Mueren 29 personas en un ataque del Ejército birmano contra un campamento de desplazados
Un ataque militar perpetrado la noche del lunes en el estado norteño de Kachin, en una zona fronteriza con China donde hay campos de desplazados, ha dejado alrededor de una treintena de muertos, doce de ellos niños. Es una nueva muestra de la brutalidad del conflicto que sacude a Myanmar.
Un ataque del Ejército birmano ha dejado 29 muertos en un campamento de desplazados internos en el norte de Birmania, según ha informado este martes a la agencia AFP el portavoz del Ejército Independiente de Kachin (KIA), guerrilla que controla la zona.
«Encontramos 29 cuerpos, incluidos niños y ancianos (...) 56 personas resultaron heridas», ha indicado el coronel Naw Bu, que ha precisado que el ataque se produjo sobre las 23.00 hora local.
«No escuchamos ningún avión», ha apuntado Bu al señalar que intentan determinar si los militares emplearon un dron para atacar el campamento colindante al poblado de Laiza, en la frontera con China.
Naciones Unidas y las organizaciones de derechos humanos han denunciado repetidamente a la Junta militar que gobierna Myanmar por atacar a civiles durante su sangrienta represión contra todo tipo de disidencia, ya sea étnica o política.
El KIA ha tenido enfrentamientos regulares con las fuerzas armadas durante décadas, con intensos combates después del golpe militar de 2021, que apartó del poder al Gobierno encabezado por Aung San Suu Kyi.
La Junta acusó a los rebeldes kachin de entrenar y equipar a los grupos de resistencia prodemocracia (PDF) formados tras el derrocamiento, llegando a ejecutar un ataque aéreo contra un concierto organizado por el KIA en octubre del año pasado. 50 personas murieron y 70 resultaron heridas.
Más de 4.100 muertos
La represión que siguió al golpe dejó más de 4.100 muertos en todo el país, según una organización local de derechos humanos.
En el Estado de Kachin hay cerca de 100.000 desplazados internos, según datos de las Naciones Unidas de marzo. El Ejército de Independencia de Kachin controla partes de la zona, un importante lugar de extracción de jade, una industria lucrativa pero opaca, mal regulada y peligrosa.