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Entrevue
Maitane Azurmendi
Ilustradora

«Mi gran deseo es que el ‘Guernica’ esté en Gernika y no haya más Gernikas»

Maitane Azurmendi ha recreado a través de ilustraciones el último viaje que le queda por realizar al ‘Guernica’ de Picasso. ’Azken bidaia’ se expone en la casa de cultura de la villa foral hasta el 26 de mayo.

La ilustradora Maitane Azurmendi. (NAIZ)

Maitane Azurmendi ha recreado el último viaje que le queda por realizar al ‘Guernica’ de Picasso, el que lo traería a Gernika. Es el deseo de la artista vizcaina –nació en Mungia pero reside desde hace años en la villa foral–, que el cuadro deje Madrid. De ahí el título del proyecto, ‘Azken bidaia’. «Falta cerrar el círculo, que el ‘Guernica’ esté en Gernika, en concreto, en Astra, el único edificio que quedó en pie al ser una fábrica de armas –no se bombardeó para seguir haciendo armas para la II Guerra Mundial y para los nazis–. Se le ha dado la vuelta, ha sido una fábrica de destrucción y ahora lo es de la creación, de la cultura y de la unión. ‘Es imposible por temas de seguridad’, me responden, pero mi opinión es que debería estar allí», recuerda.

Dos son los ejes de la muestra. Por una parte, los hechos históricos acaecidos el 26 de abril de 1937 y las vivencias de la propia creadora, unidas a su anhelo. «Mi gran deseo es que el ‘Guernica esté en Gernika y no haya más Gernikas».

La muestra está conformada por 35 ilustraciones que vieron la luz en el libro homónimo publicado por Azurmendi en 2022. También expone otras obras que ha creado de forma expresa para la exposición.

El libro partió de una propuesta abierta de la editorial Zorrotz. «Para entonces yo ya tenía el tema en mente, tenía la mitad ya dibujada y la otra mitad en mi cabeza. Me dieron la oportunidad de publicarlo y así rendir homenaje tanto a mi amama como a Lauaxeta. Quise recordar a este último, ya que tres días después del bombardeo fue desde Mungia a Gernika como periodista. Allí lo detienen y dos meses después lo fusilan. Ir a informar le costó la vida. Estaba también Georges Steers, el periodista que puso a Gernika en el mapa. Gracias a él llegó la noticia a París y Picasso pintó el cuadro. Pero mi pequeño homenaja a Lauaxeta tenía que estar en el libro y en la exposición. El libro   tuvo muy buena acogida en la Azoka de Durango y estoy muy contenta».

La muestra, que podrá verse en la casa de cultura, ha sido organizada por el Ayuntamiento en el marco de los actos del 86º aniversario del bombardeo y está abierta hasta el 16 de mayo.

Azurmendi recalca que el cuadro de Picasso «nació a modo de denuncia de la guerra y después de muchos años se ha convertido en símbolo de la paz. Cuando EEUU declaró la guerra a Irak el cuadro estaba colgado en la ONU, y era imposible hacerlo con la obra detrás, por eso lo taparon y surgió la polémica», recuerda. 

En muchos países pero no en Gernika

Le resulta inverosímil que tras haber recorrido tantos países en la década de los 40 y los 50 –«ha viajado un montón, desde EEUU a Italia»–, que esté desde 1981 en Madrid. Son 420 kilómetros del Museo Reina Sofía a Gernika, los tengo super calculados; tendría que estar en Gernika. Solamente por justicia... ha estado en Chicago, en Illinois, en Milán, y ¿no va a estar en Gernika cuando todavía hay supervivientes?».

La ilustradora realiza un repaso por los lugares en los que recaló el cuadro de Picasso desde que fue pintado en 1937 hasta que fue expuesto de forma permanente en el Museo Reina Sofía de Madrid. «En 1945 Picasso pidió que debido a la II Guerra Mundial no se moviera de Nueva York, por si acaso, pero en los 40 o en los 50 viajó un montón. ¿Y ahora, en 2023, que tenemos una logística que permite traer un corazón desde Tokyo no se puede? Son excusas. Además, que la obra de un artista republicano como Picasso esté en el Museo Reina Sofía, lo más monárquico del país... Gernika batzordea fue quien inició la campaña ‘Guernica’ Gernikara, con apoyo de artistas como Nestor Basterretxea tras la llegada de la obra a Madrid. Allí estuvieron con su hija Paloma. Al preguntarle si a su padre le hubiera gustado que estuviese en Gernika, ella  dijo ‘sí, claro, no lo sé...’», indica.

