La oposición francesa apela a la movilización para forzar el voto sobre la edad de jubilación
Tras ver cómo su iniciativa para votar la derogación del retraso de la edad de jubilación se ha visto obstaculizada en comisión la oposición gala apela a reforzar la jornada de movilización del 6 de junio. Una protesta ha tenido lugar, esta mañana, en la sede de la patronal Medef, en Baiona.
La batalla está lanzada en la Asamblea Nacional francesa, con pronunciamientos cruzados en relación a la propuesta de derogar la ley que retrasa la edad de referencia para la jubilación de 62 a 64 años, aprobada por decreto el pasado mes de marzo.
La mayoría macronista hace campaña sobre la inconstitucionalidad de la propuesta que abandera el grupo Liot, que reúne a parlamentarios no adscritos a las grandes familias políticas que se reparten la Cámara Baja francesa, y que cuenta con el apoyo explícito de la unión de fuerzas de izquierda Nupes.
Sin embargo, el presidente de la Comisión de Finanzas, Éric Coquerel, adscrito al citado grupo de izquierda, y que, por su cargo, tiene algo que decir sobre una reforma que se tramitó como un mero texto rectificativo del Presupuesto de la Seguridad Social, no cree que haya obstáculo legal para que los diputados voten, el 8 de junio, la propuesta en cuyo primer capítulo se pide derogar ese controvertido retraso en dos años la edad de retiro.
Sin embargo, en el trámite previo, en comisión parlamentaria, el macronismo se encargó, ayer, de que el texto llegue mutilado a la Asamblea Nacional, al censurar, por una corta mayoría, el borrado del artículo 1 de la proposición, clave de la iniciativa.
Amputado el texto que se debatirá el 8 de junio
La oposición trató de evitar que se produjera tal amputación registrando un millar de enmiendas, en la esperanza de que no se pudiera producir el voto y, en consecuencia, el texto llegara en su integridad al debate previsto para el 8 de junio.
La presidenta de la comisión, Fadila Khattabi, adscrita a Rennaissance, el partido de Emmanuel Macron, no dudó entonces en denunciar «la maniobra de obstrucción» de los diputados de la oposición, tras lo que se aseguró de que el texto del que se ha extirpado el capítulo fundamental fuera avalado por una comisión restringida.
La oposición pegó el portazo, tras lo que lanzaba el mensaje claro de que «hay que reforzar la movilización del 6 de junio», convocada por los sindicatos para dar continuidad a la batalla contra la reforma que lanzaron un ya lejano 19 de enero.
La intersindical apela a la huelga y la movilización pero, sobretodo, a no dar por perdida una movilización que, desde que el Consejo Constitucional avaló, en abril, los capítulos esenciales de la reforma, persigue al presidente frances y a los miembros del ejecutivo de su primera ministra, Élisabeth Borne.
Y es que ningún miembro del Gobierno francés puede desarrollar su agenda fuera de los despachos parisinos, ya que allá donde van los representantes gubernamentales se topan con caceroladas que denuncian que se impusiera con el 49.3 y sin un voto en la Asamblea Nacional una reforma que sigue siendo rechazada, según las encuestas, por más del 70% de la ciudadanía.
Un porcentaje similar respalda que pueda votarse, en su totalidad, la iniciativa de Liot el 8 de junio, de acuerdo al sondeos difundido hoy por la cadena de televisión BFMTV.
Acción de tres sindicatos en Baiona
La intersindical ya ha apelado a salir a las calles en Baiona el 6 de junio. Para reforzar el mensaje de que «nada debe darse por perdido», tres sindicatos, FSU, Solidaires y LAB, este último todavía excluido de esa entente de centrales sindicales hexagonales, han desarrollado, esta mañana, una acción en Baiona.
En concreto han empapelado la puerta de entrada a la sede de la Medef con carteles con el retrato invertido de Geoffroy Roux, presidente de la organización patronal, además de dejar en el suelo una montaña de virutas de papel en una acción destinada a impulsar las movilizaciones del 6 de junio contra la reforma de las pensiones.
Además han colgado de la fachada de la sede de la Medef una gran pancarta en la que esos sindicatos vinculan la demanda salarios que permitan «llegar a fin de mes», en un escenario marcado por la alta inflación, con el rechazo a la prolongación de la cotización y el retraso de la edad de retiro impuestos por el Gobierno de Emmanuel Macron.
Aunque ha remontado levemente en la medición de mayo, la popularidad sigue en índices muy bajos –por debajo del 30%– pese a su despliegue de discursos y desplazamientos destinados a buscar una «reconciliación» con la ciudadanía que no termina de llegar.
El descontento sube incluso en cuatro puntos en la franja de edad de entre 50 y 64 años, la afectada más directamente por la reforma del sistema de pensiones.
En lo que respecta a Élisabeth Borne, la primera ministra solo convence un 28% de los encuestados con un aumento más acusado todavía en la franja de 50-64, que se declaran en un 75% descontentos con su gestión, lo que implica una pérdida de popularidad de seis puntos con respecto a la medición de mayo.
La moción de censura ¿más cerca?
Si finalmente no hay un voto en condiciones en la Asamblea Nacional, el presidente del grupo Liot no descarta que la crisis institucional en que se mueve el país desde hace meses propicie «incluso antes de lo que se pueda pensar» la presentación de una moción de censura contra el Gobierno.
Según Bertrand Pancher, si los derechos de los parlametarios de la oposición se ven usurpados, la situación podría abocar bien a una moción de censura bien a otro tipo de protestas, como el abandono del hemiciclo.
A este respecto, no cabe olvidar que solo nueve diputados salvaron a la premier Borne de caer al precipicio, en la votación de la moción de censura del 20 de marzo en la Asamblea Nacional gala.