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Entrevue
José Luis Rebordinos
Director de Zinemaldia

«Con la del 60º aniversario, es la edición más fuerte por presencias y por la Sección Oficial»

José Luis Rebordinos afirma que esta edición es la mejor edición junto a la que conmemoró el 60º aniversario. Con el cine de género y de contenido social como ejes de la programación, siguen apostando por la Industria y los nuevos talentos. El director dejará su cargo tras el festival de 2026.

José Luis Rebordinos, junto al cartel protagonizado por Cate Blanchett, premio Donostia. (Jon URBE | FOKU)

«De las doce ediciones que he dirigido, junto a la del 60º aniversario, esta es la edición más fuerte tanto por las presencias como por el nivel de la Sección Oficial. Así lo afirma José Luis Rebordinos (Errenteria, 1961) al inicio de la entrevista. 

En cuanto a la presencias de figuras de renombre, destaca a «Cate Blanchett, Pedro Almodóvar, Tilda Swinton, Javier Bardem, Monica Belucci, Isabel Huppert, Pamela Anderson, Andrew Garfield. Sin olvidar nombres como los de Sean Baker, Leos Karas, Françoise Ozon o Costa Gavras».

«Nosotros siempre hemos sido un festival bastante cinéfilo», continúa. «Tenemos que tener glamour, porque el público lo quiere y está bien. Y si el glamour inteligente… La ciudad siente el festival como suyo. En octubre o noviembre la gente me para por la calle para darme su opinión. Alguien me dice ’qué bien este año el festival!’. ‘Ah sí, ¿te han gustado las películas?’, le pregunto. ‘No he ido al cine. Pero toda la gente que ha venido…’, aclara. O al revés. ‘Este año no ha estado tan bien. ‘Ah no, ¿no te han gustado las películas?’, le digo. ‘Yo no voy al cine, pero es que no ha venido nadie’, responde. Es muy curioso que gran parte de la ciudad vive el festival en la calle, le da vida. Es bonito y eso también es parte del festival».

«La Sección Oficial es el año que tiene nombres más importantes, eso es objetivo. Creo que en general las películas importantes no van a decepcionar», asevera.

Zinemaldia se vertebra sobre dos ejes: el cine de género y el cine social. «Es curioso porque el cine de género no se veía en los grandes festivales. Era como de segunda. Hace 8-10 años que todos los grandes festivales –incluidos Cannes, Berlín, Venecia y San Sebastián– ponemos más cine de género. Yo dirigí durante 22 años el Festival de Cine Fantástico y de Terror, y somos un festival que mira con bastante atención al cine de género. ¿Por qué gusta el cine de terror, la comedia, el musical? Porque tienen unas convenciones que se repiten, es más fácil para el público. Eso sí, hay cine bueno y malo. Para mí el cine de género bueno es aquel que tiene las convenciones del género para trascenderlas. Por ejemplo, una película como ‘El llanto’, es una película de terror buenísima, pero poco a poco vas a descubrir que está hablando de algo importante. No es solo un juguete de terror para asustarnos y divertirnos, sino que está hablando de un tema que nos preocupa mucho a todos en estos momentos. Es el tipo de cine de género que me interesa. Con ‘El llanto’ yo pasé un miedo terrible, pegué unos alaridos absolutos, me encanta pasarlo fatal en el cine, no en la vida real», cuenta.

Uno de los objetivos marcados por la dirección del certamen es la búsqueda de nuevos talentos. «Somos el más pequeño de los grandes festivales y el último del año. Esto hace que sea más difícil que consigamos grandes estrenos, aunque este año tenemos más. Nos gusta sacar nuevos talentos y John Crowley empezó compitiendo en New Directors aquí. Y Florence Pugh acaba de decir en Toronto que el de San Sebastián es el festival que más le gusta. ‘Lady Macbeth’ compitió aquí cuando nadie la conocía y el público descubrió una actriz increíble. De hecho, estaba en las quinielas para ganar y no lo logró. Ella tiene un recuerdo maravilloso. ‘Empecé allí y le he recomendado a Andrew Garfield que vaya’, ha contado. Es un detalle bonito», cuenta, satisfecho.

Género

Han pasado dos años desde que a iniciativa de Zinebi se reunieron en Bilbo mujeres responsables de certámenes cinematográficos vascos. «Sostenemos los festivales, pero otra cosa es que estemos en espacios de poder y visibilidad», constataron las asistentes. «El festival nunca ha tenido una directora mujer, estoy convencido de que la siguiente será mujer. Salvo que pase algo muy raro, en 2027 habrá una directora mujer, sería lo lógico. Será una dirección diferente y con mucho éxito, estoy seguro», afirma, al respecto. Todo apunta a que estará entre Lucía Olaciregui y Maialen Beloki, ambas subdirectoras del festival en la actualidad.

