INFO

La alimentación, responsable de la «desmesurada huella ecológica de la UE», según un estudio

La alimentación es la principal responsable de la «desmesurada huella ecológica de la UE», ya que una cuarta parte de los alimentos consumidos en esa zona procede del exterior, lo que pone de manifiesto «la vulnerabilidad del sistema», según un estudio publicado por la revista digital ‘Nature Food’.

Una cuarta parte de los alimentos consumidos en la UE proceden del exterior. (GETTY IMAGES)

La «desmesurada huella ecológica de la UE» es consecuencia de su sistema de alimentación, ya que una cuarta parte de los alimentos consumidos en esa zona procede del exterior, según se afirma en un estudio científico publicado por la revista digital ‘Nature Food’.

La citada investigación ha sido coordinada por científicos de Global Footprint Network, en colaboración con expertos en sistemas alimentarios y la participación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

En el mismo se señala que el modo en el que los alimentos se suministran a los compradores europeos y la manera en la que estos los consumen representan «la mayor parte de su huella ecológica, alrededor del 30%», con cinco estados que contribuyen a un 70% de esa huella y que son Alemania (21%), Estado francés (15%), Italia (13%), Estado español (12%) y Polonia (8%).

El estudio señala que los productos animales —carne, pescado y, en grado más bajo, lácteos— son muy intensivos en recursos en comparación con los alimentos de origen vegetal. Sin embargo, los de origen vegetal, por ejemplo, las verduras, constituyen el elemento principal de las dietas de solo ocho de los 27 estados miembro de la UE.

Comer por encima de sus posibilidades

Estos datos ponen en evidencia que «los europeos comen por encima de sus posibilidades en términos de importaciones, emisiones de dióxido de carbono y uso del suelo y del agua», explica Roberta Sonnino, del Centro para el Medio Ambiente y la Sostenibilidad y miembro del Instituto para la Sostenibilidad de la Universidad de Surrey.

Y aunque «el Pacto Verde de la UE y la estrategia Farm to Fork sitúan a la región como líder mundial en la transición hacia sistemas alimentarios y sociedades más sostenibles, casi el 25% de la biocapacidad necesaria para mantener la dieta de los residentes de la UE-27 procede de países que no pertenecen a la UE. Nuestro análisis sugiere que limitarse a aplicar los objetivos de la estrategia Farm to Fork al sector agrícola no será suficiente para cumplir los objetivos de descarbonización de la UE, ya que el impacto ambiental se traslada a países que no pertenecen a la UE», afirma el autor principal y coordinador de la investigación, Alessandro Galli, director de las regiones del Mediterráneo, Oriente Medio y el Norte de África de Global Footprint Network.

Teniendo en cuenta la situación, en el estudio se plantean posibles formas de abordarla para reducir de una manera eficiente esa huella ecológica en el ámbito de la alimentación, ya que «la tendencia de intervenir en el suministro o la demanda no funciona. Necesitamos un enfoque sistémico para abordarlos conjuntamente, además de examinar las políticas comerciales. En lugar de adoptar un enfoque disperso, los gobiernos nacionales deben implementar políticas alimentarias holísticas basadas en evidencias, precisamente en el tipo de evidencias incluidas en esta investigación», afirma Sonnino.

Por su parte, Anna Bach Faig, investigadora del Foodlab de la UOC, que ha analizado las tendencias de consumo y las posibles soluciones, señala que «los resultados refuerzan la importancia de obtener proteínas más allá de la carne y los productos lácteos, aumentando la absorción de patrones dietéticos ricos en plantas, así como la medida de las porciones».

En este sentido, añade que «la necesidad de aumentar las fuentes de proteínas de origen vegetal, como, por ejemplo, las legumbres y los frutos secos, también se pide que sea incorporada a los enfoques actuales que integren consideraciones nutricionales y ambientales. Hay que promover políticas destinadas a garantizar un acceso suficiente a alimentos sostenibles y saludables a partir, por ejemplo, de la contratación pública y los currículums escolares».

En opinión de otra de las investigadoras que ha participado en el estudio, Marta Antonelli, responsable del Proyecto de sistemas alimentarios de Global Footprint Network, «es probable que, por sí solos, los cambios en el suministro no basten para que el sistema alimentario de la UE-27 sea sostenible en los términos que describe la estrategia Farm to Fork. Incluir perspectivas tanto de nutrición como de sostenibilidad en las recomendaciones dietéticas nacionales basadas en alimentos puede desencadenar cambios en el consumo de alimentos y en las tendencias de comportamiento que beneficien a la salud humana y planetaria».

Por todo ello, el estudio concluye que es necesario diseñar e implementar políticas de obligado cumplimiento para cada etapa de la cadena de suministro alimentario, con el fin de avanzar hacia el Pacto Verde Europeo y la estrategia Farm to Fork (de la granja a la mesa).