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Israel añade el hambre a las bombas en el castigo colectivo a Palestina

Los palestinos se enfrentan ya a la posibilidad inmediata de morir de hambre, con las panaderías y almacenes de harina bombardeados y sin combustible para repartir la poca ayuda que queda.

Un hombre lleva a una niña en brazos tras un bombardeo israelí en Rafah, al sur de la Franja. (Said JATIB | AFP)

 Uno de los últimos almacenes de trigo de Gaza, en Jan Junis, resultó gravemente dañado por los bombardeos israelíes, en el último de una serie de ataques contra la estructura vital del territorio, donde el pan es ya muy escaso y los gazatíes tampoco cuentan con agua potable.

Con una reserva de 3.000 toneladas de trigo, su almacén quedó parcialmente destruido cuando el piso superior fue alcanzado durante la noche del miércoles por un ataque aéreo y el molino ya no tiene suficiente combustible para funcionar. La víspera, el molino Al-Salam, en Deir al-Balah, en el centro de la Franja, también fue atacado y destruido.

A partir de ahora el riesgo de hambruna es inmediato para los 2,4 millones de habitantes de Gaza sometidos por Israel a un asedio total. «Si no llega el combustible, la gente empezará a morir más pronto que tarde», señaló el director de la agencia la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa), Philippe Lazzarini.

Casi sin agua, sin electricidad, muy pocos alimentos y con reservas de medicamentos casi vacías, el territorio solo ha recibido 1.139 camiones de ayuda, 447 de los cuales transportaban alimentos, desde Egipto, lo que solo cubre «el 7% de las necesidades calóricas mínimas diarias de la población», según el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

Su directora, Cindy McCain, también alertó que los gazatíes se enfrentan a la posibilidad inmediata de morir de hambre. La Unrwa todavía cuenta con 2.000 toneladas de trigo, lo que supone cinco o seis días de suministro antes de que las existencias se agoten por completo. Pero tampoco hay combustible para transportar el pan que distribuye en 154 refugios que acogen a 813.000 personas desplazadas.

En el norte de la Franja, donde no llega la ayuda, todos los centros productores están parados. El mayor, en la ciudad de Gaza, cerró el martes cuando un bombardeo israelí destruyó sus paneles solares. Los habitantes hambrientos se apresuraron entonces a hacerse con sus reservas de harina.

Hacer cola desde el amanecer y durante horas frente a muchos de ellos no garantiza encontrar suficiente pan para alimentar a toda la familia. Y, en ocasiones, puede suponer la muerte, al ser también objetivo de los aviones israelíes.

Los precios se han disparado, pero lo habitual es que en las tiendas de alimentación los estantes estén vacíos con el cartel de «no más pan».

Los gazatíes han comenzado a elaborar a hacer su propio pan en hogueras delante de las casas o en las tiendas de campaña del sur, donde se amontonan buena parte de los 1,65 millones de desplazados, Pero ya es imposible encontrar harina, agua y sal en zonas enteras del territorio. Algunos, ahora, solo comen cebollas y berenjenas crudas, señala la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha).

A la vez, el hacinamiento en los campos de desplazados está provocando una importante propagación de enfermedades, como infecciones respiratorias agudas, diarrea, varicela, erupciones cutáneas, además de sarna y piojos.

De media, en los refugios de la Unrwa 150 personas tienen que compartir un solo inodoro y 700, una ducha.

Israel decidió ayer que permitirá la entrada de dos tanques diarios de combustible, lo que las propias autoridades israelíes calificaron de cantidad «muy mínima».

MUEREN LOS PACIENTES DE LA UCI

En los hospitales, asediados y atacados, también se pasa hambre y la situación sigue empeorando. El director del de Al-Shifa, Mohamad Sleimeyeh, comunicó que todos los pacientes, una veintena, que se encontraban en cuidados intensivos han muerto por falta de electricidad y espera que sigan muriendo más pacientes, sobre todo niños.

Denunció una situación catastrófica para las 2.300 personas, entre enfermos, personal y desplazados, sin electricidad, agua ni alimentos, atrapadas en el complejo donde las tropas israelíes han destruido varios de sus servicios tras el asalto del miércoles.

Pese a que no ha encontrado el cuartel de Hamas que aseguran se hallaba en el subsuelo, el Ejército sionisa comunicó haber hallado el cadáver de una soldado capturada en el ataque del 7 de octubre. Hamas ya había dado cuenta de su muerte, junto a otras decenas de rehenes, a causa de los bombardeos israelíes.

Los bombardeos ya han dejado 12.000 muertos desde el 7 de octubre, dos tercios de ellos mujeres y niños, y la lista sigue aumentando por decenas cada día. En el norte de la Franja, prácticamente reducido a ruinas y donde no llega ninguna ayuda, al menos 80 personas fallecieron en el ataque contra el campamento de refugiados de Nuseirat, en una jornada con al menos 150 muertos, también en una escuela que acoge a miles de desplazados en el barrio de Al-Zaitun, en el barrio de Al Sabra y en el campamento de refugiados de Yabalia. Decenas de desaparecidos siguen bajo los escombros.

El Hospital Indonesio, situado en la ciudad de Gaza, recibió los cuerpos de 120 víctimas mortales en instalaciones donde los heridos llenan el suelo de sus pasillos.