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Aburto obedece a Covite y quita el monolito de Jon Urzelai, muerto en 1974 por la Guardia Civil

Jon Urzelai, miembro de ETA, murió tiroteado por la Guardia Civil en pleno franquismo, en 1974 en Zorrotza. Pasados ya 49 años un monolito lo recordaba hasta que el alcalde, Juan Mari Aburto, por exigencia de la presidenta de Covite, Consuelo Ordóñez, lo ha retirado.

Jon Urzelai, miembro de ETA, murió tiroteado por la Guardia Civil en 1974. (Euskal Memoria)

El alcalde de Bilbo, Juan Mari Aburto, ha obedecido a las exigencias de Covite y ha retirado el monolito que recordaba a Jon Urzelai en el parque de la calle Astillero de Zorrotza, donde el miembro de ETA murió tiroteado por la Guardia Civil el 11 de septiembre de 1974, en pleno franquismo.

«Homenaje ayer en el barrio de Zorroza, en Bilbao, al etarra Jon Urcelay Imaz, asesino de Martín Durán Grande. Basta ya de legitimar a los asesinos y olvidar a las víctimas», escribía Covite el pasado día 12 de septiembre en la red social X. La asociación lo denunció ante el Ayuntamiento bilbaino que este lunes respondió a la exigencia de Consuelo Ordóñez y, escudándose en que el citado monolito «contravenía la Ley de Reconocimiento y Reparación a las Víctimas del Terrorismo», anunciaba que se había procedido a la retirada del mismo «como salvaguarda de la dignidad y reconocimiento de las víctimas».

Se da la circunstancia de que en 2021 Covite realizó una denuncia similar. Entonces no obtuvo respuesta del Ayuntamiento de Aburto. De hecho, el propio Consistorio, en diversos actos organizados en el parque durante los últimos años, ha utilizado el nombre de parque Jon Urzelai a la hora de realizar la convocatoria.

A finales de la década de los 70, vecinos de Zorrotza habilitaron un parque donde hasta entonces solo paseaban las ratas entre escombros y jeringuillas. En auzolan se le dio forma y se acordó bautizarlo bajo el nombre de Jon Urzelai, recordándolo en el barrio como víctima del franquismo. «Era un sentir del barrio. Lo mataron en plena dictadura franquista, por lo que en el barrio nunca ha habido ningún problema», recuerdan desde la asociación vecinal.

El monolito llegaría más tarde, hace ahora 18 años. Durante este tiempo no había habido ningún impedimento por parte del Ayuntamiento. Si bien la placa ha desaparecido en más de una ocasión, los vecinos se han encargado de reponer y guardar la memoria.

De esta forma, el alcalde de la capital vizcaina ha negado la condición de víctima a Urzelai. No es la primera vez que el dirigente del PNV toma, por su cuenta, una decisión que debería ser judicial. En junio de 2021 denegó el permiso para realizar en La Bolsa una charla sobre Txabi Etxebarrieta, víctima también de la Guardia Civil franquista, a pesar de que la Audiencia Nacional había desestimado una denuncia de Dignidad y Justicia en la que pedía a los jueces que impidieran la celebración del acto.

Tiroteo o emboscada

Volviendo al caso de Urzelai, las crónicas de la época en ‘ABC’, ‘Diario Vasco’ o ‘La Voz de España’ hablan de que aquel día se produjo un «enfrentamiento entre activistas de ETA y la Guardia Civil» en el interior de la vivienda de Zorrotza. Sin embargo, la versión que recoge la fundación Euskal Memoria es otra.

El 11 de septiembre de 1974 Bilbo amanece tomada por la Policía. Se realizan registros en numerosas viviendas y hay controles en las entradas y salidas de la ciudad. En uno de estos controles se produce un tiroteo en el que resulta herido el agente Martín Durán Grande, que fallecería cuatro días después.

Esta muerte se atribuye a Urzelai. Este, junto con Andoni Campillo, otro miembro de ETA, trata de refugiarse en un piso franco de la calle Astillero de Zorrotza. Sin embargo, la Guardia Civil ya se encuentra en el interior y al abrir la puerta dispara contra Urzelai, que muere en el acto.

