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El obispo de Bilbo afirma que con el acto por las víctimas de abusos «no cerramos ningún libro»

En una celebración llena de simbolismo en la catedral de Santiago, el obispo de Bilbo, Joseba Segura, ha asegurado que con el acto por las víctimas de abusos sexuales en la diócesis «no cerramos ningún libro, queremos que siga haciéndose la luz y así con las víctimas en el centro de todo».

En primer plano, el sacerdote Josu López Villalba, víctima de abusos en el seminario, cuando se han dirigido a la capilla con el olivo que se va a plantar. (BILBOKO ELIZBARRUTIA)

La diócesis de Bilbo, con su obispo Joseba Segura al frente, ha mostrado este viernes en el acto oracional celebrado en la catedral de Santiago por las víctimas de abusos sexuales, que lo de hoy es un paso más para tratar de sanar las heridas causadas por miembros de la Iglesia Católica en un número indeterminado de niños y niñas.

La celebración de reconocimiento y petición de perdón ha dado voz a seis de esas personas a través de Carlos Olabarri, director de la Comisión de Prevención de Abusos constituida.

Una de ellas ha sido el sacerdote Josu López Villalba, que ha concelebrado junto al prelado. «En aquellos momentos, la familia apoyaba todo lo que el colegio decía», ha recordado quien padeció abusos en 1954 en el seminario de Derio.

Más tarde, él se ha abrazado a otra de las víctimas, Joseba Imanol Ibarra, que ha dado testimonio de su paso por la Misericordia, aquel «infausto internado» donde «un grupo de pobres e inocentes niños» padecieron los abusos del sacerdote canónigo José Luis Pérdigo. «Quiero hoy, en este acto de perdón ante la Iglesia y mi distraído Dios, aplacar para siempre esta sed de justicia, sanar las heridas y el sufrimiento de mi corazón y hallar la paz que mi atormentada alma precisa», ha expuesto sobre la razón de su declaración pública.

«¿Por qué tanta maldad?»

«Le preguntaría, ¿por qué tanta maldad? ¿Qué necesidad había de hacernos daño a unos niños desvalidos e inocentes? Si sabías que eras un pederasta, ¿por qué te metiste a sacerdote? ¿Por qué manchas el buen nombre de la Iglesia Católica y de su Dios? ¿Por qué romper las vidas de una generación de inocentes niños?», ha interpelado a su agresor fallecido hace décadas.

También ha habido víctimas que han declinado participar en el acto, el primero de estas características que se produce en Euskal Herria. Juan Cuatrecasas, padre del joven que sufrió abusos en el Colegio Gaztelueta, que sí ha acudido a la catedral de Santiago, lo ha considerado un «gesto positivo pero queda más trabajo por hacer. Pedir perdón es un hecho positivo pero hay que cerrar el círculo con el reconocimiento, la reparación y el acompañamiento».

En la homilía, Joseba Segura ha dejado claro que con el acto de esta tarde no querían cerrar nada. «Esta petición de perdón es necesaria pero no es suficiente. Es necesaria porque algunas víctimas lo habéis solicitado pero hoy no cerramos ningún libro, queremos que siga haciéndose la luz y así con las víctimas en el centro de todo, teniéndolas como compañeros de camino seguiremos aprendiendo más y más de ellas cada día para poder construir nuestro futuro sobre la verdad».

El prelado ha añadido que «prosiguen los trabajos, nos empeñamos en buscar la verdad». Por ello, mantendrán abiertos los canales de comunicación «para que quienes por un motivo o por otro no hayáis querido hasta ahora contar lo sucedido, podáis hacerlo con la certeza de que vais a ser escuchadas y escuchados, de que vamos a tratar cada caso con respeto escrupuloso, que vamos a oír con el corazón no solo con los oídos lo que habéis vivido, lo que habéis padecido».

De ahí que vayan a seguir en contacto con las víctimas. «Las que ya han hablado con nosotros, seguimos escuchando lo que tenéis que decirnos y seguimos aprendiendo lo que podáis decirnos. Yo en el contacto que he tenido personal, los que han querido hablar conmigo, he descubierto en conversaciones directas muchas cosas y ahora estoy convencido de que nada puede sustituir a la experiencia de poder encontrarme personalmente con ellas y escuchar lo que tienen que decirme».

Se lo ha agradecido, a pesar de que es consciente de que algunos albergaban «dudas perfectamente comprensibles». «Habéis dado el paso de acercaros y contarnos a la comisión de abusos o a mí mismo lo que habéis vivido, vuestra tragedia, vuestro enfado y vuestro sufrimiento. Y doy gracias a Dios por todos y cada uno de estos encuentros tan importantes para nosotros, para nuestra Iglesia, para todos los que queremos seguir aprendiendo».

«Tarea pendiente»

Segura ha apuntado que quieren «también colaborar en una tarea pendiente que ya no es solo nuestra. Necesitamos hacer lo necesario para sacar a la luz y para confrontar los abusos que siguen ocultos en diversos entornos sociales, en las familias, en clubes deportivos o de otro tipo, en muchas instituciones, el abuso lucrativo que genera negocio en pornografía infantil, los numerosos abusos que se producen en el gran negocio de la trata de personas». En su opinión, «hay mucho que hacer», tarea que es de toda la sociedad.

«El dolor de las víctimas, sus daños psicológicos pueden empezar a sanar si conocemos a los responsables de su dolor, si somos capaces de ofrecer espacios seguros donde se sientan escuchados y tranquilos para acompañarlas, para defenderlas si fuera necesario», ha expuesto.

«Solo asumiendo toda nuestra historia, la buena y la mala, podremos ser testigos de esa verdad plena. Solo así seremos capaces cuando las víctimas nos lo permitáis. Es decir, que hemos aprendido lo que necesitábamos aprender y que nunca más será posible que ningún abuso detestable pueda suceder de nuevo en el seno de la comunidad cristiana en ninguna de sus obras, en ninguno de sus proyectos. Que Dios nos ayude a conseguirlo», ha concluido.

 

Placa y olivo

A continuación, en la capilla de la Piedad, el obispo ha bendecido el olivo y la placa que recordará a las víctimas de abusos sexuales en la Iglesia de Bizkaia.

La placa, que se colocará en el claustro de la catedral, tiene la inscripción 'En memoria de todas las personas víctimas de abusos sexuales en nuestra Iglesia' y la cita bíblica (Mateo 25,40) «Lo que a uno de estos pequeños les hicisteis, a mí me lo hicisteis».

El olivo, uno de los árboles más simbólicos para el cristianismo, se plantará en el Bosque de la Concordia del seminario de Derio, uno de los centros religiosos de Bizkaia donde más abusos se produjeron en las décadas de los años 50, 60 y 70 del pasado siglo.