Zinemaldia es el único entre los festivales de categoría A que cuenta con más mujeres en el comité de dirección. «En el comité dirección estamos tres mujeres y dos hombres. En el comité de selección, seis mujeres y seis hombres. Y de los nueve departamentos existentes son siete mujeres las que los dirigen. En la plantilla son muchas más mujeres. El festival ha ido creciendo así de una manera natural», señala.

El festival elabora anualmente un informe sobre género. «Nos sirve para ver por ejemplo que entre los estudiantes de cine hay muchas mujeres pero que cuando empiezan a hacer sus operas primas empiezan a desaparecer. Ha sido así hasta ahora. Sin embargo, este año en la Sección Oficial hay casi tantas películas dirigidas por mujeres como por hombres. Hay una diferencia de 1-2 como mucho. Cada vez vemos más películas de calidad dirigidas por mujeres. ¿Por qué? Porque la mayoría de gobiernos europeos, el español también lo está haciendo, está adoptando medidas para favorecer la presencia de la mujer en la industria. Cuando alguien pide subvención para hacer una película, si en el equipo hay más mujeres tiene más puntos de salida. Son medidas discutibles como en todo, pero es que venimos de una situación injusta. Están ayudando a cambiar una situación estructural tremenda. Me atrevería a decir que este problema va a desaparecer en 8-10 años. ¿Estamos en el buen camino? Creo que sí. ¿Queda mucho por hacer? Sí. ¿Está solucionado el problema? No», indica.

Se muestra contrario a las cuotas. «Solo aplicamos cuotas en el origen, cuando la película no está terminada. Una vez terminada juzgamos la película. Mis propias compañeras no aceptarían, les parece una visión machista y patriarcal. No, peleemos para que haya tantas de mujeres como de hombres. Si tienen el acceso igual que ellos llegará un momento que será paritario».

«Hay tres temas a tratar, tanto por la sociedad como por el festival. El género –¿cuántas mujeres van muertas por violencia?–, la sostenibilidad –el mundo se va al carajo– y la desigualdad. ¿Cuánta gente habla de la pobreza desde la pobreza? Nadie. Lo hacen directores con una buena situación económica. ¿Qué pasa? Si las escuelas de cine valen 8.000-10.000 euros al año... Yo vengo de un barrio como Beraun. En el Beraun de mi infancia nadie podía ir a una escuela de cine. Algo tiene que cambiar. Y estamos empezando a hablar de ello. ¿Qué hacer para que puedan expresarse todos los ciudadanos, para que cada uno pueda contar su historia? Lo estamos debatiendo porque estamos interesados y porque la sociedad lo demanda», prosigue.

Cine vasco

Rebordinos no tiene duda. «Hay un momento muy bueno en el cine vasco. Y quien me conoce sabe que no soy una persona dada a los halagos fáciles. Si pensara que algo se está haciendo va mal no lo sé si lo diría, pero lo que no haría sería decir lo contrario. El Gobierno Vasco está haciendo un trabajo estupendo, ETB está trabajando bien, la unión de las dos asociaciones de productores existentes es muy importante y no lo están haciendo mal, el Festival de San Sebastián está aportando su granito de arena, y lo más importante, que tenemos mucho talento, algo que vemos desde la creación de Kimuak. Todos los agentes vamos en la misma dirección y es algo que ayuda mucho en Madrid. Yo lo noto. O a la hora de que los festivales se fijen en el cine vasco. Acabamos de ver ‘Marco’ [de Jon Garaño y Aitor Arregi] en el Festival de Venecia. Esto no ocurría antes. Hay un interés en nuestro cine. Y clausurará la sección de Perlas. Va en sesión doble el día 28 junto a la película de clausura».

«La gran pelea en los próximos años es conseguir que salgan nuevos directores, productores… hay que estar renovando el parque, la cantera hay que estar cuidándola siempre. Sé de que el Gobierno Vasco está convencido de esto, por conversaciones que hemos tenido. Soy muy optimista respecto al futuro del cine vasco. Para el tamaño de país que somos –a veces no somos conscientes–, estamos generando un cine y un audiovisual de altísima calidad, muchísima variedad y cierta cantidad».

