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Galiza: Rueda evade la confrontación y crece la ilusión en la izquierda

El candidato del PP mantiene su rechazo a más debates tras haber participado en el organizado por la TV pública gallega a su medida. Las encuestas sonríen al BNG con una Pontón que apuesta todo a la movilización. Sumar y Podemos, irreconciliables.

Faraldo (Podemos), Pontón (BNG), Rueda (PP9, Gómez Besteiro (PSOE) y Lois (Sumar), en el debate del pasado lunes. (Alvaro Ballesteros | Europa Press)

«El PP gallego hace como el fútbol italiano: juega a que no pase nada, y por eso convoca unas elecciones con la Navidad por el medio y el Entroido en la última semana de campaña», comentaba en declaraciones públicas el candidato del PSOE, José Ramón Goméz Besteiro. Se refería a la convocatoria hecha a mediados de diciembre y al muy celebrado carnaval gallego, que tiene su punto máximo justo en estos días.

Ha dado en el clavo en su socarrona reflexión. Alfonso Rueda, el presidente de la Xunta que designó Alberto Núñez Feijóo cuando decidió dar el salto a Génova, ha tenido una primera semana de campaña en la que su actitud evasiva es inocultable. En lo que más se evidencia es en su negativa a participar de cualquier debate que se le proponga, excepto el realizado el lunes pasado en la TV pública.

La jefa de la oposición y candidata del Bloque Nacionalista Galego, Ana Pontón, no deja un solo día en refregarle en los medios que Rueda se escabulle y le pide un ‘cara a cara’ como el que Feijóo sí promovió en julio (y que ganó por knock out, todo sea dicho) contra Sánchez en Atresmedia.

Pero aquí y ahora las cosas son diferentes. La sociología gallega indica que en los últimos días suele espabilar la movilización del electorado de izquierdas. De hecho fuentes de la Ejecutiva soberanista señalan en conversación con GARA que tienen estudiado que casi un tercio de los votos se define en la jornada de reflexión y poco antes. «En la última semana de campaña Rueda se esconde, o el PP esconde a Rueda. No sabemos qué es peor pero el caso es que está pasando», señala con ironía.

Todo el BNG, se hable con quien se hable, exhala optimismo. Creen que nunca estuvo tan cerca la posibilidad de tener una presidenta de la Xunta nacionalista (siempre y cuando pacte una coalición con el PSOE y, quizás, Sumar o Podemos). Como el perro huele el miedo, el soberanismo está oliendo el temor de los conservadores a perder su joya: en cuatro décadas desde la recuperación de la autonomía en el posfranquismo, solo tres años de bipartito fueron el interregno de la hegemónica derecha.

Rueda azuza el miedo jornada tras jornada y acaba dando la razón a quienes lo ven nervioso. Advierte de un «peligro real de un independentismo con piel de cordero» que desea «importar el modelo» de Catalunya. En el debate por TV acusó a Pontón de querer apoyar «la liberación de los presos de ETA». La líder nacionalista, en uno de sus tantos mítines, le respondió con sarcasmo: «Ya nos está haciendo la oposición, sabe que le estamos disputando la presidencia».

Todos los líderes estatales de los partidos están acudiendo a Galiza, como es de esperarse. Hasta Ione Belarra e Irene Montero han ido este fin de semana a A Coruña para respaldar a Isabel Faraldo, la candidata morada que tuvo una performance notable en el debate. Es la más desconocida pero a su vez su seguridad y firmeza frente a cámara puede haberla beneficiado ante una Marta Lois, de Sumar, con menos habilidades comunicativas y visiblemente atada a una narrativa más madrileña (algunos dirigentes morados vinculan eso a la influencia creciente de Iñigo Errejón en esta etapa de Sumar).

La situación entre ambas formaciones es cada vez peor y se pudo percibir en el debate. Se ignoran, ni hablar de confraternizar. Los sondeos indican que Lois podría estar más cerca de lograr un escaño pero lo más probable es que las papeletas separadas y la polarización Rueda-Pontón acabe dejando a ambos grupos fuera del parlamento de Santiago de Compostela.

Besteiro «galegista»

Gómez Besteiro aprovecha a ubicarse en el centro y prepara su papel de king maker. Su meta es captar el voto progresista no nacionalista aunque su campaña, paradójicamente, apela a lo identitario. Eso sí, desde el punto de vista folclórico: uno de sus spots exhibe el momento en el que él mismo rompe el techo de cristal al ser el primer diputado de la historia en hablar en el atril del Congreso con una lengua cooficial. Algo que solo unos meses antes el PSOE rechazaba votando junto a PP y Vox. Pero a quién le importa la hemeroteca en estos tiempos...

Sánchez apuesta fuerte por su candidato aunque ha sido regañado por la Junta Electoral, que ha abierto un expediente por la visita del presidente del Gobierno a Navantia Ferrol, algo que viola la «neutralidad política». Aquí el PP no podrá chillar: también sufrió un expediente sancionador por el acumulado de infracciones en la precampaña. El bipartidismo no repara en daños cuando el poder está en juego.