La amnistía supera con comodidad el primer asalto en el Congreso
La derecha se desinfla y se pierde en reproches mutuos durante la toma en consideración de la Ley de Amnistía, que encontró más portavoces a favor que contrarios. La votación llegará al final del pleno, pero tras fijar posición los partidos, la medida superará el corte con 178 votos a favor.
El Congreso español tiene muchas voces. Doce personas subieron al estrado ayer a posicionarse sobre la toma en consideración de la proposición de Ley de Amnistía que llegó a la Cámara únicamente con la firma del partido de gobierno. Ocho se posicionaron a favor y la entendieron como una medida oportuna y razonable (PSOE, Sumar, ERC, Junts, EH Bildu, PNV, Podemos y BNG). Otras tres (PP, Vox y UPN) se rasgaron las vestiduras tildándola de «villanía», «fraude», «golpe» o «traición». Una última, la diputada de Coalición Canaria, se mostró disconforme, pero eludió el tremendismo y trató de colocarse, sin éxito, en un imposible punto medio.
El debate no le fue bien al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, quien buscó meterle mucha épica al debate, sacándolo de los parámetros de la política y llevándolo al plano ético y legal. Feijóo no es que no esté de acuerdo, es que considera inmoral y un «fraude» la propuesta.
Para Feijóo, la de ayer fue «la sesión más triste y decadente desde el 23 de febrero»
El portavoz del PP infló hasta lo indecible la toma en consideración de la ley. Dijo que la de ayer fue la tarde «más triste y decadente» desde que entró Antonio Tejero entró al Congreso pegando tiros el 23-F. Lo que se vivió ayer en la Cámara fue una «humillación» del pueblo español.
Feijóo elevó de «sedición» a «rebelión» lo sucedido en el procés y defendió su idea de que se vote a viva voz al término del pleno para que todo el mundo se retrate. «Yo no tengo problema en dar la cara», remarcaba el líder de la oposición.
Sorprendentemente, Abascal, el líder de Vox, fue quien más duro embistió a Feijóo. Le tachó de falso, de mentiroso. El ultraderechista aseguró que, si todo lo que había manifestado Feijóo de veras se lo creía, no tenía sentido que horas antes hubiera llegado a un pacto con el PSOE para repartirse las comisiones mixtas de Congreso y Senado.
Tampoco le había gustado a Abascal que, en los días previos, Feijóo le atacara por decir desde Argentina que algún día el pueblo colgará a Pedro Sánchez por los pies, cuestión que le afeó desde la tribuna en una intervención que dividió a partes iguales entre ataques a Sánchez y a Feijóo.
Además de adelantar su no a la toma en consideración, Feijóo se comprometió a retrasar cuanto pueda –gracias a su mayoría en el Senado– la aplicación de la norma. Abascal fue deliberadamente más inconcreto: «Haremos todo lo que sea necesario».
En defensa de la ley
El PSOE venía preparado para ese tono tremendista y lo rebatió con optimismo, diciendo que la amnistía es un paso para «el reencuentro» y una medida que trae, sobre todo, «esperanza» para el conflicto.
Junto con esta idea, Patxi López (portavoz del PSOE) acusó a la derecha de haber llevado el debate a un territorio ciertamente peligroso. Para ello, se apoyó en la petición de Feijóo para que la votación se haga de viva voz para que así se «retraten» todos. «¿Para qué quieren los retratos, para colgarlos en la pared con amenazas? Apunten a los 121 socialistas», le espetó López.
El exlehendakari aseguró, además, que no se puede considerar anticonstitucional esta ley y, a su vez, defender que la que amnistió «a terroristas y torturadores en el 77» fue una norma con sentido de estado.
Para el soberanismo catalán resultó un debate cómodo. Gabriel Rufián (ERC) dejó dos dudas en el aire. «En Catalunya estamos preparados para ganar o para perder un referéndum. ¿Y ustedes?». La segunda, con la que finalizó, decía así: «Este pleno era impensable hace cuatro años. ¿Qué pasará durante otros cuatro?».
«Este pleno era impensable hace cuatro años. ¿Qué pasará durante otros cuatro?», se preguntó Rufián
Josep María Cervera, de Junts, advirtió a la derecha de que no es buena idea ir a Europa a tratar de tumbar la amnistía. «Europa es el terreno de juego de Junts», señaló. A la postre –prosiguió– la amnistía beneficiará al PP, pues se librará del «escrutinio» del Tribunal de Derechos Humanos sobre su respuesta al referéndum del 1 de octubre.
Jon Iñarritu, de EH Bildu, se mostró favorable por «traer a la política y al diálogo» un conflicto que nunca debió salir de ahí. Además, censuró la vía represiva que practicó el Estado, sin olvidar prácticas sucias, como el espionaje a los líderes catalanistas que se plantea investigar en comisión.
El PNV, por su parte, consideró que la medida servirá para «pacificar». En la intervención más técnica del debate, Mikel Legarda enumeró una serie de sentencias del Constitucional que avalan la validez de la amnistía como tal.
Sumar y Podemos hablaron por primera vez con voces independientes. El discurso de Sumar –en tomo antirrepresivo– combinó castellano y catalán. La segunda formación (ahora en el Mixto) se vio perjudicada por el mismo corsé de tiempo de intervención que UPN: solo minuto y medio.