«Kalimotxo fiscal», «okupas» y gritos de «traidora» en el debate por la financiación catalana
Con crispación y pocas precisiones, el Senado ha acogido la comparecencia de la vicepresidenta María Jesús Montero con fuertes críticas y exabruptos de las derechas y la defensa en el bloque de PSOE y soberanistas. Junts arremete con dureza y en soledad.
«Venimos a ver cómo justifican lo injustificable», ha dicho Elías Bendodo al entrar al hemiciclo, ya no como senador (lo fue hasta el año pasado) sino como observador del pleno como miembro de la Ejecutiva del PP de Feijóo. El tono y el marco ya venía encaminado con esa frase.
El Senado ha sido la Cámara que ha cobijado el primer round en las Cortes españolas sobre el financiamiento singular para Catalunya acordado entre el PSC y Esquerra Republicana. La cita no era casual: PP y Vox lo querían tener en el Congreso pero allí la mayoría de la Diputación Permanente era nítidamente a favor del bloque de investidura. Por tanto, Génova hizo uso de su mayoría absoluta entre los senadores, donde sí prosperó la petición de comparecencia «urgente» para la vicepresidenta María Jesús Montero.
La frase «secesionismo fiscal» estaba incluida en el documento presentado por el Grupo Popular para pedir la visita de la ministra de Hacienda y ya se veía venir de lo que iría el debate, que ha acabado sin muchas sorpresas y con la crispación prevista, además de pocas precisiones sobre la hoja de ruta a seguir para llevar a medidas concretas el acuerdo firmado por Catalunya. Pero, sin duda, la comparecencia ha servido como puntapié inicial legislativo al nuevo curso político (el Congreso tendrá su turno la semana que viene).
Choque entre bloques
Montero sabía a lo que iba y antes de dar su versión de lo que significa el posible nuevo financiamiento catalán se ha preguntado si lo que quiere el PP «es debatir o agitar», convocando con carácter «urgente» algo que todavía ni siquiera ha iniciado un trámite parlamentario. «Ustedes están en las dos primeras etapas del duelo, la negación y la ira», ha ironizado.
«Hablan de secesionismo fiscal… ¿pero alguien se ha leído el acuerdo?», ha vuelto a preguntar y ha señalado que el contenido de ese acuerdo ya existe, inciso más inciso menos, en otros estatutos autonómicos que no han sido recurridos por el PP. Ha citado el caso andaluz, que establece una negociación bilateral «de la comisión económica fiscal entre Estado y Gobierno autonómico».
Montero ha mencionado como otros ejemplos ya existentes de «financiación singular» los casos de Illes Balears y Canarias y ha asegurado que lo que se ha acordado con ERC «poco tiene que ver con el Concierto Vasco y el Convenio Navarro». «Lo que sucede es que lisa y llanamente ustedes quieren utilizar a Catalunya como elemento de confrontación en otros territorios. Con Aznar y CiU no había problema (de pactar) ni se planteaba que se vendía soberanía nacional», se ha quejado, al tiempo que les ha acusado de hacer «populismo fiscal».
También ha recalcado que, en breve, cuando se cumplan siete años de ejecutivos con Pedro Sánchez al frente, las comunidades autónomas habrán recibido 300.000 millones más de euros en comparación con los siete años anteriores, y ha pedido al PP que se siente en la «mesa de trabajo» que el presidente del Gobierno ha ofrecido para «concretar el impulso a la reforma de la financiación autonómica».
PP: «Financiación a la carta independentista»
El senador Gerardo Camps (del País Valencià) ha sido el ponente elegido por el Grupo Popular y nada más comenzar ha considerado que se trata de una «cesión más» de Sánchez, «una financiación a la carta independentista». Con sarcasmo ha recogido lo dicho por Montero: «No sabía el carácter insular y ultraperiférico de Catalunya. ¿De verdad nos está diciendo que esto está más cerca del régimen de Canarias que del régimen foral del País Vasco?».
Durante su intervención se ha escuchado por parte de una voz femenina dentro del hemiciclo el grito de «¡traidora!» cuando Camps ha mencionado a Montero, lo que ha obligado al presidente de la Cámara a parar la sesión y pedir un buen comportamiento mirando a la bancada de su partido, aunque el grito provenía del centro del hemiciclo, en la zona donde están los escaños de Vox.
Camps no ha defraudado con el argumentario más demagógico contra Sánchez, hablando del Falcon, criticando su seguidilla de viajes a Gambia, Mauritania, Senegal, Andorra y China, para rematar: «Lo extraño es que el señor Sánchez esté en el suelo patrio». Al concluir ha garantizado a sus votantes que el PP continuará siendo «el dique de contención contra esas políticas que atentan contra la igualdad entre españoles».
La senadora por UPN, María Caballero, se ha unido en las críticas a PP y Vox y ha opinado que el Gobierno español tiene «poca o ninguna credibilidad» y ha aprovechado la oportunidad para recordar que el PSOE ha «vendido Pamplona a Bildu». También ha defendido «el fuero navarro», del cual ha dicho que «no es un privilegio, es solidario y está amparado en derechos históricos».
