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El Banco de Japón contraprograma las vacaciones a los especuladores

La decisión del Banco de Japón de subir los tipos de interés hasta el 0,25% ha puesto de manifiesto el enorme entramado que utilizaba el dinero gratis de Japón para especular. La perturbación de ayer muestra los peligros de un sistema financiero a merced de la especulación.

Un transeunte observa un gráfico con la cotización del yen (Richard A. BROOKS | AFP)

El viernes por la tarde empezó a circular lo que en las redes llaman el «gráfico del día». Recogía el espectacular aumento de la cotización del yen en dólares (4%) en los dos primeros días de agosto. Un incremento que alteraba radicalmente los cálculos de los especuladores.

La tormenta la había desatado el Banco de Japón (BOJ) el miércoles, cuando tomó varias decisiones de política monetaria, entre ellas dejar de intervenir en el mercado de deuda pública y, quizás la más importante, subir los tipos de interés del 0 al 0,25% hasta dejarlos en terreno positivo por primera vez en siete años. Aunque el BOJ ya los subió en marzo hasta anclarlos en cero, se ve que los especuladores no esperaban esta subida.

El meollo del asunto es que mientras en el resto del mundo los tipos de interés rondan el 4-5%, los tipos de interés negativos o cero de Japón invitaban a los especuladores a tomar prestados yenes a tipo cero, cambiarlos, por ejemplo por dólares, e invertirlos en deuda estadounidense. La diferencia entre pagar el 0% y cobrar 5% de los bonos USA ya justificaba el riesgo.

Además, cuando todo el mundo vende yenes y compra dólares, el yen desvaloriza con respecto al dólar. La cotización del yen tiende a caer, de modo que cuando al especulador le llega el momento de devolver el préstamo en yenes, compra los yenes más baratos que al principio, con lo que también gana con el cambio de divisas.

La subida de tipos del BOJ, tal vez por inesperada, tal vez por otras razones, impulsó a los especuladores a vender sus activos en dólares, comprar yenes y devolver los préstamos cuanto antes. Y de repente, cuando todos empezaron a hacer lo mismo, la cotización del yen con respecto al dólar se disparó, lo que significaba que, además de pagar más intereses, tendrían que devolver mucho más dinero con un yen revalorizado. Y así comenzó la espiral.

El efecto de las llamadas al margen o «margin call»

Esta expresión se hizo conocida en la anterior crisis financiera. Las cámaras de compensación que contabilizan las operaciones especulativas de agentes e intermediarios, cuando ven que se ha dado un cambio en las cotizaciones que provoca pérdidas a una parte de los comisionistas, en este caso, por ejemplo, a aquellos que tenía préstamos en yenes, les piden que cubran las posibles pérdidas con nuevas aportaciones monetarias. Esas son las llamadas al margen para que aporten liquidez.

En esa situación, los especuladores tienen que o bien pedir préstamos o bien deshacerse de otras inversiones para poder aportar la liquidez que la cámara de compensación les exige. Y en esa tesitura muchas veces no les queda más remedio que empezar a vender otros activos, por ejemplo, acciones o criptomonedas. De este modo, la pequeña crisis provocada por el alza de los tipos de interés en Japón, que ha aumentado la cotización del yen provocando pérdidas a los especuladores, se traslada a las bolsas que caen porque algunos necesitan hacer caja inmediatamente. Las pérdidas en las bolsas afectan a otro tipo de especuladores y pone en marcha una espiral perversa de pérdidas que provocan más pérdidas. Se activa el modo pánico, al querer salir los especuladores, todos a la vez, por una puerta minúscula.

Así, el yen se revalorizó, las cotizaciones de las criptomonetas se hundieron y el precio de las acciones de la bolsa también. Este es el modo en el que el actual sistema financiero recupera la estabilidad. Al carecer de controles y estar hipertrofiado, las perturbaciones se amplifican extraordinariamente y acaban afectando a todo el sistema financiero.

Es pronto para conocer el verdadero alcance de la fuerte perturbación que ayer vivieron las bolsas de todo el mundo 

Pronto se conocerán las compañías, fondos de pensiones o de inversión mobiliaria  e inmobiliaria que han sufrido las mayores pérdidas.

Economía productiva

Las pérdidas financieras de estos días tendrán asimismo repercusión en la economía productiva. El quebranto afectará a la capacidad de inversión y de consumo y, en consecuencia, a la producción. Ayer varios medios señalaban, por ejemplo, que la revalorización del yen frenará las exportaciones japonesas, lo que podía provocar una recesión a corto plazo.

Es pronto para conocer el verdadero alcance de la fuerte perturbación que ayer vivieron las bolsas de todo el mundo. De lo que no hay ninguna duda es de que poner el sistema financiero internacional a disposición de la especulación convierte a la economía en un sistema muy vulnerable.