La Txantrea alberga la primera central de calor de barrio alimentada con biomasa de Nafarroa
La Txantrea alberga la primera central y red de calor a escala de barrio alimentada de biomasa de astilla forestal de Nafarroa, y que ya calienta alrededor de 2.000 viviendas, un colegio y dos polideportivos de esta zona de Iruñea.
Unas 2.000 viviendas, un colegio y dos polideportivos se calientan en la Txantrea con la primera central y red de calor a escala de barrio alimentada con biomasa de Nafarroa. En concreto, se trata del colegio público García Galdeano y el polideportivo Ezkaba, ambos del Ayuntamiento de Iruñea, así como la Unión Deportiva Cultural Txantrea.
La capacidad total de la central alcanzará su pleno desarrollo en una segunda fase, que se espera que esté operativa como máximo en 2028 y que permitirá atender la demanda de calefacción de 4.500 viviendas.
Así lo ha detallado este martes la lehendakari navarra, María Chivite, en una visita a la planta, en la que ha recorrido los silos de madera, la caldera de biomasa, la sala de bombeo y el depósito exterior de agua caliente.
Al acto también han asistido la vicepresidenta tercera y consejera de Vivienda, Begoña Alfaro; el consejero de Industria, Mikel Irujo; el consejero de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, José María Aierdi; el director gerente de Nasuvinsa, Javier Burón; el alcalde de Iruñea, Joseba Asiron, y la alcaldesa de Burlata, Berta Arizkun.
Chivite ha destacado que se trata de la primera central y red de calor renovable a escala de barrio del herrialde alimentada con biomasa forestal y una de las de mayor potencia a nivel estatal.
La central produce energía renovable mediante la combustión de materia orgánica, principalmente residuos agrícolas y forestales, como astillas procedentes de la industria maderera, provenientes en su mayoría de Zaraitzu.
«Está pensada para generar calor con materia prima local, sostenible y de cercanía», ha detallado la lehendakari, lo que «genera un impacto muy positivo en todo el entorno, desde el inicio hasta el final del proceso».
«Lo cierto es que Navarra goza de una gran masa forestal, la mayor masa forestal de madera certificada de todo el Estado, porque procede de explotaciones sostenibles que cumplen además con unos exigentes requisitos medioambientales», ha apuntado Chivite.
Contribución «muy positiva al entorno»
«Este proyecto contribuye muy positivamente al entorno», ha dicho, ya que «favorece la mejora de los bosques, que cuando se limpian evitan incendios, y proporciona ingresos importantes para nuestros pueblos, los propietarios de esos recursos forestales, para crear empleo y luchar contra la despoblación».
Asimismo, «va a reducir en un 80% la emisión de gases a la atmósfera», ha anunciado, lo que supone que evitará en esta primera fase la emisión anual de 4.000 toneladas de CO2, «datos incluso mejores de los que preveíamos», ha celebrado.
«Este proyecto es una clara apuesta por los objetivos de descarbonización de Navarra, cuya finalidad es la de contribuir a la neutralidad climática a través de la transición energética», y «también supone un gran impulso para conseguir una mayor independencia energética gracias a nuestros propios recursos locales, lo que reduce la exposición ciudadana a la volatilidad de los precios de la energía».
«Es un claro ejemplo de que cambiar nuestra manera de hacer las cosas no solo es posible, sino que este es el máximo ejemplo de que es una realidad», ha concluido la presidenta.
Para llevar a cabo el proyecto se han invertido 10,7 millones de euros, de los que 6,9 millones han sido aportados por la sociedad pública Nasuvinsa y los 3,8 millones restantes por la empresa concesionaria, Energy Solutions España.
El subdirector de Suelo Industrial de Nasuvinsa, Carlos Chocarro, ha asegurado que «esta central y su red de calor están llamadas a ser un referente en el sector a nivel del Estado». «Permite ofrecer un servicio en condiciones competitivas para la ciudadanía que sufre con especial intensidad el incremento de la factura energética», ha enfatizado.
Por su parte, la CEO de la empresa adjudicataria, Janis Rey, ha calificado el proyecto como «un referente de innovación y de sostenibilidad de las ciudades, así como un claro ejemplo de colaboración pública privada en el desarrollo de proyectos exitosos». «Nos permite contribuir con la descarbonización de la ciudad y demostrar que es posible una gestión energética que combina energía limpia, consumo eficiente y, por lo tanto, impacto positivo sobre el medio ambiente», ha afirmado.