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La brutalidad y el racismo de la Policía de Minneapolis continuó tras la muerte de George Floyd

La Policía de Minneapolis continuó usando fuerza excesiva y practicando la discriminación racial después del asesinato de George Floyd por parte de uno de sus oficiales, según un informe oficial publicado el viernes.

Foto de archivo de una protesta para pedir justicia para George Floyd. (Kerem YUCEL | AFP)

La Policía de Minneapolis continuó usando fuerza excesiva y practicando la discriminación racial después de la muerte de George Floyd por parte de uno de sus agentes, según un informe oficial publicado el viernes.

Las fuerzas policiales en esta ciudad del norte de EEUU «utilizan con frecuencia fuerza excesiva», incluida la fuerza letal, y «discriminan ilegalmente a los negros y los nativos americanos», ha advertido el Departamento de Justicia en un informe.

«Para crédito de la Policía y los responsables de la ciudad, se han introducido cambios significativos» desde la tragedia, pero «aún queda trabajo por hacer», indicó el titular de Justicia, Merrick Garland.

El informe incluye 28 recomendaciones y las autoridades locales y federales negociarán ahora un plan de reforma, cuya implementación estará sujeta a supervisión judicial.

El presidente de EEUU, Joe Biden, que había prometido durante su campaña reformar la Policía sin lograrlo, calificó el informe de «perturbador» y volvió a llamar al Congreso a legislar, con pocas posibilidades de ser escuchado.

El 25 de mayo de 2020, en Minneapolis, el policía blanco Derek Chauvin asfeixió hasta la muerte a George Floyd, negro de cuarenta años, arrodillándose sobre su cuello durante más de nueve minutos. Su agonía, filmada y hecha pública por un testigo, provocó grandes protestas antirracistas por todo Estados Unidos y en otras partes del mundo.

Casi un año después, el Departamento de Justicia abrió una investigación para determinar si, más allá de actos individuales, había un problema estructural en la Policía de esta ciudad de 425.000 habitantes, entre las más desiguales de Estados Unidos.

«Para castigar a quienes los critican»

Durante dos años, sus investigadores estudiaron detenidamente informes de incidentes entre 2016 y 2022, estudiaron imágenes de cámaras policiales y escucharon a miles de testigos. Y sus conclusiones, recogidas en un documento de 89 páginas, son definitivas.

«Muchos policías hacen su trabajo difícil con profesionalismo, coraje y respeto. Sin embargo, nuestra investigación ha concluido que los problemas sistémicos hicieron posible lo que le sucedió a George Floyd», denuncian.

«Durante años, la Policía de Minneapolis ha utilizado técnicas y armas peligrosas contra personas que solo han cometido delitos menores, si es que han cometido alguno», señalan, refiriéndose en particular a las llaves de estrangulamiento, ahora prohibidas.

También señalan que los policías a veces usan su arma de servicio sin motivo, o de manera peligrosa en autos en movimiento, «Usan la fuerza para castigar a las personas que los enfadan o que los critican», añaden los autores del informe, que deploran el uso de gases lacrimógenos o balas de goma contra manifestantes o periodistas.

«Cowboys» voluntarios para patrullar

Además, «patrullan los vecindarios de diferentes maneras según su composición étnica», con «cowboys» que se ofrecen como voluntarios para ir al distrito predominantemente afroamericano.

«Los policías de Minneapolis registran a los negros y nativos americanos seis veces más que a los blancos» sin llegar a practiar ningún arresto, afirmó Merrick Garland.

Según el informe, desde la muerte de George Floyd, los agentes a menudo no especifican el origen étnico de los sospechosos en sus informes «lo que dificulta la detección y la lucha contra la discriminación».

Por último, la Policía se despliega con demasiada frecuencia en caso de crisis de demencia, aunque no está equipada para calmar a los enfermos, lamentan sus autores.

A nivel estructural, el sistema de controles internos es «un laberinto opaco, con muchos callejones sin salida, por lo que se desestiman muchas denuncias justificadas», añade.

Todo ello con un coste: en primer lugar porque complica las relaciones con la población y resta eficacia a la Policía. Además, porque la ciudad tuvo que pagar 61,5 millones de dólares entre 2016 y 2022 para poner fin a las demandas civiles contra sus agentes.

Para luchar contra esta violencia y discriminación, los autores del informe recomiendan reglas claras, capacitación reforzada o incluso más control.

Sin embargo, el abogado Ben Crump, que defendió a la familia Floyd, expresó su escepticismo sobre la voluntad de cambio de Minneapolis, a pesar de este informe.