Arranca un curso con cambios, leyes trascendentales y elecciones de fondo
A la espera de cuándo convoca el lehendakari las próximas elecciones y con la confianza de que espere al 9 de junio, el Parlamento de Gasteiz inicia el próximo jueves su último curso de la legislatura, en la que tendrá que afrontar la tramitación de leyes trascendentales como la de Educación.
Con el Pleno de Política General del próximo jueves, 14 de sep-tiembre, echa a andar el último tramo de esta legislatura en el Parlamento de Gasteiz, que el lehendakari, Iñigo Urkullu, dijo que tenía voluntad de que durara los nueve meses habituales de los cursos lectivos. Solo de él depende convocar elecciones, pero si no hay otras interferencias, todo hace pensar que la fecha será el 9 de junio, coincidiendo con los comicios europeos. Sin embargo, en la decisión influirá si finalmente hay legislatura en el Estado y no se tiene que volver a las urnas en enero.
El nuevo curso trae novedades. Por ejemplo, Nerea Kortajarena se estrenará como portavoz del grupo parlamentario de EH Bildu, después de que Maddalen Iriarte dejara la Cámara tras presentarse a las elecciones forales en Gipuzkoa y ganarlas, con 15.127 votos y 5 escaños de diferencia sobre el PNV. Sin embargo, el apoyo del PP hizo que la jeltzale Eider Mendoza fuera finalmente nombrada diputada general, al frente de un Gobierno de coalición con el PSE.
Además, ha habido reestructuración en los escaños de la derecha rojigualda. José Manuel Gil, presidente de Ciudadanos en la CAV y que formaba parte del grupo parlamentario PP+Cs, lo abandonó a finales de julio y ha pasado a formar parte del Grupo Mixto, que compartirá con Amaia Martínez de Vox. Tendrán que repartirse espacio y tiempos, aunque la Mesa les aseguró un tercio de lo que cobra un grupo parlamentario para cada uno de ellos. Precisamente a ese dinero atribuyen en algunos círculos parlamentarios la decisión de Gil de pasar al Grupo Mixto y conseguir subvenciones para el menguado partido naranja.
El PNV ha renovado 6 de sus 31 parlamentarios, la derecha se fracciona más y en EH Bildu Nerea Kortajarena sustituye como portavoz a Maddalen Iriarte.
Por su parte, el PNV renueva en este fin de curso hasta cerca de un 20% de su grupo. Hay 6 caras nuevas de entre 31 parlamentarios y parlamentarias. Salvo una sustitución por jubilación, el resto se debe a que los jeltzales están utilizando su grupo parlamentario como cantera de Gobiernos institucionales. De allí han salido la nueva alcaldesa de Elgoibar, una directora para la diputación de Araba, la diputada foral de Gobernanza de Gipuzkoa, Irune Berasaluze, la diputada de Hacienda de Bizkaia, Itxaso Berrojalbiz, y la diputada de Cultura de este mismo territorio, Leixuri Arrizabalaga, que acaba de ser nombrada portavoz del Ejecutivo foral. Convendrá seguir la trayectoria de esta mujer.
Precisamente Arrizabalaga dirigió la ponencia parlamentaria que llegó al Pacto Educativo en abril de 2022, entendido como base de una de las claves de esta legislatura: la Ley de Educación. En unos días se cerrará el plazo de presentación de las enmiendas. Elkarrekin Podemos-IU, que firmó aquel acuerdo, pero después se apeó, ya ha anunciado que ultima una enmienda a la totalidad, porque asegura que el proyecto del Gobierno va en sentido contrario a lo suscrito inicialmente. Desde la derecha rojigualda también vendrán las suyas.
A nadie se le oculta que aquel pacto educativo estuvo marcado antes, durante y hasta después por un intenso trabajo discreto entre el Departamento de Educación-PNV y EH Bildu, que suman 52 de los 75 parlamentarios. Como también se conoce que el PSE, parte del Ejecutivo de coalición que preside Iñigo Urkullu, ha ido en este camino a contrapié y renqueando.