Talento hay, pero industria no. Está ligada a proyectos concretos, le decimos. «Sí hay una pequeña industria, lo que pasa que es muy volante. Un productor como Koldo Zuazua está coproduciendo con Movistar. En Euskadi, con una directora vasca y un actor vasco. Hay una serie de productoras que trabaja con normalidad, lo que pasa es que no tenemos una estructura como Madrid. Al principio, Moriarti hacía películas de temas de aquí en euskara. Ahora hace una en andaluz, cualquier día lo harán en inglés... Es normal, es mundo es así. También está ahí Irusoin. Yo sí creo que hay industria, por lo menos como no lo hemos tenido nunca, dentro de nuestras posibilidades. Y las desgravaciones fiscales ayudarán a sobrevivir a estas productoras, que podrán dar servicio en las producciones que vienen de fuera».

Personalmente parece que los doce años al frente de un festival como el de Donostia no le pesan demasiado. «Lo único que me hace estar un poquito menos hábil es la edad, la fortaleza física [risas]. Cada año es una aventura, disfruto mucho del festival. No me voy porque esté cansado de hacerlo. Hay un momento en que hay que saber irse cuando lo estás haciendo bien. Es necesario que entre gente nueva. No te puedes agarrar a un puesto toda la vida. Dirigir un festival es delicado, tienes que tener contactos, conocimientos cinematográficos, pero también una visión de la vida. Hay cosas que uno no acaba de entender o lo entiende pero no es su mundo. Es importante que llegue alguien que esté mucho más cerca de la actualidad de la gente», comenta.

Legado

Dejará su cargo tras el certamen de 2026. ¿Cuál es el legado que le gustaría dejar? «Creo que hemos hecho un buen trabajo, no voy de modesto por la vida. ¿Qué quiero que recuerden de mí? Nada. Quiero que me recuerdan mis amigos, la gente a la que quiero… ¿Creo que hemos hecho estos años diferente? Diego Galán nos convenció de que el festival era nuestro. Y empezamos a ir al cine. Fue el primer paso para que creciera, era un festival muy chiquitín, aunque yo lo tenía mitificado. Llegó Mikel Olaziregi y lo internacionalizó. En cultura, cuando tienes 40 trabajadores y mueves un presupuesto de 9 millones y medio, tienes que funcionar con una solidez de empresa, cuyo objetivo no es ganar dinero, pero no perder sí es importante. Y hemos dado pasos hacia ello. Además, hemos traído la Industria a San Sebastián. Hemos pasado de tener más de 500 acreditados de Industria a más de 2.000. Se compra y se vende, tenemos un encuentro de inversores al más alto nivel mundial. Y en tercer lugar, somos un festival que trabaja durante todo el año. Somos una tercera parte de la escuela de cine Elias Querejeta. Trabajamos con Tabakalera y Filmoteca Vasca. Es una manera de rentabilizar los recursos humanos que tenemos. Que todos los contactos y demás no solo sean para nueve días», explica.

Uno de los retos que permanece sobre la mesa, la presencia de prensa extranjera. «Vienen casi mil periodistas, no está mal. No hemos perdido, como otros, pero no hemos conseguido el objetivo que fijé», reconoce.

Otro de los quebraderos de cabeza sigue siendo la financiación. «Siempre cuadramos pero sufriendo muchísimo. A veces es más fácil pedir para otro que para tí, intentaré lograr un acuerdo económico para cuatro años cuando me vaya, para que que la persona que asuma la dirección esté un poco más tranquila».  

Por lo que respecta a la presencia de Johnny Depp tras la polémica protagonizada en 2021, Rebordinos se reafirma en la posición mantenida entonces. «No ha sido juzgado por maltrato, sino por difamación. Y él ha acusado a Amber Heart por lo mismo. Yo no sé si es maltratador, no tengo ni idea, pero no ha sido acusado de ello más que en periódicos. ‘Yo sé que no has dicho que no soy un maltratador, has dicho que hay que respetar mi presunción de inocencia y te lo agradezco’, me dijo una vez. Yo no soy policía para investigar, ni juez para juzgar. Y no lo voy a hacer nunca. Aunque me crucifiquen en las redes, que lo hacen, jamás voy a emitir un juicio de valor mientras no hay una orden judicial. ¿Tenemos que cancelarlo si hay una acusación? ‘Yo sí te creo’, dicen. No, yo ni te creo ni te dejo de creer. A una mujer que presenta una acusación de abuso sexual hay que darle todo nuestro apoyo –policial, psicológico–, pero no vale con decir que alguien te ha violado. Lo siento. Desde los sectores más progresistas de la sociedad, los que han luchado y hemos luchado a favor de los derechos de las mujeres, hemos luchado también por la presunción de inocencia, en contra del linchamiento. Claro que sé que la justicia es machista. Luchemos para cambiarlo. Pero no podemos hacer que los ciudadanos nos convirtamos en policías y jueces. Porque al final siempre ganan los más poderosos», finaliza.