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‘Eyes wide shut’, el enigmático adiós de Kubrick hace 25 años

En verano de 1999 se estrenaba la última película del maestro inglés, que había muerto pocos meses antes. Un trabajo que por esta razón fue acumulando mitos y que hizo estallar la crisis en una de las parejas más conocidas de Hollywood, la de Tom Cruise y Nicole Kidman.

Cartel promocional de ‘Eyes wide shut’, con Kidman y Cruise ante el espejo. (NAIZ)

«Fuck». La última palabra pronunciada en una película de Stanley Kubrick, en versión original por supuesto, fue aquella: «Fuck», es decir, «follar». Una palabra simple, que salió de los labios sensuales de Nicole Kidman, coprotagonista de ‘Eyes wide shut’, la última película de Stanley Kubrick, quizás el mayor director de cine del siglo XX.

 

Un trabajo oscuro y enigmático, estrenado en Estados Unidos y en Europa a lo largo del verano de 1999, entre julio y setiembre. Y más enigmático aún porque Kubrick había ya fallecido el 7 de marzo de aquel mismo año, justo después de haber pincelado los últimos retoques de postproducción.

Cómo fracasa una pareja

Follar y Nicole Kidman, además de Tom Cruise, por aquel entonces todavía su marido. No, mejor dicho: Tom Cruise y Nicole Kidman, la pareja de Hollywood par excellence, destinada a una clamorosa ruptura causada probablemente por ‘Eyes wide shut’. Una pareja de cuento entre dos jóvenes guapos y brillantes, nacida en el set de una peli, ‘Días de trueno’ de 1990, y agotada en otro set, el de Kubrick.  

Mucho se ha especulado sobre una eventual crisis entre los dos ya antes de la película, pero la manera de Kubrick de grabar algunas escenas probablemente llevó al menos a Cruise a sentirse angustiado. De hecho, el director mantuvo siempre a la pareja separada excepto durante la grabación de las escenas en que debían estar juntos (no muchas, entre otras una donde casi hacen sexo explícito frente a un espejo).

Mucho se ha especulado sobre una eventual crisis previa, pero la manera de Kubrick de grabar algunas escenas probablemente llevó a Cruise a sentirse angustiado

 

Esta manera de conectar la vida real de una pareja, una de las más brillantes de Hollywood, y una película donde el tema es la crisis de un matrimonio, analizada de manera «burguesa», da a ‘Eyes wide shut’ aquel toque añadido de interés o incluso de morbo. ¿Cruise es el doctor Bill Harford o él mismo? Y Nicole Kidman (que se desnuda completamente, de espaldas, en la primera escena del film con el sinuoso vals numero 2 de Sostakovich como fondo musical)) ¿es la inquieta Alice o está autointerpretándose?

Después de 15 meses de grabaciones, sin poder participar en otros proyectos o discutir sobre las ideas de Kubrick, el resultado sería doble: ‘Eyes wide shut’ fue completada y Cruise-Kidman se separarían. Actor y actriz siempre han negado que el rodaje fuera la causa principal de la ruptura pero la coincidencia es innegable.

El sexo como poder o chantaje

Aunque inspirada en la novela breve ‘Relato soñado’ de Arthur Schnitzler, escritor y médico austriaco de la época de Sigmund Freud, este ‘Eyes wide shut’ no es simplemente un copia-y-pega.

Como ya Kubrick había hecho con sus películas anteriores inspiradas en obras literarias (‘Lolita’, ‘La naranja mecánica’, ‘Barry Lyndon’, ‘El resplandor’, ‘La chaqueta metálica’), el libro de Schnitzler es solamente el fondo, la inspiración, para luego encajar en primer lugar su extraordinaria habilidad en el uso de las técnicas de cine y después una especie de actualización modernizada del discurso originario.

La historia al final simple de Schnitzler (100 páginas) es la de un joven médico cuya mujer le dice que había tenido ganas de traicionarlo. Ello provoca en él una especie de deseo de venganza, que cabalga entre sueño y realidad. Se convierte casi en un tratado psicoanalítico. La novela utiliza mucho el monólogo interior a lo James Joyce. Y se ubica en una Viena que está a años-luz de distancia, física y social , respecto a la Nueva York del final del siglo XX.

Si el sexo había sido tema de discusión científica entre Freud y Schnitzler, clave para interpretar la mente humana, aquí emergería como representación plástica del poder

 

Si el sexo había sido un tema de discusión científica entre sicólogos como Freud y Schnitzler, una clave para interpretar la mente humana, décadas después se convertiría en la representación plástica del poder y del chantaje. La fiesta enmascarada a la que Cruise/Harford llega, y donde toma parte en orgías hasta que los organizadores descubren que el médico no es parte de aquel círculo privado (la doble palabra clave, ‘Fidelio’), es la muestra de una élite que, todopoderosa como es, manda a placer.

Las escenas de la fiesta en la villa aislada, de la orgía y del «juício» al doctor Harford son realmente una obra maestra. Es el corazón de ‘Eyes wide shut’, grabado como ‘Barry Lyndon’, con las luces internas de las salas, sin artificios. «Quiero imágenes eróticas, surrealistas y evocativas», fueron los pedidos de Kubrick a sus colaboradores. Detalle tras detalle, para ocultar el sexo explícito en la pantalla, fueron añadidos personajes de pie a través de los ordenadores, una proto-inteligencia artificial.

Alguien vio en aquella secta organizadora de la fiesta orgiástica una representación de Scientology, la asociación místico-religiosa que tenía ya a Tom Cruise entre sus adeptos (y esta sí fue una de las causas confirmadas de la ruptura entre el actor y Nicole Kidman).

La película es puro Stanley Kubrick, el maestro de los detalles, que volvía a las carteleras doce  años después de su anterior trabajo, ‘La chaqueta metálica’, grito desesperado e irónico contra las guerras.

La muerte del director se convirtió en involuntario capítulo extra a una historia ya de por sí compleja

 

Kubrick, cuyas obras siempre se esperaban como agua de mayo. En su evolución como genio y figura del cine ‘Eyes wide shut’ fue un éxito sobre todo a nivel de expectación, con la muerte del director como involuntario capítulo extra a una historia ya de por sí complicada y difícil.

Kubrick, rondando ‘Barry Lyndon’ en 1975. (Wikimedia Commons)

Críticos y taquillas decretaron que ‘EWS’ no fue el mejor film de mister Stanley, pero un final así, de vida y de carrera, es parte del mito. Para todo lo demás el remedio es uno solo, que no solo supone la traducción de la palabra «follar» sino también un desahogo emocional: «Fuck».