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Chivite logra los números mínimos para ser investida hoy en segunda votación

La mayoría ajustadísima de síes que obtuvo ayer María Chivite le permitirán hoy salir investida como lehendakari, sin necesidad de votos favorables de EH Bildu. Un formalismo, el de no requerir el apoyo directo de EH Bildu.

Chivite deposita su voto para que Unai Hualde lo deposite en la urna. (Jagoba MANTEROLA)

Compás de espera de una investidura en dos tiempos. María Chivite lanzó ayer sus 31 páginas de discurso para acabar recibiendo 21 síes de tres partidos (12 PSN, 6 Geroa Bai y 3 Contigo-Zurekin), los 20 noes de otros tres partidos (15 UPN, 3 PP y 2 Vox) y 9 abstenciones de EH Bildu. Esto, según el Amejoramiento, no basta para resultar elegido lehendakari en la primera convocatoria, donde se requiere mayoría absoluta (26). Sin embargo, la mayoría simple es suficiente en una segunda votación a la que están llamados los parlamentarios 24 horas después (hoy a las 17.20 horas). Entonces bastará únicamente con que el resultado se repita.

Ninguna sorpresa en la sesión de ayer. De hecho, el esquema es el mismo de la investidura de hace cuatro años. Si bien, entonces fueron 23 votos a favor y 20 en contra, con 7 abstenciones de EH Bildu. En esta ocasión, gracias a un 21-20, la cabeza de lista del PSN podrá esquivar el apoyo directo de EH Bildu por la mínima.  

Tras negociar un acuerdo programático sucinto y un reparto expreso de consejerías y senador autonómico (que se lo llevará Uxue Barkos), Chivite contaba con ese apoyo mínimo que le permitirá seguir en el cargo. Es la primera mujer que conseguirá repetir en la Lehendakaritza, como se encargó de recordar ella misma. Nafarroa no está presidida por un varón desde julio de 2011, cuando Yolanda Barcina sucedió en el cargo a Miguel Sanz.

Nafarroa no está presidida por un varón desde julio de 2011, cuando Yolanda Barcina sucedió en el cargo a Miguel Sanz.

La candidata a la Presidencia buscó un discurso cómodo, sin cargarlo con demasiado hierro. Algún dardo a las derechas en general y alguno más específico contra el negacionismo de Vox ante el cambio climático y la violencia machista. Lo fácil. A fin de cuerdas, los apoyos y los votos contrarios o se habían anunciado ya o los habían cerrado en mesas de negociación. Lo más sensato era no complicarse.

Chivite dedicó su discurso, de un lado, a las promesas electorales que puede hacer en función del acuerdo programático cerrado con Geroa Bai y Contigo Zurekin. Y, del otro, a valorar la situación económica, incidiendo en la diferencia de calidad de vida entre Nafarroa y el conjunto estatal. Lo mismo que hacían UPN y Uxue Barkos, y lo que sigue haciendo el PNV en la CAV.

No aportó datos muy precisos, prefirió el redondeo. «Por debajo de las 30.000 personas en paro» y «se ha superado la barrera de las 300.000 personas afiliadas en la Seguridad Social». Fueron todo cifras así. Prometió, además, un nuevo Plan de Empleo.

Desmarque de Aznal

Tras el repaso somero a economía y del empleo, expuso sus planes en materia de vivienda como eje fundamental. Citó ya como tercer punto la salud, momento en el que Chivite hizo la propuesta más concreta: una nueva Ley Foral de Salud para 2024.

Sorprende que Chivite arrancara con estas dos áreas, pues ha firmado la delegación del Departamento de Vivienda para Contigo Zurekin y el de Salud, para Geroa Bai. De hecho, en el palco de autoridades escuchaba a la presidenta Juanjo Domínguez, consejero de Salud en la legislatura de Barkos, que retomará el cargo.

Laura Aznal dijo que ese texto «no es nuestro acuerdo» y lo criticó por no llevar «ni una sola cifra».

El segundo gran foco de atención fue, sin duda, EH Bildu. La tercera formación de Nafarroa ni entra en el Gobierno ni ha tomado parte directamente en el acuerdo. Tiene las manos libres.

