INFO
Entrevue
Raquel de Bartolomé
La jabonería de Matia (Donostia)

«Nuestros productos no generan residuos, simplemente, se acaban»

Raquel de Bartolomé (Madrid, 1969) llegó a Donostia en 2004 y durante la pandemia decidió abrir una tienda como alternativa de autoempleo. Concienciada con el medioambiente y la economía circular, puso en marcha La jabonería de Matia, donde vende cosmética bio y productos de limpieza ecológicos.

M.A.

¿Por qué decidió abrir una jabonería?

Conocía algunas tiendas de Madrid y me gustaba el concepto de venta a granel, la producción ecológica, la reutilización de envases... Empecé a investigar, a descubrir proveedores, la filosofía del negocio… Me hacía muchísima gracia el concepto de jabonería. Conocía los productos de cosmética sólida y me parecían un cambio radical respecto a la líquida de supermercado de ingredientes interminables. Empecé a investigar y vi que era factible; en Donostia no era algo habitual, pero pensé que podía funcionar.

Sigue la filosofía «slow shopping», que consiste en generar el menor residuo posible y aprovechar los recursos, sin desperdiciar nada.

Tenemos el compromiso con el medioambiente y con los clientes respecto a la calidad de los productos. Unimos, por una parte, que las personas se sientan bien con los productos, que se lleven lo que de verdad necesitan; y por el otro, el concepto de cuidar en nuestra modesta medida el medioambiente. Nuestros productos se usan el tiempo que duran, que es bastante, y desaparecen. No hay residuo, simplemente, se acaban. Me parece una mejora sustancial y necesaria. Ahora tenemos jabones que están hechos sin agua, lo que supone no ya vender algo que no va a generar residuos, sino que en su propia producción no los haya. Nos pareció muy interesante.

¿Qué se puede comprar en su tienda?

Cada vez tenemos más cosas: ambientadores naturales, desodorantes líquidos naturales al granel, sólidos. Estamos trayendo aceites esenciales y averiguando mezclas, intentando especializarnos en profesionales que trabajan con el cuerpo: masajistas, fisioterapeutas… Al principio solo teníamos jabones, luego introdujimos los champús, la cosmética bio…

Después nos metimos con el tema de la limpieza a granel. Primero tuvimos un proveedor de muy buena calidad, pero no era del todo eco, luego, encontramos otro con certificado eco, por lo que todos los productos de limpieza que tenemos no dañan el medioambiente. Somos un comercio especial, porque somos exigentes con las y los clientes en el sentido de que tienen que hacer el pequeño esfuerzo de guardar ese envase que van a tirar, lavarlo y traerlo. Aquí se pesa, se descuenta y pagan el líquido que llevan.

No es habitual que la gente compre estos productos al granel.

Estoy contenta con los clientes que tengo, pero te reconozco que cuando veo a la gente salir del supermercado, la gran mayoría sigue comprando así. Imagino que llegará un día en que las propias multinacionales entiendan que van a tener que hacerse más sostenibles, pero hoy por hoy somos una minoría. Eso sí, una minoría que está contenta con lo que hace. Creo que hay mucha gente que viene a comprar suavizante o detergente y se van tranquilos, como con la sensación de «estoy haciendo algo». Pero aún cuesta. Todavía somos pocos, pero cada vez tenemos más productos para que haya opciones.

¿Qué ingredientes tienen estos productos?

Son siempre productos naturales con una base de aceite. Aceite de oliva y de coco, nunca de palma. Algunos llevan glicerina y aceites esenciales para completar lo que distingue a unos de otros. Por ejemplo, el de piedra pómez lleva piedrecitas volcánicas; el de cítricos, piel de limón… Se fabrican barra a barra.

¿Qué ventajas tienen sobre nuestra salud?

La piel hay que cuidarla y sobre todo hidratarla; y estos productos lo más esencial es la nutrición que aportan. No es mágico, pero una persona con psoriasis, con eccema… generalmente son problemas de hidratación o de uso de sulfatos agresivos. Estos productos no tienen sulfatos y son hidratantes, lo que revierte en la salud de la piel.

¿Y sobre el medioambiente?

La reducción de residuos, incluso en la producción, no usar agua, y emplear recursos sostenibles. Las materias primas son siempre, a no ser que sea algo muy específico, de producción estatal; si no hay, como el aceite de argán, por ejemplo, entonces, son de comercio justo. Esos son nuestros dos principios a la hora de comprar el producto: o es lo más cercano posible o los es dentro de unos parámetros de comercio justo. Al final, todo es lo mismo, nosotros como comerciantes queremos estar tranquilos con lo que vendemos. Hemos aumentado proveedores, hemos aumentado productos, pero siempre siguiendo la máxima de reducir, reutilizar, rechazar lo que no es de esa línea.

 

«Hay gente absolutamente concienciada, que sabe de qué va la cosa y es firme en su elección»

Dar el paso hacía alternativas más sostenibles no es siempre fácil y requiere de un cambio previo de mentalidad. Así lo reconoce Raquel de Bartolomé, quien constata en su clientela motivaciones que van desde la curiosidad hasta la convicción.

La propietaria de La jabonería de Matia percibe una mayor conciencia, especialmente, en las mujeres y en las nuevas generaciones. «Chavalas que les interesa la linea estética, un champú que les cuide, pero también gente que guarda los botes y vuelve cada mes a rellenarlos. Hay gente absolutamente concienciada, que sabe de qué va la cosa y es firme en su elección», explica.

También se encuentra con personas que entran por curiosidad y se animan a hacer la prueba. «Hay gente que entra y no entiende, y otra que les encanta y deciden probar. Compran un trozo de jabón y vuelven. Hay que probar para dar el paso».

Sin embargo, de Bartolome cree que el precio sigue siendo una barrera para algunas personas. «Existe el mito de que son productos más caros. Digo mito, porque sinceramente para la calidad que ofrecemos, el precio no es caro. Además, somos muy flexibles, no hay un mínimo; el granel es a voluntad del cliente. No tienes que llevarte 100 gramos de jabón que cuesta 5,30€, puede llevar menos».

La mayoría de quienes visitan su tienda consideran que son unos precios «razonables», pero la responsable cree que la clave está en entender qué es lo que se está comprando. «Tienes que aclarar que cuesta eso porque lleva aceite de oliva, de coco, porque está hecho sin residuos, porque cuida la piel, porque no tiene sulfatos… No saben la calidad de lo que vendes hasta que se lo explicas o lo utilizan».

Aunque reconoce que les está costando introducirse, poco a poco se están dando a conocer. En ello ha contribuido también el Premio de Comercio Sostenible que recibieron de manos de San Sebastian Shops en noviembre de 2023. «Fue un espaldarazo, vino gente a partir de ahí y sirvió para darnos a conocer».