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De la central de Lemoiz a la «villa mártir» de Gernika, así lo cuenta la televisión francesa

«He estudiado un poco porque este es un tema sensible», reconoce uno de los comentaristas de la cadena pública francesa encargada de la retransmisión del Tour, en la que las obligadas referencias a «la belleza del paisaje» se han aderezado de consideraciones más políticas.

Apoyo a los presos vascos y demanda de independencia al paso por Bakio. (Aritz Loiola | Foku)

El Tour está en marcha y con él el pelotón de medios de comunicación que difundirán urbi et orbi los paisajes y el paisanaje de Euskal Herria durante tres jornadas y sus correspondientes etapas.

La televisión pública francesa es la encargada de servir las imágenes de televisión, ante cuyas cámaras se ha mostrado una ola de ikurriñas portadas por aficionados vascos encantados con ver pasar la primera carrera ciclista a la puerta de su casa.

Gran máquina de reproducción cultural, escuela de la diplomacia paralela, primera multinacional francesa, cualquiera de esas acepciones tienen seguramente encaje en la explicación del «fenómeno Tour».  

Y la retransmisión de la primera etapa vasca de la «Grande Boucle» ha asentado esa dimensión que excede a la liza deportiva.

Por citar solo algunos ejemplos, al paso de la carrera junto a la fantasmagórica carcasa de Lemoiz el comentarista ha aludido al hecho excepcional se que se construyera allí «una central nuclear que nunca llegó a funcionar». Ha dejado constancia de que esa planta «fue objeto de ataques de la 'organización separatista' ETA» pero también ha incorporado el dato de que «hubo una larga campaña de rechazo, en el curso de la cual el nacionalismo radical -ha citado a Euskadiko Ezkerra y a Herri Batasuna- asumió determinadas reivindicaciones que le hicieron ganar en popularidad».

La tertulia ha dejado frases del tipo «Navarra es indudablemente parte del País Vasco» o «al ser navarro, es del todo legítimo reivindicar a Miguel Indurain como gran campeón vasco»

Con la carrera serpenteando por Urdaibai, la cámara se ha detenido en Gaztelugatxe dando opción a un guiño a 'Juego de Tronos', aunque a partir de ahí otro de los locutores ha abordado un capítulo lejano de la historia, el de la caza de brujas «con graves consecuencias en este país».

Un reportaje sobre la historia del ciclismo vasco y su palmarés servía luego de aperitivo para otro debate a tomarse con deportividad: el de la «vasquidad» de un gigante del ciclismo.

Y, con alguna que otra disidencia en el seno del equipo de comentaristas, la tertulia ha dejado frases del tipo «Navarra es indudablemente parte del País Vasco, aunque hoy existan dos comunidades autónomas» o «al ser navarro, es del todo legítimo reivindicar a Miguel Indurain como gran campeón vasco».

Desde kilómetros antes de avistarse la «villa mártir» la lección de Historia ha partido de una referencia no apta para revisionistas: «La guerra española fue resultado de un golpe de Estado».

Tras una preceptiva alusión al dudoso papel jugado por las potencias internacionales, el locutor se ha adentrado en la masacre cometida «por la aviación fascista» un día de mercado.

Con la cámara plantada ya sobre la Casa de Juntas, el comentarista ha hablado de los fueros, «que remiten a la independencia del País Vasco», y de la Cruz de San Andrés, para explicar a los millones de espectadores el origen de la ikurriña.

No ha ocultado su emoción por «la calurosa acogida dispensada al Tour» por los habitantes de una villa que, ha insistido, «es un símbolo de libertad y también de resistencia para los vascos».