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Pablo González, libre tras dos años y medio sin pruebas en contra ni juicio

Tras casi 900 días encarcelado en Polonia, sin pruebas en su contra ni juicio a la vista, el periodista vasco Pablo González está libre. Ha ocurrido en el marco de un acuerdo entre Rusia y diferentes Estados, en el que han sido liberadas diversas personas presas. González tiene nacionalidad rusa.

Concentración en Gernika por la libertad de Pablo González, finalmente conseguida. (Monika del Valle | Foku)

El periodista vasco Pablo González ha quedado libre en Polonia y la causa judicial en su contra queda interrumpida, poniendo fin así a una persecución que se prolongaba desde febrero de 2022 y que amenazaba con derivar en una dura condena de cárcel.

La excarcelación ha sido confirmada a NAIZ por su abogado, Gonzalo Boye, que ha detallado que ha sido intercambiado por un periodista estadounidense y que en el momento de redactar esta información (16.30 del jueves) Pablo González va camino de Rusia. Pasadas las 19.00, fuentes de la Inteligencia turca han confirmado a AFP que «la operación ha terminado».

El portavoz del Ministerio del Interior polaco, Jacek Dobrzynski, ha informado de que la decisión de incluir a González en el canje se ha basado en los «estrechos vínculos polaco-estadounidenses», así como «la cooperación aliada», «los intereses comunes de seguridad» y la «misma comprensión en los valores democráticos».

El origen ruso del periodista ha sido determinante para que quede incluido en un acuerdo entre Moscú y gobiernos occidentales, por el que se han producido diferentes liberaciones de periodistas y otras personas encarceladas en diversos Estados. El más conocido es Evan Gershkovich, colaborador de ‘Wall Street Journal’ que estaba preso en una cárcel rusa tras una condena de 16 años de cárcel por espionaje. Ha quedado libre este jueves.

Los casos incluidos en este aparente acuerdo político global se van conociendo a cuentagotas. Así, el miércoles ya trascendió que Eslovenia condenaba a la vez que liberaba y expulsaba del país a dos ciudadanos acusados también de espionaje para Rusia: Artem Viktorovic Dulcev y Ana Valerevna Dulceva, de nacionalidad rusa y que habían entrado a Eslovenia con pasaportes argentinos.

«Razones humanitarias»

En un comunicado emitido por la defensa de Pablo González se destaca que «esta liberación se ha producido en el marco de un intercambio entre Rusia y Polonia de periodistas presos en ambos países, un hecho que marca un hito significativo en favor de la libertad de todos los periodistas que se encuentran en estos momentos presos en diversos países».

«Las razones humanitarias han sido primordiales en esta decisión, reconociendo el valor y la importancia del periodismo en la sociedad. El intercambio ha sido posible gracias a intensas negociaciones entre las partes implicadas y a un exhaustivo trabajo jurídico que ha asegurado un marco legal adecuado para su materialización, garantizando el respeto a los derechos y la dignidad de los periodistas involucrados», añade.

La defensa del periodista vasco apunta que «las autoridades rusas han demostrado un interés real en buscar una solución a esta situación, mientras que otros se han centrado principalmente en criminalizar a Pablo González en lugar de defenderle y proteger sus derechos como periodista».

Saluda acto seguido que Pablo González, «reconocido por su labor periodística y su compromiso con la verdad, vuelve ahora a la libertad tras un período de injusta reclusión. Este acontecimiento subraya la necesidad de proteger la libertad de prensa y los derechos de los periodistas a nivel global».

«En nombre de Pablo y de su familia queremos expresar nuestro agradecimiento a todas las personas y organizaciones, especialmente Free Pablo, que han trabajado incansablemente para lograr este resultado, y, a través del trabajo realizado en este caso, reiteramos nuestro compromiso con la defensa de los derechos humanos y la libertad de información y expresión allí donde se vea amenazada», concluye la nota.

Indica además que Pablo González tiene intención de atender a los medios de comunicación en un futuro, «cuando esté en condiciones de hacerlo».

Flagrante anomalía

Pablo González llevaba 887 días encarcelado en Polonia bajo la acusación difusa de espionaje para Rusia. Son dos años y medio en los que no se habían presentado pruebas al respecto y, según la interpretación de su defensa, la prisión solo tenía como objetivo tratar de forzarlas. No existía fecha de juicio en su contra y tampoco un plazo tope de encarcelamiento preventivo, lo que supone una flagrante anomalía en el marco europeo.

Este periodista freelance, que ha publicado en NAIZ y otros medios, se enfrentaba a una acusación que podría haber conllevado hasta diez años de cárcel.

Además, en este periodo de casi 900 días Pablo González apenas ha tenido comunicación directa con sus allegados (tres visitas, casi una por año) y básicamente solo ha contado con algo de apoyo consular español.

En un mensaje leído en la jornada de apoyo celebrada en abril en Nabarniz, una carta leída por Oihana Goiriena transmitía este mensaje de Pablo González desde la celda: «El sistema legal y penitenciario polaco hace todo lo que puede por deshumanizar el individuo; no hay resocialización aquí, solo desmoralización. Por lo que veo de otros presos, el rechazo social y la falta de solidaridad de familiares y vecinos, funden incluso más que el propio sistema. Y yo, gracias a vosotros, no tengo este problema. Mi sociedad exige justicia, mi libertad, como mínimo mi acercamiento al hogar... en esa solidaridad reside nuestra fuerza y nos diferencia de otros».

El reportero fue detenido la noche del 28 de febrero de 2022 por los servicios secretos polacos en su hotel cuando informaba desde la ciudad de Przemyśl, muy cerca de la frontera con Ucrania, sobre la crisis de migrantes que el conflicto estaba provocando.

EH Bildu: «Excelente noticia»

Las reacciones se han reproducido nada más conocerse la liberación de González. EH Bildu lo ha definido como una «excelente» noticia. «Más allá del contexto, estamos ante una excelente noticia: ningún periodista puede ser encarcelado sin un proceso justo. El periodismo no es delito».