Campillo logró huir y fallecería en una acción similar, un año después, en Barcelona.

Juerguista y militante

Jon Urzelai nació en Donostia en 1948, y pasó su niñez en Arano y Ataun. Regresaría con 17 años tras formarse en los sacramentinos de Tolosa, donde se enriqueció culturalmente. En un principio se dedica a organizar actividades culturales y practicar ciclismo, picándose en las rampas de Lizarrusti con sus vecinos navarros de Etxarri-Aranatz. Mientras tanto, se seguía formando estudiando electricidad y se introdujo en el mundo laboral.

A su vez, comenzaba a alimentar una fama de «juerguista» que le serviría para cubrir el inicio de su militancia en ETA. De hecho, por su casa pasaban muchas personas. En grupos de tres o cuatro y siempre distintos. «Todos amigos de la mili», solía decir su madre.

En 1970 el proceso de Burgos vertebraría toda la lucha social y política en Euskal Herria y aquel joven no iba a ser ajeno a ello.

Le toco realizar el servicio militar en Ceuta. O, más bien, así lo escogió junto a tres amigos «para que no los separasen». Sus familiares creen que para entonces «estaba ya comprometido en ETA».

A su regreso de Ceuta comenzó a vivir en Beasain. Se ausentaba en numerosas ocasiones. En teoría estaba de fiesta. Así vivió hasta que el 6 de marzo de 1973, en plenos carnavales de Tolosa, Urzelai se encontraba cenando en un bar junto a varios compañeros del comando cuando se les cayó un abrigo que portaba una pistola, disparándose y causando un rasguño a una camarera. Tras aquel episodio se produjeron numerosas detenciones por la zona de Goierri, entre ellas la del propio Urzelai, que fue incomunicado, torturado y encarcelado en la prisión de Martutene.

La muerte de «Beltza»

En la cárcel, daba clases de gimnasia al resto de presos y era conocido por el interés en mantener el buen tono físico. El 28 de noviembre de aquel año, a Urzelai le llega la noticia de la muerte de Joxe Etxeberria «Beltza», que falleció a los 22 años al accionarse antes de lo esperado el explosivo que habían preparado. Aquel día también murió Jon Pagazartundua. Aquella noticia «endureció» a Urzelai, según cuenta un compañero de celda en una pequeña biografía.

El joven guipuzcoano se enfrentaba a una petición de 27 a 30 años de prisión. Aquel compañero, que abandonó Martutene a los ocho meses, recuerda que «Jon se quedó allí asegurando que no iba a pasar el resto de su vida entre aquellas paredes».

El 6 de julio de 1974 provocó su ingreso en el Hospital Provincial de Gipuzkoa «a pesar de tener una gran salud», del que consigue huir con ayuda exterior. «Comprobamos la información que teníamos y estuvimos en el hospital. Teníamos la conformidad de la organización para intentar la fuga y comunicamos a Jon el día y la hora en que íbamos a llegar para que estuviese preparado, vestido con ropa de calle. A la hora acordada nos presentamos allí, pero Jon estaba en pijama. Teníamos que escondernos en Donostia y el único problema fue sacar a Jon del coche, en pleno día y en pijama», recuerda un compañero de comando en la citada biografía.

Una vez que la fuga había fructificado, pasó a ser un liberado ilegal de ETA en Bizkaia. El 2 de septiembre, Urzelai participó en un atraco a la empresa Tubacex de Laudio, que sería el pretexto para la operación policial que se desarrolló el 11 de septiembre en Bilbo, donde, tiroteado por la Guardia Civil, falleció.

Ahora, 49 años después, Aburto ha acatado las exigencias de Covite y ha retirado el monolito que recordaba a la víctima de la Polícia franquista. Por contra, sí incluye a Martín Durán Grande, agente de la Guardia Civil franquista, entre sus víctimas. Sin olvidar que todo lo ocurrido entonces no solo quedó cubierto por la impunidad judicial, sino amnistiado tras la muerte de Franco.