Israel pone a prueba en Rafah la línea roja «táctica» anunciada por Biden
El aviso más duro de Joe Biden en siete meses de matanzas en Gaza sobre las bombas que suministra a Israel no va más allá de un desacuerdo «táctico» sobre la cifra de muertos, pero ha molestado en Tel Aviv, que mantiene la retórica desafiante. «Si estamos solos, estaremos solos», replicó Netanyahu.
«Si entran en Rafah, no les entregaré las armas que siempre se han utilizado (...) contra las ciudades», declaró el presidente de EEUU, Joe Biden, ante una ofensiva que puede convertirse en un baño de sangre y que daba su primer paso el lunes con la toma del puesto fronterizo y de la parte oriental de Rafah.
En una entrevista con la cadena CNN, Biden reconoció que el armamento estadounidense ha sido utilizado para matar a civiles en Gaza. «Civiles han muerto en Gaza como consecuencia de esas bombas y por la forma en la que se atacan los centros donde hay población», manifestó. En concreto, aseguró que si Israel entra con sus tropas en Rafah, dejará de enviar artillería y bombas para cazas, aunque continuará suministrando material para el sistema antimisiles Cúpula de Hierro.
Las declaraciones de Biden se produjeron justo después de que el secretario de Defensa, Lloyd Austin, confirmara en el Senado que Washington ha frenado el envío de un gran paquete de explosivos de gran potencia por temor a cómo podrían ser utilizados en áreas densamente pobladas. Concretamente suspendió una transferencia a Israel de 1.800 bombas de 907 kilos y 1.700 bombas de 226 kilos.
Hasta ahora se había resistido a cuestionar el envío de armas y la agresión a Gaza, pero la creciente presión interna –en el país y en el Partido Demócrata– a seis meses de las elecciones, le han forzado a enviar una señal meramente «táctica» porque no cuestiona la agresión a Gaza.
Biden minimizó la toma del paso de Rafah al asegurar que la operación tiene un «alcance limitado» y que no se trata de la «invasión a gran escala». De hecho, el presidente estadounidense le está diciendo a Benjamin Netanyahu que todavía no ha cruzado ninguna línea roja, después de más de 42.000 personas muertas, de ellas al menos 14.000 niños.
Dicho crudamente, las diferencias son más bien sobre el número de muertes adicionales que la campaña electoral de Biden podría soportar y que la ofensiva en Rafah podría disparar hasta niveles difíciles de imaginar en un «campo de batalla» con 1,5 millones de personas.
Washington no tiene problemas con la continuidad de los bombardeos aéreos diarios ni con el desplazamiento forzado de cientos de miles de personas, pero ve con preocupación hasta dónde pueden llegar las bombas de casi media tonelada que Israel ha utilizado en otras partes de la Franja –capaces de volar por completo un pequeño bloque de apartamentos– con un Gobierno israelí que no tiene ningún tipo de límite en la destrucción.
«Si tenemos que estar solos, estaremos solos»
De cualquier forma, con el armamento que ya posee, Israel puede llevar a cabo el asalto a Rafah, lo que Netanyahu sugirió sin mencionar a EEUU.
El primer ministro israelí publicó un vídeo de un discurso que pronunció el domingo para conmemorar el holocausto en el que afirmó que «ninguna presión... impedirá que Israel se defienda (...) Si Israel se ve obligado a permanecer solo, Israel estará solo».
Con todo, líderes israelíes mostraron su disgusto. El embajador ante la ONU, Gilad Erdan, afirmó que el mensaje estadounidense «es difícil de escuchar y muy decepcionante», y no descartó que Israel extienda su incursión en Rafah.
A su vez, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, advirtió «a los enemigos de Israel, así como a nuestros mejores amigos» de que harán «todo lo que sea necesario para alcanzar nuestros objetivos».
Por su parte, el ministro ultra Itamar Ben Gvir, al frente de la cartera de Seguridad Nacional, escribió en su perfil de X «Hamas» y «Biden» junto al signo de un corazón entre ambos. El titular de Finanzas, Bezalel Smotrich, desafió la advertencia de EEUU al instar a «conquistar Rafah por completo y cuanto antes mejor».
