios de la población (66%) entienden que la ciudad ha alcanzado su punto máximo de capacidad turística (saturación) e incluso un 38% defiende que se tomen medidas para limitar el número de llegadas.
En la encuesta también se pregunta por la gestión municipal del turismo, y lo cierto es que el Gobierno que lidera Eneko Goia no sale muy bien parado. Más de la mitad la califican de forma «más bien negativa» (21.7%) o «regular-mejorable» (32.7%), mientras que el 26,4% opina «de forma más bien favorable» y el 19,3% no contesta.
Positivos y negativos
Respecto a los impactos positivos y negativos, un 93% destaca que se trata de un sector que genera muchos puestos de trabajo, aunque existen recelos sobre la calidad de los mismos, sobre todo cuando la pregunta se realiza en temporada alta (69%).
Más de un 65% opina que el turismo amplía la oferta gastronómica, aporta dinamismo y ambiente, permite mantener una agenda cultural relevante y hace de Donostia una ciudad más cosmopolita, pero solo el 38% cree que refuerza la identidad, valores y tradiciones propias.
En los aspectos negativos, en torno al 83% resalta el impacto sobre la vivienda, con el aumento de los pisos turísticos y un alza generalizado de los precios. También se destacan las aglomeraciones en calles y comercios y la presión sobre espacios verdes y playas. Asimismo, ronda en torno al 80% la consideración negativa del crecimiento de la hostelería en determinadas zonas y la ‘tematización’ de la Parte Vieja, un riesgo que ahora se percibe en Gros. Además, algo más de la mitad de la población se siente «desplazada» en temporada alta de su espacio habitual de ocio.