Ortuzar utiliza el Aberri Eguna para advertir de una supuesta «agenda oculta» de EH Bildu
La «atípica precampaña», como ha reconocido Andoni Ortuzar, ha marcado la celebración del Aberri Eguna número 93 del PNV, tanto en el mensaje como en la escenografía. En la Plaza Nueva de Bilbo han tenido tanto protagonismo el propio PNV como EH Bildu; también se han lanzado tres acuerdos de país.
Solo faltan tres semanas para las próximas elecciones, como ha recordado en Bilbo este domingo, día del Aberri Eguna, Andoni Ortuzar, el presidente del EBB. Consciente del panorama que auguran las encuestas, ha tocado a rebato a los suyos: «Vamos a ganar. La cosa está reñida, pero vamos a ganar. El asunto es cómo y por cuánto. Hay que movilizar el voto a tope», ha centrado Ortuzar.
«Creedme, lo que está en juego no es si el PNV es más que Bildu o Bildu más que el PNV –ha añadido ante los varios centenares de personas congregadas–. Eso es una lectura simplista». Es, básicamente, un proyecto de país. Frente a una manera «valiente de hacer política», la suya, ha contrapuesto «la grandilocuencia de las frases hechas, pero vacías» de EH Bildu.
Y más: «Hablan mucho y dicen poco, no vaya a ser que la gente piense y se pregunte: ‘¿Pero cuándo han cambiado estos? ¿Ya será de verdad? ¿No tendrán por ahí una agencia oculta, una agenda con sus verdaderas intenciones, que es la que luego pondrían en marcha si gobiernan, como pasó en Gipuzkoa?’».
Y ha tirado de metáforas, con una historia sobre la vaca de su abuelo y su paralelismo con la izquierda abertzale: «La vaca daba mucha leche, pero luego le pegaba una patada al balde y ¡adiós!, no servía para nada. Ahora les escuchas, y sustancialmente siguen siendo los mismos, y nada de patadas: ahora se han apuntado al yogur light, al cero calorías, parecen de vitalínea. ¿Se puede cambiar tanto y en tan poco tiempo? ¿Lo de ahora es sincero? Tenemos derecho a expresar nuestras dudas. Porque igual ahora dice que quieren hacer yogur sin calorías –eso sí, con la leche que ha ordeñado el PNV–, pero si consiguen el poder vuelven a la patada al balde».
Propuestas y homenajes
Sobre un gran escenario, que ha ocupado gran parte de uno de los laterales de la Plaza Barria, y en un acto muy para los de casa, los jeltzales han convocado la mañana del domingo a sus principales representantes institucionales en un acto que se ha convertido en un homenaje a una emocionada Izaskun Bilbao y al lehendakari saliente Iñigo Urkullu; este último, el más aplaudido en sus intervenciones.
Pero, sobre todo, ha sido virtualmente un acto de campaña, con el paso del testigo a la futura eurodiputada Oihane Agirregoitia –en su discurso, ha hecho una única referencia a «las guerras que vulneran derechos humanos en Ucrania o en la Franja de Gaza»– y a Imanol Pradales.
Básicamente, el mensaje del PNV en el día de la Patria Vasca ha ido en dos direcciones: uno, la mirada al futuro, con un panorama global lleno de retos sobre todo para un país pequeño como el nuestro, para lo que este partido ha «tendido la mano» a «todas las fuerzas política y sociales vascas para que este reto lo encaremos desde el auzolan, desde la responsabilidad compartida».
De hecho, el PNV, en este apartado, ha reconocido que hay que mirar «hacia el 21 de abril de 2036 más que al 21 de abril de 2024», para lo que ha planteado un pacto de autogobierno y tres grandes acuerdos de país al resto de las formaciones políticas. Tres acuerdos para la adaptación del país a la transición energética y a la sostenibilidad ecológica; para engancharnos a la revolución tecnológica y, también, para puertas adentro, «afrontar una transición social que plante soluciones a los problemas de una sociedad cada vez más envejecida y con un crecimiento demográfico muy bajo».
Pradales y los modelos
A partir de ahí, la mirada de los dirigentes jeltzales ha estado más centrada en un futuro más cercano, el de las próximas elecciones. En su primer Aberri Eguna como candidato a lehendakari, Imanol Pradales ha planteado la disyuntiva de que está en juego «crecer en bienestar y como nación» con su partido o ir «para atrás como los cangrejos», con EH Bildu. «Hay que elegir entre un futuro mejor o peor para Euskadi», ha sentenciado, también, entre dos modelos: «Ir a mejor o peor».
Ha hecho su lectura sobre cuál ha sido la razón de la inversión de Mercedes Benz en Gasteiz –por cierto, respondiendo a un titular de GARA y NAIZ, aunque sin citarlo, ha aludido indignado a «un medio de comunicación, situado en la órbita de esos que ahora se hacen llamar izquierda independentista»–, y se ha preguntado si «¿para atraer inversión extranjera a Euskadi hay que montar huelgas? ¿Ese es su modelo de política industrial y de atracción de inversiones?, ¿política industrial a golpe de huelga? Hay que tener bemoles para no darse cuenta de que la conflictividad puso en riesgo el futuro de la fábrica y miles de puestos de trabajo», ha añadido.
La razón de la inversión, ha dicho, por contra, ha sido la «estabilidad y confianza que hoy ofrece Euskadi» y el trabajo de las instituciones; es decir, el «modelo PNV».
Un modelo que Iñigo Urkullu ha reivindicado, tras doce años de su partido en el Gobierno, porque «Euskadi hoy es una nación más íntegra, próspera y fuerte que hace doce años». Frente a «palabras vacías»; «hechos»; frente a la «improvisación», ha apuntado Urkullu, ellos son un partido que «cumple la palabra dada».