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Amenazas con perros y privación de alimentos; el trato israelí a los gazatíes retenidos

Israel va permitiendo volver a la franja a los miles de trabajadores gazatíes detenidos en su territorio tras los hechos del 7 de octubre. Su testimonio detalla amenazas, presiones, insultos y privación de alimentos.

Dos de los trabajadores, conmovidos por las noticias al regresar a Gaza. (Said Khatib | AFP)

Varios de los miles de trabajadores gazatíes devueltos este viernes por Israel a la Franja de Gaza, tras permanecer detenidos durante días desde el ataque de Hamás el 7 de octubre, han denunciado en conversaciones con EFE «torturas psicológicas» y privación de alimentos.

«Nos metieron (anoche) en autobuses con los ojos vendados y con los pies y las manos atadas y nos tuvieron así hasta las seis de la mañana», cuando los dejaron en el paso entre Gaza e Israel de Kerem Shalom, cuenta a EFE un trabajador recién expulsado de Israel.

Prefiere no identificarse, pero que como el resto de los recién llegados todavía tiene una cinta en el tobillo de color azul con un número identificativo, una tobillera puesta por sus guardianes israelíes.

Cinta en el tobillo con número de identificación, en los trabajadores detenidos por Israel estas tres semanas. (Said Khatib | AFP)

Algunos aseguran que estuvieron detenidos más de 20 días y resaltan las noches de miedo, en las que los carceleros se llevaban a compañeros para ser interrogados y, después, ya no los devolvían a la misma celda.

Hablan del uso de perros para aterrorizarlos y cuentan que les insultaban, les acusaban de pertenecer a Hamás y les preguntaban dónde vivían, por sus vecinos y si conocían «a fulano o a mengano».

Otro asegura que para diez personas solo les daban de comer un trozo de pan y un tarro de mermelada.

Tres semanas sin noticia alguna

La mayoría de los consultados por EFE apenas sabían lo que estaba ocurriendo en Gaza y ninguno que el Ejército Israelí irrumpió hace varios días por tierra en la Franja.

Denuncian que les quitaron el dinero y los teléfonos, por lo que nada más llegar, muchos buscan un móvil prestado para poder conocer el paradero de sus familias.

«Hola, estoy en el paso de Rafah ¿Cómo estáis, cómo está mi mujer, como están mis hijos?», pregunta por un teléfono prestado uno de los trabajadores con la voz rota, antes de asegurar que no tiene dinero, ni celular.

Unas 18.500 personas de Gaza tenían permiso de trabajo en Israel, pero las autoridades israelíes se lo revocaron tras estallar el conflicto el 7 de octubre. Varios miles se vieron desplazados a Cisjordania ocupada y muchos fueron detenidos por las fuerzas de seguridad israelíes, según ONG de derechos humanos.

Unos 4.000 detenidos

Se calcula que unos 4.000 palestinos de Gaza con empleo en Israel fueron arrestados tras el comienzo de la guerra entre el Ejército israelí y el grupo islamista Hamás en la Franja, sin que las autoridades israelíes hayan ofrecido información sobre su número exacto o paradero.

Hasta el momento, las autoridades israelíes tampoco han informado sobre el número de personas devuelto a Gaza y el portavoz del Ejército israelí, Richard Hecht, ha asegurado en una rueda de prensa con medios internacionales que él se enteró por la prensa.

Consultadas por Efe, las autoridades civiles israelíes también se han desentendido de la cuestión y no ofrecen información, más allá de un escueto comunicado anoche del Gabinete de Seguridad, que encabeza el primer ministro Benjamín Netanyahu.

«Israel está cortando todo contacto con Gaza. No habrá más trabajadores palestinos de Gaza. Los trabajadores de Gaza que estaban en Israel el día del estallido de la guerra serán devueltos», indicó esa entidad que depende del gobierno.

Preocupación de la ONU

La ONU, por su parte, aseguró hoy sentirse perpleja por la decisión del Gobierno israelí de devolver a esta zona asediada por bombardeos masivos y una incursión militar terrestre estos miles de gazatíes con permiso de trabajo en Israel.

«No creo que necesite explicar la gravedad de la situación. Estas personas están siendo devueltas en esta situación increíblemente difícil y peligrosa, y no sabemos a dónde o si todavía tienen un vivienda a la que ir», dijo la portavoz de la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Liz Throssell.

Muchos de los recién llegados todavía tampoco lo saben.