Las agencias de la ONU rechazan colaborar con la nueva Nakba
Las agencias de la ONU han rechazado participar en el nuevo desplazamiento ordenado por el Ejército israelí en Gaza. Después de forzar el éxodo de 1,7 millones de personas, quiere que también en el sur se vayan a «refugios» que no existen. Ni la ONU ni los hospitales se salvan de sus ataques.
Casi una veintena de agencias de Naciones Unidas y ONG colaboradoras han rechazado participar en el establecimiento de ninguna «zona segura» en Gaza si no es acordada por todas las partes en conflicto.
Estos organismos responden así a los planes del Ejército israelí que, después de haber forzado el desplazamiento de unos 1,7 millones de gazatíes, más de dos tercios de la población, y de haber expulsado a casi todos los residentes del norte de la Franja, se dispone a tomar también el sur.
Supone el mayor éxodo de la población palestina desde la Nakba (catástrofe), la expulsión de los palestinos forzada en la creación del Estado de Israel en 1948.
Muchas de las personas ahora desplazadas ya eran refugiados en Gaza, descendientes de aquellos expulsados.
El miércoles, el Ejército pidió la evacuación de varios pueblos de la gobernación de Jan Yunis mediante octavillas lanzadas desde el aire, en las que ordenó a los palestinos abandonar sus hogares y «acudir a refugios conocidos».
Más de dos millones de personas se agolpan al sur del Wadi Gaza, el río que divide el enclave, y no existen los «refugios conocidos» a los que alude el Ejército sionista.
De hecho, también Jan Yunis y otros lugares en el sur están siendo atacados y los propios desplazados han sido víctimas de bombardeos en su éxodo desde el norte.
Un tercio de las más de 11.500 muertes muertes registradas desde el 7 de octubre han ocurrido en el sur de la Franja. «En Gaza no hay lugar seguro, ni en el norte ni en el sur ni en la zona central, ni siquiera los locales de la ONU son seguros», lamentó la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa).
Una zona segura debería contar con el acuerdo mutuo de las partes beligerantes, ser provista de las necesidades básicas y permitir el libre movimiento de los civiles en ella, señalaron los directores de estos organismos, que alertaron de que crear unilateralmente estas zonas en las actuales circunstancias puede suponer «pérdidas en vidas humanas a gran escala».
Entre los firmantes se encuentran el coordinador humanitario de Naciones Unidas, Martin Griffiths; el alto comisionado para los Derechos Humanos, Volker Türk; y los principales responsables de la OMS y Acnur, entre otros organismos.
Además, exigen que se garantice la libertad de movimiento al personal humanitario, porque Israel ha puesto en el punto de mira también a estas organizaciones. El director de la Unrwa, Philippe Lazzarini, denunció que Israel tiene «el objetivo deliberado de estrangular las operaciones» que dirige en la Franja de Gaza. Consideró indignante que la agencia tenga que suplicar por el combustible, después de que Israel autorizara solo el paso de media cisterna y vetara su uso para hospitales o para el suministro de agua.
Israel ha matado ya a 102 trabajadores de la Unrwa, el mayor número de trabajadores humanitarios de la ONU muertos en un conflicto en la historia de Naciones Unidas.
Un nuevo régimen
La orden de desplazamiento israelí anticipa el «nuevo régimen» que quiere imponer Israel en Gaza, en palabras del presidente del Estado, Isaac Herzog. Aunque desestimó la expulsión de la población del enclave, apuntó que en ese nuevo régimen «los únicos que pueden garantizar la seguridad son las Fuerzas de Defensa de Israel», lo que sugiere una reocupación.
Mientras, Israel sigue fijándose en los hospitales como objetivo. En su segundo día de operación en el de Al Shifa, donde alega que se esconde parte del corazón militar de Hamas, no encontró túneles ni rehenes ni el cuartel general de la organización islamista.
Intentó demostrar su versión alegando haber encontrado equipo militar y un ordenador con «imágenes de rehenes cautivos», aunque sin ofrecer pruebas verificables.
El personal médico negó la actividad militar de Hamas dentro del centro. Al Shifa «se ha convertido en una gran prisión, sin agua, ni electricidad ni alimentos, un crimen del que la historia testigo», denunció su director. Los soldados siguieron interrogando y deteniendo a pacientes y desplazados. También los tanques que asedian el hospital de Ahli Arab, lo atacaron y, además, impidieron a los sanitarios acercarse a los heridos.
Borrell pide a Israel que «no se consuma por la ira»
El Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell, pidió a Israel que «no se consuma por la ira» en su respuesta a los ataques de Hamas, asegurando que «un horror no justifica otro». En declaraciones junto al ministro de Exteriores israelí, Eli Cohen, en el inicio de su gira por Oriente Próximo, el jefe de la diplomacia comunitaria evitó cualquier denuncia de la agresión contra Gaza y dijo entender el miedo y el dolor del pueblo israelí, defendiendo que Israel responda de acuerdo al derecho internacional. «Entiendo la ira, pero permítame pedirle que no se consuman por la ira. Esto es lo que los mejores amigos de Israel pueden decir», apuntó.
Con una retórica de equilibrio entre el claro apoyo de la UE a Israel, las distintas posiciones de sus socios y la evidencia de las matanzas en Gaza, Borrell insistió en la necesidad de abrir corredores humanitarios y fijar pausas en la «guerra», tras insistir en que la UE apoya que Israel ejerza «el derecho a defenderse». También instó a defender a los civiles, asegurando que la diferencia entre la «sociedad civilizada» y un grupo «terrorista» es el respeto a las vidas humanas. Añadió que «las guerras, la tecnología y los soldados no son suficientes para garantizar la seguridad de Israel».
Borrell se reunirá con el presidente, Isaac Herzog, y con el ministro Benny Gantz, además de con el líder opositor Yair Lapid, pero no con el primer ministro, Benjamin Netanyahu.
Frente a esta posición de la UE, el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, pidió a la Corte Penal Internacional que investigue los crímenes de guerra de Israel en Gaza, y denunció un castigo colectivo «sin precedentes en la historia». Ramaphosa reclamó que la comunidad internacional pida un cese al fuego de inmediato y adopte medidas legales a nivel global.
Jerusalén
El brazo armado de Hamas, las brigadas Ezzedin al-Qassam, asumieron el ataque llevado a cabo «para vengar a los mártires de Gaza» en un puesto de control de acceso a Jerusalén, en el que mataron a un soldado israelí e hirieron a otros cinco. Las fuerzas sionistas mataron a los tres asaltantes palestinos en el lugar.
Líbano
El Ejército de Israel atacó de nuevo puestos de Hizbulah y de milicias en Líbano en varias tandas de bombardeos, tras los intentos de ataque de milicianos y el lanzamiento de misiles antitanque hacia territorio israelí. Desde el 7 de octubre, en la zona se han registrado al menos 103 muertos: 10 en Israel (3 civiles) y 93 en Líbano (13 civiles).