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Alemania acude a las urnas entre inundaciones y sus miedos

Las elecciones europeas sirven a los partidos alemanes para tomar el pulso a la sociedad. Más que su representación en Bruselas, les preocupan los resultados de tres comicios regionales en otoño que definirán el rumbo político de cara a las generales en 2025.

Olaf Scholz saluda a sus partidarios durante un mitin de campaña para las europeas. (John MACDOUGALL | AFP)

Unos 65 millones de ciudadanos alemanes y europeos están llamados a las urnas el domingo en Alemania. La inflación, la inmigración y la pobreza, junto con la injusticia social son los temas que más les inquietan por delante del cambio climático. Pero las graves inundaciones en el sur del país, con cinco muertos, son las que cobran mayor protagonismo en esta campaña electoral.

Tal vez las fuertes lluvias de los últimos días harán reflotar al Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) del canciller Olaf Scholz y a los Verdes de su ministro de Economía, Robert Habeck.

Al mismo tiempo, el agua se puede llevar cierto porcentaje de los votos que si no irían a parar a la Unión Social Cristiana (CSU), la formación bávara hermanada con la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Friedrich Merz.

Los sondeos prevén que la alianza de CDU/CSU podría ganar los comicios con el 30% de los sufragios. Sin embargo, en 2018, la CSU y su ministro presidente de Baviera, Markus Söder, decidieron recortar la prevención contra posibles inundaciones, para luego, en 2019, cancelar todas las ayudas para desastres naturales.

Por eso, ahora, Söder, en calidad de jefe del estado libre de Baviera, ha de pedir ayuda al Gobierno Federal de Scholz.

En 2002, en una situación similar en Sajonia, el entonces canciller, Gerhard Schröder (SPD), supo aprovecharse de las circunstancias para empatar con su rival Edmund Stoiber (CSU) en las generales.

Pero Scholz se encuentra en una posición mucho peor, ya que las encuestas solo le dan el 16% en intención de voto; a los Verdes, el 12%, y a los liberales (FDP), el 5%. Estos últimos, liderados por el ministro de Hacienda, Christian Lindner, tal vez se salven de una debacle mayor porque en estos comicios no han de superar el límite eliminatorio del 5%. Del resultado pende la suerte de Lindner después de que en 2022 y 2023, los liberales perdieron su representación en tres parlamentos regionales.

Mientras tanto, Merz y la CDU no tienen prisa en llegar al poder en Berlín porque para ello les hará falta un socio que no está a la vista. Hoy por hoy, tienen que elegir entre los Verdes y la neofascista Alternativa para Alemania (AfD).

Pugna por el segundo puesto

La AfD se bate con el SPD por el segundo puesto en estos comicios. Es verdad que desde principios de año ha bajado unos seis puntos en los sondeos a nivel nacional, pero en Brandenburgo, Turingia y Sajonia la intención de voto les mantiene como primera fuerza política, con el 25%, el 30% y el 34%, respectivamente. En los tres estados federados se celebrarán elecciones en otoño.

Merz y la CDU no tienen prisa en llegar al poder en Berlín porque para ello les hará falta un socio que no está a la vista. Hoy por hoy, tienen que elegir entre los Verdes y la neofascista AfD.

La AfD se enfrenta a varios escándalos de espionaje y de corrupción. Además, en Bruselas ha quedado aislada después de que el Rassemblement National (RN) de Marine Le Pen forzara su expulsión del grupo parlamentario conjunto –Identidad y Democracia (ID)– tras conocerse que el candidato de la AfD, Maximilian Krah, y otros correligionarios habían alabado las SS. Ignoraban que los ultraderechistas galos del RN valoraban más a las víctimas francesas de las SS en Oradour, por ejemplo, que a sus compatriotas que vestían el uniforme de la división SS Charlemagne. El 22 de mayo, la AfD prohibió a Krah participar en mítines electorales, pero lo mantuvo como cabeza de lista.

En Alemania, la AfD sigue siendo un actor político al cual la CDU no podrá ignorar, al menos no en el este alemán, si quiere mantenerse en el poder. Su posición anti-AfD se ha descafeinado un tanto más desde que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen (CDU), se inclinara a colaborar incluso con la posfascista Giorgia Meloni, de Fratelli d'Italia.

Frente a ello, el SPD y los Verdes buscan votos advirtiendo del resurgimiento de la (ultra)derecha. «Ni un voto a los nazis», se lee en un cartel de los ecologistas quienes, por contra, no tienen el menor problema en armar a los neonazis de Azov en Ucrania ni a la coalición ultraderechista de Benjamin Netanyahu en Israel.

Supervivencia política

Die Linke (La Izquierda) se juega su supervivencia política en estos comicios. Libre de cualquier impedimento, el 4% será suficiente para estar de nuevo en Estrasburgo, pero insuficiente para permanecer en el Bundestag.

Su escisión, la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), sin embargo, iniciaría su andadura a nivel nacional y europeo con el 7% de los votos. Este resultado marcaría el inicio de un nuevo actor político que se situaría como quinta fuerza política en Alemania.

Aún es difícil prever cuál será la participación en estos comicios. Dado que, según una encuesta del semanario “Stern”, el 52% de los alemanes tiene «poco o ningún interés» en las elecciones europeas, los tres expresidentes de Alemania –Horst Köhler, Christian Wulff y Joachim Gauck– han instado a la sociedad a ir a votar. En una carta abierta, subrayan la libertad, la democracia y el Estado de derecho como características de la Unión Europea.

«Defienda estos valores con su voto. Merece la pena defenderlos», piden.