Con PNV y CC, Pedro Sánchez logra 179 escaños para su investidura
Con los acuerdos firmados con PNV y CC, Pedro Sánchez ha cerrado un círculo de pactos que le concede una holgada mayoría absoluta. Las incendiarias soflamas de PP y Vox chocan con la realidad de que no solo una mayoría de escaños, sino también de representación popular, garantizará su investidura.
No le hacía ninguna falta, pero el PSOE cerró ayer con Coalición Canaria el apoyo de su única representante a la investidura de Pedro Sánchez. Su diputada, Cristina Valido, que votó también en su momento a Alberto Núñez Feijóo, dice estar en contra de la ley de amnistía y en su día el partido aseguró que nunca apoyaría un Gobierno en el que estuviera Sumar. Pero todas las líneas rojas han acabado evaporándose. El movimiento del PSOE sirve para que se visualice un Congreso de los Diputados dividido entre la derecha rojigualda, en todos sus extremos, minoritaria –por mucho que grite– frente al resto.
Antes de la cita con Coalición Canaria, el presidente, Pedro Sánchez, obsequió al PNV con la rúbrica en persona de su pacto con el presidente del EBB, Andoni Ortuzar. Solo los jeltzales han tenido ese tratamiento.
Lo que parecía imposible
Tras el batacazo de mayo, Sánchez convocó elecciones el 23 de julio y el PP resultó el partido más votado. Pero al mismo tiempo se vio que junto a Vox no alcanzaba la mayoría absoluta. Y ahí comenzó la tragedia de la derecha unionista.
Sin embargo, tampoco Pedro Sánchez lo tenía fácil. Debía conseguir cerrar acuerdos con todo el resto del arco parlamentario, y eso incluía a Junts, dirigido desde Waterloo, por Carles Puigdemont, y a ERC, marcada también por la represión del Estado. De inicio pusieron sobre la mesa la urgencia de una ley de amnistía. Ese parecía un escollo insalvable. Pero entre el agosto vacacional, el setiembre cedido a Alberto Núñez Feijóo para que se liará él solo, y el octubre exprimido como la última naranja del frutero, la amnistía ha pasado a darse por hecha.
La derecha, rabia
La derecha está inflamando las calles contra la amnistía, como antes exaltaron el «a por ellos» contra el independentismo catalán. Aunque los excesos pueden resultarle indigestos y en algunos casos ridículos.
A esto se le suma el alboroto que se ha generado sobre el concepto de lawfare o intromisión judicial en la política, algo que todo el mundo sabe que existe, pero que determinados estamentos han recibido con un exceso de corporativismo para negar la realidad. De hecho, jueces como Manuel García Castellón se han encargado, ellos solos, de ofrecer «la prueba del nueve».
Obispos, militares y agrupaciones de las FSE también han entrado en un proceso de efervescencia, en contra de lo que finalmente van a votar quienes, al menos en teoría, ostentan la representación mayoritaria de la voluntad popular.
Miércoles y jueves
Todo hace indicar que las sesiones de la investidura de Pedro Sánchez se celebrarán el miércoles y el jueves. El apoyo de 179 escaños es inédito en los últimos años.
EH Bildu anunció desde el principio que sería fiel al compromiso electoral de impedir que gobierne la derecha. Acuerdos sobre la amnistía y las lenguas facilitaron la elección de la Mesa del Congreso. Luego llegó el acuerdo con Sumar. Los compromisos con ERC. La foto del PSOE con Puigdemont en Bruselas como avance de lo inevitable. La firma con el BNG. Y ayer el cierre de ciclo con PNV y CC. El fin de semana mostrará la pataleta de PP y Vox contra la realidad.