Laura Aznal dijo claramente que ese texto «no es nuestro acuerdo» y lo criticó por inconcreto y por no llevar «ni una sola cifra». Aun así, aprovechando la inconcreción, EH Bildu se ve capaz de «desarrollar el potencial» del mismo, aprovechando que sus votos van a ser necesarios para la aprobación de leyes y Presupuestos.

Ezparza interviene mientras Aznal revisa sus papeles. (Jagoba MANTEROLA/FOKU)

Aznal aprovechó este rol de apoyo externo imprescindible para ser particularmente dura con las negociaciones, de las que su formación se ha visto excluida. «He visto mucho reparto de pastel, pero pocos ingredientes», ironizó.

Chivite saludó la voluntad de respaldo indirecto de EH Bildu –sin citarle, como tampoco citó a Vox, PP o UPN– en su discurso formal. «No puedo sino dar las gracias a quienes en la pasada legislatura y en la actual que ha comenzado están demostrando querer aportar al progreso y desarrollo de Navarra».

La derecha, sin pegada

El ala derecha del Parlamento destacó por gris. Javier Esparza, son sus 15 escaños, mantiene el estatus de peso pesado después de poner en su sitio a un PP que llegaba para comérselo y que solo sacó tres asientos (solo uno más que Vox).

El líder de la oposición mantuvo el mismo discurso en el que estancó hace ocho años, avanzando que el Gobierno no va a aguantar, como tampoco iba a hacerlo el de Barkos o el que acaba de finalizar la lehendakari del PSN. «El gobierno que usted aspira a presidir, señora Chivite, nace roto. Nace desde ya como dos gobiernos en uno. Y, dentro del gobierno, Geroa Bai, a su vez, roto en dos formaciones», vaticinó.

Esta es la tercera legislatura que Esparza, aun ganando, no logra ser presidente. Su aura de fracasado le hizo diana de múltiples dardos que le llovieron desde todas partes. Aznal se mofaba abiertamente: «Señor Esparza, ¿aún está por aquí, señor Esparza?».

No mucho mejor papel le tocó en suerte a Javier García, desinflado tras el pulso fallido a UPN. Se limitó a agitar el espantajo de las «concesiones a los abertzales» que planean acabar con Nafarroa. El líder del PP no pudo salir de su papel de segundón y ni siquiera se dignaron los demás a replicarle por sus salidas de tono.

Nosti cayó en el discurso caricaturesco de Vox sobre la Agenda 2030, la violencia machista y las referencias a ETA

Si acaso, había interés por Maite Nosti, líder de Vox, que entró por primera vez con dos escaños. La médica jubilada se limitó a leer sin énfasis un texto no muy brillante, sembrado de insultos, donde subrayó los postulados más caricaturescos de Vox sobre la Agenda 2030, la violencia machista, la demonización del euskara y referencias a ETA. Ese tono eucarístico, así como de lectura de Evangelio, hizo parecer que no era para tanto lo que decía, pero lo fue. Los parlamentarios de EH Bildu se marcharon para no escucharla.

Dio la impresión, además, de que el aparato de Vox había prestado poco apoyo sus representantes a la hora de dar imagen de seriedad.

La intervención de Uxue Barkos quedó eclipsada por la noticia de que será la nueva senadora autonómica. La expresidenta y, durante los últimos cuatro años voz de Geroa Bai en el Parlamento, cerró uno de sus últimos discursos en la Cámara con acostumbrada brillantez, pero sin darle la épica que merece la marcha de una de las figuras más relevantes de la política de Nafarroa.

Begoña Alfaro, líder de Contigo-Zurekin. (Jagoba MANTEROLA/FOKU)

Al contrario, tuvo que zafarse de críticas de escaparse buscando otro sillón. Su intervención estuvo centrada en «el gran reto» que asumirá Geroa Bai al recibir el encargo de Sanidad, la consejería donde más problema existen y la de mayor peso presupuestario.

Otro elemento de interés era la puesta de largo de Begoña Alfaro, que ha conseguido recoser con éxito a la izquierda no abertzale. Defendió las bondades del acuerdo programático con un discurso muy social. Alfaro entra en escena después de haber conseguido para Contigo-Zurekin la consejería de Vivienda –la misma cesión que el PSOE hizo en Asturias–. «Esto es el inicio de un camino», aseguró la líder de Contigo-Zurekin tras adelantar su voto afirmativo.