Por Geroa Bai, Uxue Barkos ha advertido al PP de que «se ponga como se ponga, las estructuras financieras han de ser actualizadas porque lo que hasta aquí se ha hecho han sido meros parches», y ha pedido que se revise la «aportación de Navarra al pago de los intereses de la deuda del Estado». «Hay que volver a la sensatez conceptual, cuando se habla de secesionismo fiscal solo buscan confrontar a los ciudadanos, no vamos a permitir que se ataque el Convenio usándolo como arma arrojadiza», ha añadido.
Dolores Etxano (PNV) ha afeado al PP el no querer «un debate sosegado» y el ataque a un «acuerdo legítimo entre partes» que es el de PSC con ERC, pero ha lamentado que todavía no se haya explicado de forma «integral».
Los senadores de EH Bildu no han hablado y han dejado todo el tiempo disponible para ERC, con quien comparten grupo (Izquierdas por la Independencia).
ERC: «Sistema de financiación opaco»
La senadora republicana Sara Bailac ha defendido el pacto y ha exigido al PSOE que lo cumpla porque si no «habrá consecuencias». Ha cuestionado que en el Estado rige un «sistema de financiación opaco, injusto y arbitrario, en el que los ricos de Madrid y Andalucía disfrutan de las rebajas fiscales del PP».
Ha tenido un hallazgo: Bailac ha mostrado en el atril una copia del programa electoral del PP catalán de 2012, cuando su líder era Alicia Sánchez-Camacho, y ha señalado los párrafos en los que los conservadores prometían un mismo modelo de financiación como el del acuerdo PSC-ERC. «Incluso decían que debía respetar el principio de ordinalidad. Pero qué fácil es acusar a los independentistas de insolidarios cuando decimos lo mismo», se ha quejado.
Junts, por la libre
El senador Eduard Pujol, por el partido que lidera Carles Puigdemont, ha sido el único que ha mantenido una voz diferente a la de los dos bloques: ha cuestionado con dureza el acuerdo por ir de mínimos y ha exigido a Montero que responda si se trata o no de un nuevo concierto económico a la catalana.
«¿Quién es el insensato, usted o Sánchez, que creen que sin Junts van a salir de esta?», se ha preguntado en voz alta, comentario que haría que luego Montero le pidiera que cesen las amenazas «impropias para una democracia». Pujol, que es periodista, se ha destacado en el pleno por haber dicho varias frases para conseguir clickbait: «¿Estamos hablando de un concierto o es un sueño de verano? Junts si es un concierto puede defenderlo pero no les vamos a comprar un Concierto 0.0 y light porque entonces estaríamos igual que siempre».
«El PSOE está diseñando un Lampedusa fiscal, pasando del café para todos al kalimotxo para todos. Si esto va de kalimotxo fiscal, ustedes se están cargando el Acuerdo de Bruselas», ha dicho con énfasis, y haciendo alusión al pacto de investidura rubricado el año pasado.
En su réplica posterior ha respondido a la ministra que Junts «no está en ningún bloque», ha acusado al PSOE de querer «un café para todos en el que Catalunya paga el café, el agua, el té verde y el té rojo» y que después de tantos años están «hartos de cafés y de trampas, esto es o Concierto o Concierto».
Montero ha dedicado buena parte de su réplica, además de lanzar dardos al PP, a contraargumentar con Junts. Y en clave general, más allá del financiamiento catalán, le ha pedido que tenga una actitud negociadora con respecto a los presupuestos generales. «Yo confío en que su grupo se pronuncie a favor en aquello que es bueno para Catalunya. A lo mejor no colma sus aspiraciones de máximo, tampoco las de ERC. Trabajemos juntos, esto es una oportunidad para Catalunya y para España. Espero tener una interlocución fluida para aquello que sea bueno para ustedes».
En su segunda intervención ha habido gritos de «Maduro» y un «¡venga ya!» mientras hablaba Montero, que se ha quejado repetidas veces del talante de la bancada de las derechas y de las faltas de respeto. También ha pedido a Camps que se retractara al calificar de «gobierno de okupas» al de Sánchez, restándole la legitimidad de origen que tiene, pero no ha tenido éxito.
Un senador del PSOE, con experiencia en importantes cargos anteriormente, comentaba a NAIZ en los pasillos del Senado: «Creo que (la comparecencia) ha salido mejor de lo que creía. Ella ha estado muy bien y en frente hay lo que hay». Mientras el pleno transcurría, Sánchez presentaba a diez minutos de distancia, en el Instituto Cervantes, las líneas directrices que espera para este nuevo curso político, entre ellas una nueva ley de financiamiento autonómico para todas las comunidades.
Ello y los presupuestos generales, además de la reducción de la jornada, entrarán en debate permanente al menos de aquí hasta las navidades. Entre los senadores nadie duda de que viene un otoño caliente, y no por el clima.