Está convencida de que la razón es económica. «Siempre que voy a Madrid –hago parada obligatoria para ver el cuadro– es imposible verlo de toda la gente que hay. El museo si algo tiene atractivo es el ‘Guernica’, con lo que da mucho dinero», señala.

«Yo siempre digo que es el mejor cuadro del mundo, pero ojalá no se hubiese pintado; que no se hubiese bombardeado como se hizo y que Picasso no lo hubiera pintado», continúa.

«Soy muy activa en redes sociales y hay veces que me dicen ‘qué os creéis, que porque se llama así tiene que estar allí’? Claro que sí. Picasso no se puso a pensar el nombre después de pintarlo, tiene un contexto detrás. ¿Por qué lo pintó?» agrega.

Tras la publicación del libro fueron los responsables de la casa de cultura quienes le propusieron llevar a cabo la exposición. «Si sacar el libro y estar en la Azoka de Durango ya fue un regalo, imagínate ahora estar exponiendo en la casa de cultura en el marco de los actos de aniversario...», reconoce.

En el libro apenas hay texto, y el contenido de la exposición son íntegramente dibujos. «Es todo muy visual. Por ello, el libro funciona muy bien entre los turistas que se acercan al Museo de Gernika. Es una historia atemporal y lo puede ver tanto un niño de 5 años como una persona mayor; es lo que pretendía».

Son ilustraciones digitales realizados en blanco y negro, como el ‘Guernica’. «Hay momentos en los que he metido rojo. De hecho, aquellos que subieron al monte vieron un Gernika rojo», explica.

Dos historias

A Azurmendi le apetecía contar las dos historias paralelas, el bombardeo de Gernika por una parte, y el ‘Guernica’ de Picasso por otra. La dibujante comienza la muestra detallando el marco histórico. «Cuento lo que pasó aquel 26 de abril en Gernika, lo que ocurría antes del bombardeo y también lo que pasaba en París mientras Picasso lo pintaba. Sitúo dónde estaba cada uno. Picasso con Dora Maar, en Gernika al ser lunes de mercado estaban las mujeres en la plaza, y la Legión Cóndor entre Gasteiz, Burgos y Soria», relata.

No le apetecía que ni Franco ni Hitler estuviesen en el libro pero sí están en la exposición. «Irujo cuenta que Gernika se iba a bombardear el 20 de abril como regalo de la Legión Cóndor a Hitler por su cumpleaños. Por el mal tiempo los aviones no pudieron volar y esperaron a siguiente lunes de mercado porque habría mucha gente. Dibujé a cada uno y luego un personaje que es mezcla de ambos, un Hitler-Franco, porque la Legión Cóndor sí que vino a ayudar a Franco, y luego este le dijo que bombardeara Gernika. ¡Arrasó con todo, 1.300 kilos de bomba sobre un pueblo como Gernika...!».

Desde pequeña

La obra del artista malagueño ha estado presente desde muy pequeña en la vida de Azurmendi. «Mi amama era costurera, regentaba un negocio, y en su cuarto de costura tenía un ‘Guernica’ en la pared. Ocurría lo mismo en otras muchas casas, yo soy de las que piensa de que en cada casa de Euskal Herria tiene que haber un ‘Guernica’», cuenta a NAIZ.

«No sabía qué era, pero el cuadro tenía algo que me llamaba la atención. Sobre todo era la figura de la madre con el niño, es muy potente. Y el caballo, ¿qué hace un caballo ahí...? y el toro, y el pájaro, y la luz... son mil detalles».

Se fue haciendo mayor, fue haciendo preguntas y recibiendo respuestas. «Sobre todo mi amama, quien al preguntarle qué hacía toda esa gente ahí me respondía: ‘están en el refugio’. Picasso lo dejó abierto, no explicó lo que era, ya cada uno de nosotros lo interpretamos a nuestra manera. A mí me parece que están en un refugio, la madre entra con el niño muerto en brazos, y se quedan con un quinqué para que alumbre. ¿Qué simboliza el toro y el caballo? Quería saber por qué se pintó, cuál era el contexto, por qué en esos colores y tamaño¡ Cada vez que voy a Madrid y lo veo alucino con su tamaño! Fui investigando. ¿Qué quiere transmitir? Mi obsesión nace de ahí, de hecho, lo tengo tatuado en todo el brazo izquierdo y en el Instituto lo llevaba en la carpeta», continúa.

Por circunstancias de la vida Azurmendi terminó viviendo en Gernika y está muy involucrada en colectivos que trabajan en torno a la memoria histórica.