Josu Jon Imaz sostiene que los combustibles sintéticos no son caros
Lakua ha ofrecido este jueves la tribuna de una jornada conmemorativa de Sprilur para que el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, expusiera su lectura crítica sobre la política energética de la UE y defendiese la apuesta de la petrolera por la producción de combustibles sintéticos.
Josu Jon Imaz ha ofrecido este jueves en el parque científico y tecnológico de Zamudio una conferencia con la que se ha cerrado la jornada conmemorativa de los 40 años de actividad de Sprilur y las sociedades públicas de gestión de suelo Industrialdeak, que ha reunido a un centenar de empresas e instituciones.
Ante empresarios y cargos públicos, el consejero delegado de Repsol ha incidido en su tesis de que Europa está fracasando en la transición energética poniendo como ejemplo a seguir a EEUU. «Prima la ideología frente a la tecnología», ha sostenido para desacreditar las directrices titubeantes de Bruselas e instar a que la obligada evolución se sustente en «eficacia y tecnología».
En esa lectura crítica ha hecho una salvedad, al loar la «apuesta por la neutralidad tecnológica» del Ejecutivo de Lakua, con guiño a la consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia. El de Zumarraga ha lamentado que la dependencia energética haya crecido «mientras estamos exportando acerías, cementeras y papeleras a otros países de Asia». Se ha preguntado por la diferencia que hay entre producir emisiones de CO2 en Abadiño o Shangai mientras crece la dependencia del gas ruso o del que se produce en EEUU para luego ser transportado generando una mayor huella.
«Esto es hipocresía. Estamos dañando nuestro tejido industrial y, además, estamos dañando la capacidad de las familias y empresas para pagar la energía», ha añadido.
A algunos responsables políticos les ha censurado que hagan declaraciones sobre el futuro de los motores de combustión que perjudican a un sector como el de la automoción que supone el 20% del PIB de la CAV y con gran peso en el resto del Estado español. Su apuesta es por la energía renovable, sin descartar ninguna tecnología, para beneficiar al tejido industrial propio. «Necesitamos todas las tecnologías», ha repetido
La «incertidumbre» lastra a la industria, ha dicho, poniendo como ejemplo la paralización de la compra de vehículos. A su juicio, los eléctricos pueden convivir con los de combustión. «Seamos realistas, no todo el mundo puede comprar un coche eléctrico», ha señalado Imaz, para añadir que las bonificaciones fiscales solo benefician al que más poder adquisitivo posee mientras el parque automovilístico envejece y provoca más emisiones de CO2 a la atmósfera.
«Las clases más bajas y las medias están pagando con sus impuestos que aquellos que tienen más recursos puedan pagarse esa movilidad eléctrica», ha apuntado quien recibió el ejercicio pasado una retribución de 4,13 millones de euros. «No podemos hacer una movilidad solo para ricos, para gente que pueda pagar coche eléctrico, para quien tiene garaje», ha incidido.
Su apuesta
Josu Jon Imaz ha defendido su apuesta por los combustibles sintéticos, recordando que en Bizkaia se va a implantar uno de los primeros proyectos europeos. Ha negado que sean caros de producir en base a unos estudios del Instituto Fraunhofer que prevén que para 2035, con un 42% de mezcla de sintético y un 58% de diésel mineral el litro saldrá a 1,36 euros, «pagando ya sus respectivos impuestos, y en el año 2050 con 100% de combustible sintético 1,38 euros/litro».
El CEO de Repsol ha cuestionado por qué «todo el mundo concede al hidrógeno, al coche eléctrico, a lo que sea, una capacidad de bajar costes en los próximos años porque la tecnología va a evolucionar» y, sin embargo, «a los sintéticos se les pone la carga de la prueba de los costes actuales».
Ha insistido en que considera «un grave error» que se prohíban las ventas de vehículos con motor de combustión en 2035, una cuestión que genera «incertidumbre», provoca que los ciudadanos «no sepan qué comprar» y no cambien de coche y hace que las empresas no inviertan en la mejora de eficiencia de esos motores, lo que es «malo» para el medioambiente.
Por ello, espera que se deje sin efecto esa prohibición para esa fecha, citando el cambio de parecer de los gobiernos alemán e italiano. Ha manifestado que le gustaría que «el resto de gobiernos europeos actuasen en consecuencia e hiciesen una apuesta muy fuerte por la neutralidad tecnológica. Es decir, que todas las tecnologías compitan».
«Espero que no llegue a pasar porque dañaría el tejido industrial, sería socialmente regresivo y, además, impediría bajar las emisiones de CO2 y los consumos energéticos», ha remarcado Josu Jon Imaz. Ha reconocido que la inversión en EEUU les resulta atractiva, ya que su política de transición energética se basa en «la zanahoria», mientras que la europea utiliza «el palo».