Por eso llama la atención que cuando todos ven una posición de la izquierda independentista favorable a aportar y sacar adelante esta ley trascendental que se pretende que marque un hito generacional, el lehendakari insista en recordar que PNV y PSE tienen su mayoría absoluta y podrían aprobar la ley ellos solos, haciendo ver que todo ejercicio de aumentar ese consenso parezca una concesión graciosa de su generosidad. Habría que saber si de verdad Iñigo Urkullu preferiría aceptar los vetos del PSE, por ejemplo en materia lingüística, ante una ley como esta troncal para el futuro, o simplemente está escenificando su papel institucional.
Por lo demás, en la Cámara de Gasteiz están en trámite otra docena de leyes presentadas por el Gobierno, como las de Transición Energética y Cambio Climático, Empleo, Salud Pública y de Memoria Histórica y Democrática. Y llegarán algunas más desde distintos departamentos gubernamentales.
Urkullu parece haber vuelto a la estrategia del PNV de mayo de acusar a EH Bildu de todos sus males. El resultado en las elecciones municipales y forales ya es conocido.
Va a ser todo un esprint. En la pasada legislatura se aprobaron 17 leyes. En la actual ya han salido adelante 24, están otras trece en la rampa de lanzamiento y lo que todavía pueda llegar al registro del Parlamento.
Lo que no está en cuestión es que este curso va a desembocar en unas elecciones autonómicas y que ello va a condicionar la actividad parlamentaria. A la espera de lo que ocurra en Madrid con las investiduras, lo que ya nadie puede borrar son los resultados de las elecciones municipales y forales del 28 de mayo, ni los de las «generales» del 23 de julio. Y la lectura unánime ha sido que el PNV ha sufrido un duro castigo, mientras que EH Bildu está en claro ascenso (en algunos casos algo exagerado incluso por medios lejanos y articulistas que hablan más de oídas que con los números reales).
Ante las próximas autonómicas conviene tener en cuenta los datos históricos de cada partido, con sus ascensos y descensos, así como las posibilidades de cada cual de cerrar acuerdos de gobierno en el momento histórico de 2024.
Con esos mimbres y hablando de candidatos, lo único que puede tener trascendencia es lo que decidan PNV y EH Bildu. Entre los jeltzales, la sensación general es que Iñigo Urkullu optará a presentarse y ganar por cuarta vez. El PNV debe afrontar en los próximos meses la decisión de quién opta a Ajuria Enea y si hace un relevo al frente del EBB. Quizá por influencia de Xabier Arzalluz, en Sabin Etxea parece haberse impuesto históricamente la máxima ignaciana de «en tiempos de tribulación no hacer mudanza».
En cuanto a EH Bildu, son muchas las miradas mediáticas que se fijan en Arnaldo Otegi, que en público permite que ese globo se hinche, aunque deja claro que a su edad y con su historial, se ha ganado el derecho a decidir. Atendiendo a que el liderazgo de Otegi en EH Bildu es incuestionado, cabe recordar que esta fuerza política no se centra únicamente en la CAV, así que al igual que el coordinador general no se presentó para lehendakari de Nafarroa, nada obliga a que lo haga en las próximas autonómicas. De hecho, la apuesta en los últimos casos ha sido siempre la de una mujer que dé consistencia institucional, solidez política y capacidad de abrir la base electoral de EH Bildu.
Así que mientras la izquierda independentista habla de ambición política, pero también de paciencia revolucionara, no está claro que el PNV haya sabido leer el porqué de su pérdida en las urnas o, al menos, de haber encontrado el antídoto que necesita. El tsunami interno es intenso, al igual que las contradicciones a la hora de recetar la medicina.
El final jeltzale de la campaña de las municipales y forales fue apoteósico, culpando a EH Bildu de todos los males. El resultado no tiene vuelta. En julio esa virulencia pareció atenuarse. Pero el inicio que Urkullu ha dado al curso, culpando a la acción dual entre ELA y el socialismo vasco radical de todos sus males, parece mostrar cuál va a ser el tono de este nuevo curso. Quedan nueve meses hasta el examen del 9 de junio.