Discrepancias en Israel
El principal líder de la oposición en Israel, Yair Lapid, culpó a Netanyahu «de que esto se haya convertido en un desacuerdo público durante tiempos de guerra» y pidió el cese de Ben Givr. El presidente de Israel, Isaac Herzog, reiteró que Biden es «un gran amigo» del Estado judío y pidió «evitar declaraciones y tuits sin fundamento, irresponsables e insultantes que perjudican la seguridad nacional y los intereses del Estado de Israel».
EEUU es el principal proveedor de armas a Israel. Entre 2016 y 2023, un 69% de las armas importadas por Tel Aviv procedió de este país, que además le protege de cualquier reproche en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Washington le entrega más de 3.300 millones de dólares al año en armas desde 2018 y el Congreso aprobó el mes pasado otros 13.000 millones de que se suman a cien contratos que desde el 7 de octubre no han pasado por el Legislativo.
El anuncio de Biden sobre las bombas, con el que trata de no perder votos ante unas elecciones en las que la diferencia puede ser mínima, fue aprovechado por los republicanos, y también recibió críticas desde su propio partido
«Esto es simplemente un gesto hacia su flanco izquierdo. Está tratando de tener un pie en cada lado de la cerca, lo cual no puede hacer», afirmó el senador Jim Risch, el republicano de más alto rango en el Comité de Relaciones Exteriores.
El rival de Biden, Donald Trump, tampoco dejó pasar la oportunidad. «Joe Biden se está poniendo del lado de estos terroristas, igual que se puso del lado de turbas radicales que tomaron nuestras universidades», afirmó.
Armas suficientes
«Las Fuerzas de Defensa de Israel tienen armamento para las misiones que están planeando y también para las misiones en Rafah. Tenemos lo que necesitamos», afirmó el portavoz del Ejército israelí, Daniel Hagari. «Incluso cuando hay desacuerdos entre nosotros, los resolvemos a puerta cerrada», añadió sobre EEUU.
Negociación
Las delegaciones de Hamas e Israel abandonaron El Cairo tras de una ronda de negociaciones de dos días, a las que se sumaron la Yihad Islámica y el FPLP. Hamas denunció que Israel intenta crear pretextos para evadir las negociaciones.
Eurovisión
Miles de personas demandaron en Malmö, sede de la edición de Eurovisión de este año, la expulsión de Israel del festival. Eden Golan, que representará a Israel, fue abucheada en los ensayos ante el público, y varios activistas fueron expulsados por exhibir símbolos palestinos.
Más de 80.000 personas han huido otra vez
Desde que el 6 de mayo las fuerzas israelíes cruzaran el paso de Rafah y comenzaran su incursión en 31 kilómetros cuadrados de la parte oriental de la ciudad, alrededor de 80.000 personas han huido buscando refugio en otros lugares, según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (Unrwa). «La carga sobre estas familias es insoportable. Ningún lugar es seguro», añadió. El miércoles se desplazaron 47.500 personas desde Rafah, que huyeron con lo que pueden trasladar «en vehículos, camiones, motocicletas y carros tirados por burros» en dirección a los refugios de la Unrwa en Tel Sultan y Al-Mawasi. Durante la noche del miércoles y la mañana del jueves se registraron numerosos bombardeos en el este de la ciudad, mientras las agencias de la ONU alertan sobre la falta de ayuda para la población gazatí. En los últimos dos días Israel ha impedido tanto la entrada de más de 400 camiones de ayuda humanitaria y que 160 pacientes de cáncer y heridos hayan podido salir del enclave para recibir atención médica. Sin combustible y sin agua, se apagarán los aparatos de reanimación de bebes prematuros y los gazatíes empezaran a deshidratarse o beberán agua contaminada.
«Tenemos mucho miedo. El Ejército de ocupación continúa disparando indiscriminadamente además de intensificar los ataques aéreos. Incluso las zonas que el ejército israelí considera seguras son bombardeadas», clamaba Mouhanad Ahmad Qishta. También el norte de Gaza, en el barrio de Zeitun, al menos diez viviendas fueron bombardeadas lo que provocó el desplazamiento de miles de personas.
Al menos 60 gazatíes murieron en estos bombardeos el último día en la Franja de Gaza, lo que aumentó la cifra total de fallecidos desde el 7 de octubre a 34.904, si bien miles de cuerpos siguen desaparecidos o no llegan a los hospitales.