«A los actores de ‘El Florido Pensil’ nos recibían como a los jugadores de la Real Sociedad»
Paco Sagarzazu recibirá el Premio Zinemira de este año por su dilatada carrera en la que ha conjugado su labor sobre los escenarios con la llevada a cabo frente a las cámaras de cine y televisión.
Al escuchar su nombre puede que haya algún despistado que no identifique el actor. Pero pocos serán quienes no reconozcan su rostro al verlo. A Paco Sagarzazu Badiola (Donostia, 1940) lo hemos visto infinidad de veces sobre el escenario de teatro, en televisión y en el cine. Tiene tras de sí una dilatada carrera, merecedora del galardón que otorgan la Asociación de Productores Independientes Ibaia y la dirección de Zinemaldia. «Es figura indispensable del cine y el teatro vascos», remarcan desde el festival.
Llega desde su barrio de siempre, Herrera –aunque nació en la Parte Vieja donostiarra–, a las inmediaciones del Kursaal. Lo hace saludando a amigos y conocidos que se encuentra a su paso.
Simpático y afable, en pocos minutos confirmamos un hecho ya constatado como periodista con otras personalidades de la cultura: la relevancia artística va pareja a la humildad.
No es amigo de protagonismos. Aun así Sagarzazu ha recibido con alegría la concesión del Premio Zinemira de este año. «Te produce una gran satisfacción, estoy contento y agradecido, pero por mi carácter me origina también bastante desasosiego», reconoce entre risas.
Durante años estuvo al otro lado de la barrera. Era quien hacía las preguntas a los asiduos al festival. Su labor era conocida entre los oyentes de Radio Popular. «En la radio actuaba más que trabajar de locutor. Al menos esa es mi impresión. Durante el festival, iba todas las noches con otro compañero a ver el ambiente. Cotilleábamos y luego lo comentábamos en tono sarcástico y cómico en antena», recuerda. Su personaje tomó el nombre de la comentarista Elsa Maxwell. El resto del año se dedicaba a realizar entrevistas o reportajes. «Me gustaba el trabajo de calle», indica.
Contaban con una audiencia fiel. «Éramos una emisora muy familiar, para lo bueno y para lo malo», apostilla.
No es capaz de poner fecha a su atracción por el escenario de teatro. «Desde siempre», afirma. «De crío iba bastante a ver cine. Supongo que me vería la escena de la muerte de Jesucristo porque hice una cruz y me arrastraba con ella subiendo la cuesta de mi barrio... Imagínate a mi pobre madre viendo aquello...», relata, divertido. «Ramon Barea me contó que él oficiaba misas... Somos actores desde el principio. Aunque he hecho otras cosas, soy actor y he disfrutado mucho».
‘El Florido Pensil’, ‘El hombre que confundió a su mujer con un sombrero’, ‘Tartufo’, ‘Palabrarismos’, ‘Las Criadas’... son títulos que conforman su trayectoria teatral. El montaje de Tanttaka fue especial. «La primera actuación fue fría, pero a partir todo cambió. Muchas personas se identificaban con la educación que habían recibido. A los actores de ‘El Florido Pensil’ nos recibían como a los jugadores de la Real Sociedad», cuenta, entre risas.
La gira fue interminable y llegó un momento en que Sagarzazu no pudo continuar. «Creo que yo hice durante 4 o 5 años. Al final mi cabeza enloqueció con los textos y los personajes –los actores encarnaban varios personajes en cada representación–. Tuve que pedir la baja, dejé de hacerlo».
Llega el cine
Trabó amistad con Klara Badiola en torno a la compañía Orain y fue la actriz quien al encontrarse por la calle le comentó que iba al casting para una película. Resultó ser ‘La fuga de Segovia’, nada menos. «Le acompañé a Klara, me senté a esperarla y vino alguien hacia mí diciéndome que les interesaba mi cara para un papel pequeño. Dije que sí. Hice de preso común. Era joven y muy lanzado, ahora no lo soy tanto», dice con una sonrisa».
Fue su descubrimiento de la pantalla grande. Previamente había llevado al cine su propio texto teatral ‘Balantzatxoa’ junto a Juan Miguel Gutierrez.
De ‘Tasio’ guarda un recuerdo inmejorable. «Fue todo muy bonito», dice.
En el cine la lista de proyectos en los que ha participado es larga. ‘La conquista de Albania’, ‘Ander eta Yul’, ‘Gran Sol’, ‘Santa Cruz, el cura guerrillero’, ‘Salto al vacío’, ‘Txotx’, ‘La hora de los valientes’, ‘40 ezetz’, ‘El diablo enamorado’, ‘Aupa Etxebeste...
En televisión, en Madrid, participó en series como ‘Hospital Central’, ‘El comisario’, ‘Cuéntame cómo pasó’...
Sin arrepentimientos
Los premios suelen ser un buen motivo para echar la vista atrás. Le invitamos a hacerlo. «Estoy conforme con lo que he hecho», dice. Compaginó su labor interpretativa con su trabajo de radio. No quiso dejar su actividad ante los micrófonos. «He sido muy feliz en la radio, mis mejores amigos y amigas son de aquellos tiempos. No dejé la radio hasta que ella me echó de alguna manera», subraya sobre su decisión de no trasladarse a Madrid, por ejemplo. Y es que Sagarzazu está muy unido a su barrio, con todo lo que ello significa. «Soy muy casero», confiesa.
Y no se arrepiente de ello. «Me mandaron a la Cope, allí no me sentía identificado. Posteriormente nos echaron a un grupo de trabajadores».
Prefiere que no lo definan como ‘actor secundario’. «No es por orgullo, no me siento ofendido, pero no me gusta. Todos somos actores. Creo que les he sacado jugo a los personajes porque me han gustado, aunque fuesen horrorosos y no tuviesen nada que ver conmigo». Recuerda un momento tenso vivido en la época en que en la serie televisiva ‘Hospital Central’ encarnaba a un enfermero que por las noches violaba a las pacientes. «¡Era muy fuerte! Fíjate lo que me pasó. En la estación de metro se me acercó una persona con cara de pocos amigos y me dijo ‘lo que estás haciendo no te lo voy a perdonar nunca’. No estaría bien y se había creído la trama. Gracias a que llegó el metro, pude escabullirme entre la gente. Si no podría haberme hecho cualquier cosa».
No considera que un actor se haga realmente sobre el escenario. «No lo comparto. Es verdad que hay actores de cine que no se atreven, les da miedo. Me imagino que funcionarían aunque el miedo escénico y ese tipo de miedos te enganchan y es muy jodido...».
Ya retirado de las producciones de teatro, cine y televisión, en los últimos tiempos ha descubierto su gusto por la dirección. «Estoy trabajando con 2112 Produkzioak, formado por mi sobrino Jon Sagarzazu y Naiara Arnedo. Me lo piden y yo lo hago muy a gusto».