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Ilusión, capacidad y coherencia


Lo primero que necesitaba transmitir la campaña electoral era la ilusión de creer que es posible cambiar las cosas mediante un voto. Y es una de las cosas que ha sabido hacer EH Bildu. Parece que de esa ilusión se ha contagiado, además de su voto fiel, mucha gente de izquierda que anteriormente se decantó por otras opciones. A pesar de que únicamente Sumar haya conseguido un escaño, en el nuevo escenario parlamentario de la CAV solamente va a haber ocho parlamentarios de derecha pura y dura (PP más Vox). Viendo cómo se adueña de la vida pública el pensamiento ultraconservador en contextos cercanos, esto es digno de celebración. Quizá no somos suficientemente conscientes de la importancia de este dato.

La izquierda soberanista ha tenido un reto fundamental: convencer a la ciudadanía vasca de que es capaz de gestionar las instituciones autonómicas, algo que le ha negado una y otra vez el Partido Nacionalista Vasco. «Yo o el caos» ha sido el lema, a veces explícito, de este partido. Y no solo gestionar, sino gestionar con criterios igualitarios y ambiciosos. Y convencer de eso es mucho más difícil. Pero EH Bildu ha sabido hacer, como ha dicho Pello Otxandiano, política de altura. Ha conseguido elevar el tono del debate político, poniendo sobre la mesa alternativas a los temas candentes que afectan a la vida cotidiana de la ciudadanía. Otros se han empeñado en degradar el debate: como ejemplo, la prepotencia de Eneko Andueza, tristemente premiada con dos escaños más.

Me parece evidente que EH Bildu ha sido la verdadera ganadora en estas elecciones teniendo en cuenta el crecimiento en votos y en escaños. Pero más importante todavía es que este hecho refleja el cambio que se está produciendo en la sociedad vasca, no solo en la CAV. La izquierda soberanista ha sido la fuerza política que con más firmeza ha defendido la necesidad de lograr acuerdos, por ejemplo, para la discusión sobre el estatus político de la sociedad vasca. Porque ese es otro dato realmente significativo de cara al futuro: la mayoría absoluta en la CAV ha votado abertzale; ha votado a partidos que buscan la soberanía política de Euskal Herria, de una forma u otra. Una mínima coherencia democrática debería verse reflejada en la búsqueda de consensos en torno a nuestro futuro político.