Paloma Castro, delegada de Aemet: «Nuestro aviso rojo significa no salgas de casa»
Los meteorólogos eran conocedores a tiempo real de que lo que estaba sucediendo en Valencia no tenía precedentes. «Yo lo escribí en el Twitter, no recuerdo bien la hora. Lo hice, sobre todo, con ánimo de tranquilizar, porque en esta zona la DANA no iba a tener ese impacto», comenta Paloma Castro, delegada de Aemet para Nafarroa y La Rioja.
Castro hace referencia a dos mensajes que colgó en X desde la cuenta Aemet Rioja y retuiteó después como Aemet Navarra. El primero tiene varias imágenes satelitales que la meteoróloga tilda de «impresionantes» y se lanzó a las 20.31, minutos después de que Carlos Mazón se decidiera a lanzar el aviso por SMS a los valencianos. El segundo mensaje de Castro, hilado al anterior, recoge datos de precipitación de las estaciones de Utiel, Barx y Caravaca con el comentario «día para la historia de la meteorología en España».
Castro admite que los modelos no saben predecir las DANA de forma precisa, por lo que Aemet activó el aviso rojo «cuando estimamos que las precipitaciones podían superar los 180 litros en 24 horas. Decimos superar, pueden ser más». Como esas condiciones se dieron, el aviso aparece a las 7.36 de la mañana del día 29.
«En Aemet no declaramos la alerta roja con un umbral bajo, para nada. Hablamos de que caiga en un día todo lo que llueve en Toledo en un año», ejemplifica esta delegada. «Nuestro aviso rojo significa no salgas de casa, equivale al negro de la DGT cuando indica que no cojas una carretera», aclara la responsable.
Según expone, al ser el nivel máximo es una horquilla. No prevén lluvias entre tantos y tantos litros como en niveles de alerta inferiores, sino que es abierto. «No sabemos cuánto puede dejar una DANA, no se pueden poner puertas al mar, el aviso rojo es el tope. Es la manera que tenemos en la Aemet de pedirte, por favor, que no te pongas en peligro».
La experta remarca que la DANA tuvo dos franjas muy bien establecidas, lo que agigantó un fenómeno habitual en otoño en el Levante peninsular. También apunta que la temperatura del agua del Mediterráneo, anormalmente alta tras dos veranos consecutivos en los que se han superado los 30 grados, puede explicar esta singularidad histórica.
Trenes de tormentas
Más impresionante que la superación en varios puntos de medición de esos 180 litros diarios fue la ferocidad con la que llovió, la intensidad. En Carcaixent, por ejemplo, cayeron 22 litros en solo diez minutos.
Además de torrenciales, fueron lluvias continuadas. Si bien, la meteoróloga explica que no se trató de una única tormenta, sino que la atmósfera generaba una tormenta tras otra. Técnicamente fueron «trenes de tormentas», explica Paloma Castro.
Esta virulencia es la que provocó el «desastre hidrológico», porque «no hay manera de que el terreno aguante cantidades de aguas tan excesivas». Cosa distinta, expone la delegada, es lo que ocurrió en Nafarroa, donde la DANA también se sintió, principalmente en Monteagudo, con más de 40 litros de agua, que el terreno pudo absorber sin mayor problema.
Un segundo elemento dañino fue el recorrido relativamente inhabitual de la DANA. Según relata la delegada, primero se movió de este a oeste y, después, justo en sentido contrario. De este modo, el tren de tormentas regresó a zonas con el terreno ya anegado que no pudo absorber la segunda avenida de agua.