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Urge la aplicación del «pacto para el ejercicio ejemplar de la política»

(Endika PORTILLO | FOKU)

PNV y PSE están intentando convencer al mundo de que fue EH Bildu quien dejó fuera de Gogora a la víctima de la «Triple A», porque ellos se repartieron dos cada uno y le dijeron a EH Bildu que eligiera si quedaba fuera Paco Etxeberria o Pilar Garaialde, a lo que la coalición se negó, al entender que con 27 escaños tenían derecho a dos. Y en su cruzada usan conversaciones privadas imposibles.

El lehendakari Imanol Pradales arrancó el curso en Donostia presentando un «pacto para el ejercicio ejemplar de la política en Euskadi», cuyo décimo punto propone «actuar con total honestidad en la actividad política, sin trampas, juego sucio u otras artimañas, con un reconocimiento recíproco de los discrepantes y una actitud constructiva en el disenso».

El miércoles pasado, en la Comisión de Justicia y Derechos Humanos, se votó la elección de las cinco personas independientes que formarán parte de la dirección de Gogora. PNV y PSE decidieron que, por su mayoría absoluta, iban a tener dos representantes cada uno, y dejar a EH Bildu solo con uno. Cabe recordar que EH Bildu tiene los mismos 27 escaños que el PNV, más del doble que los 12 del PSE. Aun así, dejaron fuera a Pilar Garaialde, hija de un taxista al que mató la «Triple A» en 1982 y que la justicia no quiso investigar.

EH Bildu denunció que, además de privarles de algo que por proporcionalidad de la voluntad popular les correspondía, PNV y PSE habían decidido dejar fuera de Gogora a una víctima del terrorismo de Estado.

PNV y PSE acusan a EH Bildu públicamente de mentir

El sábado, en el programa El Parlamento en las Ondas de Radio Euskadi, los portavoces de PNV y PSE acusaron a EH Bildu de «mentir» y actuar de «forma bastante desleal». Defendieron que suman mayoría para «haber tenido si querían los cinco miembros» que se iban a designar, pero decidieron «ceder uno» a EH Bildu y le pidieron que eligieran entre los dos que proponían, a lo que la formación soberanista se negó. Ante ello, optaron por «votar a Paco Etxeberria explicándoselo a Bildu, porque era uno de los miembros que ya venía del anterior mandato». Por ello, según ellos, fue EH Bildu quien dejó fuera a Pilar Garaialde.

Ayer, el portavoz del PNV dio un paso más en Euskadi Irratia diciendo que hablaron entre los socios «y decidimos que el PSE tuviera dos miembros, el PNV otros dos y a EH Bildu le dijimos que nuestra propuesta era que tuvieran un miembro». Y añadió que «yo hablé con la coordinadora del grupo parlamentario de EH Bildu, Oihane Etxebarrieta, y sus palabras fueron que no lo compartían, pero que entendían la explicación».

Resulta difícil hacer creer que un grupo dé por bueno que se rebaje su representación en cualquier institución, pero escapa a las buenas prácticas parlamentarias hacer uso de las conversaciones privadas y más aún desfigurarlas.

Oihane Etxebarrieta lo negó ayer directamente, reprochando al PNV que «hablando de verdades y mentiras ha evidenciado la mala costumbre que tienen de entender las instituciones y de repartirse los sillones». Y la portavoz, Nerea Kortajarena, cuando le preguntaron, respondió que «el hecho de que el portavoz de un partido como el PNV tenga que recurrir a conversaciones privadas para justificar su posición política es de aurora boreal, telita marinera».

Y también se intentó usar el condón

Sobre la ética, también hay que decir que en los pasillos de la Cámara ha trascendido que hubo un intento desde filas jeltzales para intoxicar a un medio asegurando que había un vídeo en el que se veía a un parlamentario de EH Bildu involucrado en la colocación del famoso condón que apareció en una sala de comisiones, lo que es doblemente falso, porque ni hubo tal acción ni existe el vídeo.

Urge, pues, quizá no un pacto escrito, pero si actuar con honestidad y empezar a admitir que las instituciones no son un cortijo propio.