Florencia, el parque de atracciones que espera al Tour
El Grand Départ de este año será en Florencia, ciudad que mantiene su belleza y al mismo tiempo se ve día a día abarrotada de turistas. Bottechia, Nencini, Bartali... completan esta historia toscana.
«Godi, Fiorenza, poi che se' sí grande/che per mare e per terra batti l'ali/e per lo ’nferno tuo nome si spande!». Son poderosísimas palabras en contra de Florencia, de Firenze por cierto, en boca de uno de los más grandes fiorentinos de la historia: Dante.
«Disfruta Fiorenza, tan conocida en el mundo que tu nombre ha llegado también al infierno». Es así como empieza el canto numero 26 del Infierno, en 'La Divina Comedia'. Es su grito de impotencia contra una ciudad que lo ha exiliado por razones políticas.
Y es que Florencia, donde el sábado va a empezar el Tour de France, no es un lugar muy acogedor de por sí. Paradoja entre paradojas, teniendo en cuenta que es uno de los lugares más turísticos en el mundo. Pero una cosa es la imagen y otra es la personalidad de una ciudad...
Una imagen de cuento
«Toda la Toscana y de modo específico Florencia es esclava de un retrato que ha ido dibujándose en el siglo XIX, creo que sobre todo por parte de los ingleses, hasta llegar a la novela de Edward Foster ‘Una habitación con vistas’. Una ciudad soleada, alegre: la ciudad del Rinascimento. Seguramente es así, pero sobre todo Florencia es una ciudad medieval, hecha de piedra, con esquinas oscuras», afirmaba el periodista y escritor Mario Spezi en una entrevista televisiva. «No hay nada de naturaleza, y el poco verde que se encuentra está escondido. Es un lugar sangriento y violento, hay que recordar los delitos cometidos aquí desde la Edad Media, algunos casi sublimes. Y además en invierno Florencia es tétrica, basta con mirar al río Arno, amarillo, que cuando baja lleva de todo, de árboles a cadáveres de animales».
Es verdad, los toscanos son así. Gente de instintos, humor negro y anti-todo, empezando por otros toscanos (Siena con su Palio es el caso más evidente). Y en esta pelea continua, el enemigo de todos, una Florencia que entre 1865 y 1870 fue capital provisional del Reino de Italia, después de Turín y antes de Roma. Una Florencia que aprovechó aquel periodo para lavarse la cara, construyendo por ejemplo los viali, las grandes avenidas que rodean el centro histórico, un joyero de tesoros que sinceramente no se encuentran en ningún otro lugar del mundo.
Florencia no va a notar gran cambio con esta Grand Départ: ni los precios de los hoteles han subido casi, ya estaban por las nubes
Ciudad del arte por excelencia, las visitas turísticas en 2023 han crecido un 14% con respecto a 2022. ¿Mucho o poco? Una referencia: París, hablando de Tour de France, ha subido un 9%.
Más allá de los números, la verdad es que Florencia, como ocurre con Venecia, está llegando casi a un punto de no-retorno. «Cuando paseo por la ciudad veo que en los últimos años se ha alejado muchísimo de sus orígenes. No hay más tiendas antiguas, sino solamente las de gadgets y productos para los turistas». Esta son palabras y música de Cecilie Hollberg, alemana, directora del Museo de la Academia, donde cada día miles y miles de personas esperan bajo el sol su turno para ver la estatua original del ‘David’ de Michelangelo. Hollberg añade otras palabras mayores: «Una vez que un lugar se ha convertido en prostituta, es dificil que vuelva a ser virgen».
Un parque de atracción para los turistas es la imagen hoy en día de esta Florencia que, por ello mismo, no va a notar un gran cambio con esta Grand Départ del Tour de France. Hasta los precios de los hoteles, por decir un factor, casi no han subido; ya estaban por las nubes.
Viva Bartali
La Grande Boucle arrancará en Florencia para celebrar los cien años de la primera victoria en esta carrera de un italiano: Ottavio Bottecchia, el hombre de la región de Friuli que fue encontrado muerto en 1927 en circunstancias misteriosas, probablemente matado por los fascistas.
El segundo ciclista azzurro en lograr el Tour fue en 1938 Gino Bartali, 100% fiorentino del barrio de Ponte a Ema, al sur del centro histórico, donde estos días su museo ha sido reformado y preparado para el Grand Départ. Toscano, pero más del interior, tirando hacia Bolonia, también era Gastone Nencini, ganador del Tour en 1960.
Las tres primeras etapas del Tour de 2024 tocarán los territorios de nacimiento de otros grandes italianos ganadores: Pantani y Coppi, además de Bartali
En general las primeras tres etapas del Tour de 2024 tocarán los territorios de nacimiento de otros grandes ciclistas italianos ganadores de la Grande Boucle: la Cesenatico de Marco Pantani y la Turín de Fausto Coppi, el rival número uno de Bartali, que no era exactamente de allí sino de Castellania, pueblito que hasta lleva su nombre. Faltarían la Bergamo de Felice Gimondi y la Messina de Vincenzo Nibali, un poco a desmano para ser conectadas con las otras ciudades...
Sin embargo será la Toscana la gran protagonista de este Tour de France, con la primera etapa que llegará a Rimini y que se prevé muy eléctrica, cruzando los Appennini y «regalando» a los corredores esas cuestas típicas de la zona que en el dialecto local se llaman ‘Mangia e bevi’, ’Come y bebe’. Porque en el Tour no se para nunca y hay que alimentarse continuamente.
Bartali, que fumaba dos paquetes de cigarros sin filtro cada día, católico en una aldea de ateos, ‘Un santo en bicicleta’ según un libro, con su «nariz triste como una subida», como cantaba el gran Paolo Conte en una magnifica pieza, no podía ser más que toscano. Siempre quejándose y remando contra corriente, tuvo que perderse los mejores años de su carrera por culpa de la Segunda Guerra Mundial, que paró todo el deporte, incluso el Tour, en el que ‘Ginettaccio’ había triunfado en 1938.
Ganaría otra vez en 1948, pocos días después de un atentado que casi acabó con la vida de Palmiro Togliatti, secretario del Partido Comunista, marcando un récord que todavía nadie ha superado: el periodo más largo, una década exacta, entre la primera y la última victoria en un Tour de France. Una década en que, mientras tanto, Bartali supo convertirse en héroe, literalmente, salvando a varios judíos durante el segundo conflicto mundial.
«L'è tutto sbagliato, l'è tutto da rifare» es la frase que simboliza al campeón toscano, «Todo ha fallado, hay que empezar de nuevo», algo que se ha convertido en lema universal, o al menos en Italia.
Probablemente no estaría mal aplicar estas palabras a una Florencia cuya vocación turística ha ido devorando el alma de la ciudad. ¿Un infierno dantesco? La respuesta podría ser visitar los barrios menos conocidos (el mismo Ponte a Ema, para decir uno, o San Frediano) de un lugar que, como cantaba Odoardo Spataro en ‘La porti un bacione a Firenze’, himno no-oficial de la ciudad, «a pesar de tener tantos años no envejece nunca».