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Muerte y abusos, la realidad de las rutas migratorias antes de llegar al Mediterráneo

Un informe publicado este viernes por la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Centro de Migraciones Mixtas revela que al menos 1.180 personas perdieron la vida cruzando el desierto del Sáhara entre 2020 y 2024.

Migrantes en el desierto de Libia. (Mahmud TURKIA | AFP)

Al menos 1.180 personas perdieron la vida cruzando el desierto del Sáhara entre 2020 y 2024, una cifra que refleja la dura realidad a la que se enfrentan las personas migrantes y refugiadas que atraviesan el continente africano mediante ésta y otras rutas terrestres para llegar al Mediterráneo.

Este dato se desprende de un informe publicado este viernes por la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Centro de Migraciones Mixtas, quienes advierten que, a pesar de la alta mortalidad, muchas personas siguen optando por estas travesías.

«Incluso si es poco realista y muy peligroso, muchos subestiman estos riesgos porque son convencidos por los contrabandistas y los que les están vendiendo estos sueños, o a veces por la diáspora o sus amigos que ya lo hicieron», ha destacado al presentar el informe el responsable de ACNUR en el Mediterráneo Occidental y Central, Vincent Cochetel.

El informe también recuerda que, en el mismo periodo, al menos 7.115 personas murieron o desaparecieron intentando cruzar el Mediterráneo, de las cuales 6.068 perecieron en el cruce del Mediterráneo Central, normalmente desde Libia y Túnez hacia Italia y Malta.

Sin embargo, pese al alto número de muertes reportadas en esta ruta marítima, los responsables del informe alertan de que posiblemente es aún mayor el número de personas que fallecen en los desplazamientos terrestres previos, que en muchos casos implican cruzar el desierto del Sáhara, donde muchas muertes no han podido se confirmadas.

«Casi todos los que cruzan el Sáhara aseguran haber visto cadáveres, algunos arrojados por los contrabandistas para deshacerse de ellos, otros simplemente caen de los camiones y no los recogen y otros son de personas que enferman y son abandonados, ha afirmado Cochetel.

Desprotegidos ante los abusos y las violaciones

Los datos, recopilados a partir de más de 31.000 entrevistas a refugiados y migrantes a lo largo de la ruta hacia la costa mediterránea africana, también reflejan que un 20% de los entrevistados (6.441) identificaron la muerte como el principal riesgo al que se enfrentan en estas travesías por tierra, seis puntos porcentuales más que en el anterior informe publicado en 2020.

Otros riesgos mencionados serían violencia física, sexual y secuestro, este último que preocupa actualmente a un 18 % de los migrantes, cuando en el anterior informe sólo un 2 % lo señaló como el principal riesgo a asumir.

Por países, Libia fue señalada como el país «más arriesgado» por un 66% de los entrevistados, seguida por Etiopía (62%), Argelia (55%), Guinea (33%) y Burkina Faso (32%).

Mayor compromiso internacional

En los últimos años han aumentado las iniciativas a nivel regional para poner fin a la impunidad y a garantizar la rendición de cuentas por los delitos de trata de personas, el contrabando y las violaciones y abusos graves de los derechos humanos.

Sin embargo, las organizaciones advierten que la respuesta sigue siendo «insuficiente» y recuerdan que sigue habiendo menos rendición de cuentas y condenas en los países de las rutas del Mediterráneo Central y Occidental en comparación con otras regiones del mundo, así como menos compromiso internacional con esta región.

En este sentido, recuerdan que a finales de 2023 el llamamiento de Acnur para ayudar a los refugiados en el Mediterráneo Central y Occidental estaba financiado tan sólo un 49 %.

«Intensificar las respuestas de protección a lo largo de la ruta no es algo que deba ser hecho individualmente, sino que necesita realmente ser abordado por toda la sociedad», ha asegurado el representante de la oficina de la OIM para el Mediterráneo, Laurence Hart.

Ante esta situación, ha pedido abordar las causas profundas de los desplazamientos y movimientos irregulares, así como la creación de vías seguras para migrantes y refugiados que abarquen los países de origen, asilo, tránsito y destino.